Villalonga SA busca la fama
El ex presidente de Telef¨®nica llega alValencia para participar en todos los negocios que se tercien, deportivos o no
"Yo estoy donde est¨¢ el negocio". Esa frase era una de las favoritas de Juan Villalonga cuando presid¨ªa Telef¨®nica. La pronunciaba en cuanto se le presentaba la ocasi¨®n, con aquel estilo directo y agresivo que le caracteriz¨®. Ahora, nada m¨¢s cerrar el acuerdo que le liga al Valencia C. F., la ha vuelto a repetir. ?Hay mejor carta de presentaci¨®n que esas palabras? Juan Villalonga Navarro (55 a?os) es de origen valenciano, aunque naci¨® en Madrid y, futbol¨ªsticamente, siempre se ha sentido madridista ac¨¦rrimo. Pero el negocio est¨¢ en tierras valencianas y all¨ª se ha marchado, lo que permite al controvertido ejecutivo volver a campear por Espa?a. El aterrizaje le concede una segunda oportunidad ocho a?os despu¨¦s de haber sido obligado a abandonar Telef¨®nica por el Gobierno, presidido entonces por su amigo y compa?ero de colegio Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar, el mismo que le hab¨ªa nombrado.
En los ¨²ltimos a?os ha vivido en Miami y Londres, y apenas ha pisado Espa?a
"Yo estoy donde est¨¢ el negocio", ha asegurado a su llegada al Valencia
El inefable Villalonga, que meses atr¨¢s protagoniz¨® dos intentos fallidos de hacerse con el Valencia, se conformar¨¢ de momento con gestionar la entidad sin tener acciones. El m¨¢ximo accionista, el promotor inmobiliario Juan Soler, conserva un 37% del capital social, pero le cede el mando. El contrato le vincula al club al menos tres a?os y ha sido redactado por su ¨ªntimo amigo Jos¨¦ Mar¨ªa Mas Millet, abogado valenciano al que convirti¨® en secretario del consejo de Telef¨®nica y con el que perge?¨® todas las operaciones del grupo, entre ellas las escandalosas stock options -opciones sobre acciones- que hicieron millonarios a los principales ejecutivos de la compa?¨ªa. Villalonga, que se llev¨® 18 millones de euros, fue el principal beneficiario.
El ex presidente de Telef¨®nica cobrar¨¢ una comisi¨®n por cada operaci¨®n financiera que haga y delegar¨¢ la parcela deportiva, aunque se asegura su control. Quiere mandar y aprovechar la plataforma del club para participar en todos los proyectos, ajenos o no al f¨²tbol, que se tercien. Su objetivo es construir un Valencia competitivo, al estilo de lo que ha visto hacer en Londres a su idolatrado Roman Abramovich con el Chelsea. A Villalonga le gustar¨ªa ser como el magnate ruso. Toc¨® la gloria en una ocasi¨®n y necesita volver a sentir las cosquillas del poder. Quiso hacerlo en el Liverpool, pero fracas¨®. Llega al Valencia para conseguirlo.
Villalonga vive desde hace m¨¢s de dos a?os en la capital inglesa, donde adquiri¨® un lujoso palacio en Kensington -uno de los barrios exclusivos de la capital inglesa- a Conrad Black, propietario de publicaciones como el Daily Telegraph e implicado en varios esc¨¢ndalos financieros. Durante su mandato y al dejar Telef¨®nica -con una indemnizaci¨®n multimillonaria que nunca se conoci¨®-, hab¨ªa fijado su exilio dorado en Miami. Desde all¨ª busc¨® nuevas actividades.
Tras ser consejero de varias compa?¨ªas estadounidenses, como Univisi¨®n o McLeod, centr¨® sus intereses en el proceso de privatizaciones de las telecomunicaciones rusas. Entonces prefiri¨® trasladarse a Londres. La City estaba m¨¢s cerca de sus nuevos negocios. A trav¨¦s del fondo Emergent Telecom Ventures compr¨® en 2005 PeterStar, la operadora de m¨®viles de San Petersburgo, y entr¨® como consejero en MegaFon, la tercera compa?¨ªa celular de Rusia. Adem¨¢s, preside Telnic, dedicada a la gesti¨®n de registros de Internet, y es consejero del banco portugu¨¦s Espirito Santo.
En los ¨²ltimos ocho a?os apenas ha pisado Espa?a y se ha mantenido alejado de Aznar, tras el deterioro de sus relaciones por la salida de Telef¨®nica y la ruptura de su matrimonio.
Precisamente, Villalonga fue el primer presidente de empresa p¨²blica que nombr¨® el Gobierno del PP tras ganar las elecciones de 1996. El mayor m¨¦rito de aquel directivo de Bankers Trust que hab¨ªa trabajado en McKinsey y Banco Santander era haber compartido pupitre con Aznar en el Colegio del Pilar. Sobrino nieto de Ignacio Villalonga, fundador del Banco Central, era un desconocido que pronto agradeci¨® estar al frente del primer grupo empresarial espa?ol. Imprimi¨® una velocidad de v¨¦rtigo a la compa?¨ªa, en la que lo primero que hizo fue rodearse de una guardia pretoriana de amigos que cubriera bien todos los flancos aunque supieran poco de telecomunicaciones.
Despu¨¦s de abordar la privatizaci¨®n del 21% del capital que quedaba en manos p¨²blicas, puso en marcha su libro de estilo particular. Redujo la plantilla en m¨¢s de 20.000 personas, segreg¨® el grupo en filiales y las coloc¨® en Bolsa ("ponerlas en valor" era el eufemismo en boga de la ¨¦poca); busc¨® alianzas con los grandes grupos internacionales aunque fuera elaborando planes en servilletas de papel de restaurantes de lujo; hizo fichajes pol¨¦micos como el del ex comisario Martin Bangemann, que antes hab¨ªa supervisado el sector ("el Ronaldo de las comunicaciones", le defini¨® este aficionado al f¨²tbol metido ahora a empresario del deporte); conquist¨® el mundo de la nueva econom¨ªa con la compra del portal Terra sin reparar en gastos, y cre¨® un grupo multimedia con la entrada en diversos medios de comunicaci¨®n. En pocos meses, se hab¨ªa convertido en el m¨¢s poderoso. Y se lo cre¨ªa.
Poco importaba el coste para una empresa que, a su juicio, originaba cada d¨ªa el suficiente cash-flow -flujo de caja- como para adquirir cualquier medio. Tir¨® de chequera y se hizo con Antena 3, Onda Cero, entr¨® en Pearson y fund¨® V¨ªa Digital con el respaldo y las bendiciones del Gobierno, que le utiliz¨® para su guerra medi¨¢tica contra el grupo PRISA (editor de EL PA?S).
Tambi¨¦n empez¨® a tener reveses. Comenz¨® a coleccionar multas por impedir la competencia; compr¨® por una cifra astron¨®mica el grupo holand¨¦s Endemol, por lo que declar¨® ante el juez Garz¨®n por presunto despilfarro; infl¨® el valor de Terra tras sacarla a Bolsa provocando la ruina de muchos peque?os accionistas; inici¨® negociaciones para aliarse con BT y finalmente cambi¨® de caballo para hacerlo con MCI Worldcom, a cuyo propietario (Bennie Ebbers, despu¨¦s condenado a 25 a?os de c¨¢rcel por fraude) hizo consejero. Utilizaba el avi¨®n de la compa?¨ªa para trasladarse a fiestas en capitales europeas con ilustres acompa?antes (como una en Par¨ªs en la que vol¨® con Pedro J. Ram¨ªrez, director de El Mundo, con el que manten¨ªa una estrecha amistad y comparti¨® proyectos multimedia), constituy¨® las pol¨¦micas stocks options...
Provoc¨® tantos incendios que algunos miembros del Gobierno le empezaron a cuestionar, mientras Aznar miraba para otro lado. El principio del fin de su relaci¨®n con el ex presidente lleg¨® cuando se conoci¨® el idilio con la mexicana Adriana Abascal, viuda de Emilio Azc¨¢rraga, El Tigre, propietario de Televisa. Rompi¨® con su esposa Concha Tallada, con la que tiene tres hijos, y eso dinamit¨® la amistad con el matrimonio Aznar-Botella, con el que hab¨ªa compartido vacaciones, viajes y confidencias (Villalonga es padrino de uno de los hijos de los Aznar, Alonso).
El ejecutivo pasaba la mayor parte del tiempo en Miami, desde donde dirig¨ªa la empresa por videoconferencia. Y en esas lleg¨® el momento que estaba esperando el Gobierno. Villalonga sac¨® adelante la fusi¨®n con el grupo holand¨¦s KPN con el voto en contra de los seis representantes del n¨²cleo duro (BBVA y La Caixa); pero se top¨® con la oposici¨®n del vicepresidente segundo y ministro de Econom¨ªa, Rodrigo Rato, que defenestr¨® la operaci¨®n echando mano de la denominada acci¨®n de oro, que daba al Ejecutivo la potestad de decidir sobre una empresa privatizada aun a sabiendas de que Bruselas se opon¨ªa a ella.
Villalonga mordi¨® el polvo. Al poco tiempo, presionado, present¨® la dimisi¨®n. Era el verano de 2000. Le sustituy¨® C¨¦sar Alierta, uno de sus consejeros, que deshizo pr¨¢cticamente todo lo que hab¨ªa iniciado su antecesor.
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