Turismo y Cultura
Se ha plantado entre nosotros esa cosa fantasmal pero contundente llamada "crisis" y se nota. Uno escucha lamentos de que este a?o viene poco turista y se mira hacia arriba y el cielo tiene nubes y claros pero pocos aviones. Llegan menos turistas a nuestros tres aeropuertos.
Pero leemos en una pared "O turismo ¨¦ colonialismo", y reflexionamos: es verdad, puede serlo. A veces lo sentimos como una ocupaci¨®n que arrasa la vida local, la vida propia, pero recordamos que en Nueva York hay turistas por todas partes, el turismo es all¨ª un gran motor econ¨®mico, y sin embargo es NY, su cultura, marcas, modas, lengua..., la que nos coloniza a todos. Parece ser que el turismo es m¨¢s o menos perjudicial o provechoso dependiendo de las relaciones de poder.
Una atracci¨®n que se llama Cidade da Cultura debe de tener, sobre la econom¨ªa, un sentido m¨¢s amplio
El pa¨ªs con poder se aprovecha del turismo, recibir turistas le permite incluso exportar su imagen y su cultura, pues sus visitantes act¨²an como agentes transmisores a su servicio, se llevan con ellos productos del pa¨ªs y un mensaje cultural. Son los pa¨ªses d¨¦biles los que se dejan destruir por los visitantes. Eso s¨ª, el turismo transforma los lugares, los vac¨ªa, nos da su dinero a cambio de pedazos de alma. Eso hay que saberlo, es la letra peque?a del contrato, querido Mefist¨®feles.
La crisis afecta y va a afectar m¨¢s al turismo, esa fuente de ingresos para tantas personas. Los gobernantes tendr¨¢n que inventar maneras de atraer el turismo a nuestras ciudades, puertos, r¨ªas, campos dejados a xestas y eucaliptos y monta?as horadadas por canteras.
Hoy la gente viaja por los motivos m¨¢s extra?os, una de las cosas m¨¢s sorprendentes es ver cu¨¢nta gente va a Bilbao para ver un edificio o un museo, lo que es bien raro, sin duda un verdadero logro de la comunicaci¨®n. Pero nosotros estamos aqu¨ª construyendo un gran complejo de edificios, museos y cosas por el estilo, as¨ª que es razonable esperar que tambi¨¦n consigamos atraer turismo. Porque de eso se trata, la Cidade da Cultura nunca trat¨® de ser un foco de creaci¨®n cultural, eso se hace con talento y trabajo, muchas veces en soledad, no con dinero. Su naturaleza es la de un evento permanente, una m¨¢quina de generar atracci¨®n tur¨ªstica.
Hay algo de brutal en el proyecto, uno preferir¨ªa que se separase la palabra cultura del poder, pero entonces no tendr¨ªamos pr¨¢cticamente nada de lo que hoy consideramos cultura, desde las obras pintadas o compuestas por encargo de Leonardo, Miguel ?ngel o Bach hasta lo escrito para el p¨²blico de masas por Shakespeare, Cervantes o Mozart. Hay otras obras en los m¨¢rgenes del patrocinio o el mercado pero, a¨²n siendo razones contrarias, el arte y el poder siempre tuvieron tratos m¨¢s o menos ocultos. Y si entendemos que el turismo da trabajo y crea riqueza debemos concluir que puede sernos ¨²til como pa¨ªs. En ese caso nos debe alegrar que tras una lent¨ªsima digesti¨®n para tragarse un proyecto heredado tan vac¨ªo, tan viciado, sin consenso pol¨ªtico ni apoyo social, el proyecto econ¨®mico "Cidade da Cultura" madure empresarialmente.
Parece que se van a implicar en el proyecto todas las grandes empresas del pa¨ªs. Algunas ya patrocinan centros como el Reina Sof¨ªa; debieran en este caso tener un compromiso mayor. La Xunta bipartita decide poner al frente del proyecto a un banquero, pues bueno, ojal¨¢ lo haga bien. O sea, rentable. Ojal¨¢ sea una turbina que atraiga gente, ¨¦se debe ser el objetivo primero y si no lo cumple es que la m¨¢quina no funciona.
Aunque sobre ese objetivo b¨¢sico debe haber otras intenciones, una atracci¨®n que se llama Cidade da Cultura debe de tener, sobre la econom¨ªa, un sentido m¨¢s amplio. Debe ser un lugar abierto y cuyo argumento sea el reconocimiento de todas las personas y culturas y la propuesta permanente de un mundo en paz. Pero ser¨ªamos tontos si adem¨¢s no nos sirve para poner el nombre de Galicia en el mundo. Debemos tener la inteligencia de que, de un modo natural, el visitante a nuestro pa¨ªs se lleve el conocimiento de que aqu¨ª existe un territorio hist¨®rico y cultural, una lengua. Debi¨¦ramos conseguir que "Galicia" (que en la lengua del pa¨ªs tambi¨¦n es "Galiza") sea una marca amable, atractiva y moderna.
El turismo no debe de ser nuestro ¨²nico recurso econ¨®mico para vivir, eso nos har¨ªa rehenes de los visitantes, pero para afrontar esta crisis la Cidade da Cultura debe aumentar nuestro PIB. En un pa¨ªs con carencias y en un mundo con tantas necesidades, si metemos tanto dinero ah¨ª debemos rentabilizarlo.
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