Sustituciones
Creo que era T. S. Kuhn quien en La estructura de las revoluciones cient¨ªficas aseguraba que mientras no hay un paradigma de recambio conviene funcionar con el antiguo, aunque se sepa err¨®neo. Se ha demostrado que resulta imposible vivir sin paradigma. Pongamos que hemos descubierto la falsedad del geocentrismo, pero que no estamos en disposici¨®n de demostrar el heliocentrismo. Pues nada, que contin¨²e el Sol dando vueltas alrededor de la Tierra unos a?os o unos siglos m¨¢s. ?Qu¨¦ problema tenemos? Es lo que ha venido a decir Ram¨®n J¨¢uregui para justificar la no retirada del crucifijo en las tomas de posesi¨®n de los ministros y altos cargos. Carecemos de un ritual alternativo. ?Qu¨¦ ponemos en lugar del crucifijo? Pues ahora mismo no se nos ocurre, la verdad, de modo que, entre el disparate y el vac¨ªo, nos quedamos con el disparate.
Si los marcianos nos preguntaran por qu¨¦ nos comprometemos a cumplir con nuestra obligaci¨®n ante un se?or clavado a unos maderos en forma de cruz, les dir¨ªamos que porque no tenemos otra cosa. No se nos ocurre con qu¨¦ sustituirlo. Bastante trabajo nos cost¨® sustituir las im¨¢genes de Franco. De hecho, algunas siguen en su sitio por falta de paradigma de recambio, que dir¨ªa Kuhn. Sucede lo mismo con las bodas. La gente se sigue casando por la Iglesia porque el ceremonial resulta enormemente sugestivo. No vas a comparar una catedral con un juzgado. En cuanto a los funerales de Estado, tres cuartos de lo mismo. Por fortuna, no es lo mismo un funeral de Estado que un funeral del Estado, aunque al paso que vamos tampoco ser¨ªa raro que asisti¨¦ramos a sus exequias. Para el Estado, en cambio, s¨ª tenemos recambio: la banca, la Iglesia y la empresa privada en general, que en muchos casos ya funcionan en nuestras vidas como un Estado paralelo. En algunos pa¨ªses afortunados tienen adem¨¢s una mafia.
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