Genocida en ejercicio
La Corte Penal Internacional pone nombre a lo que sucede en Darfur e identifica al responsable
En una decisi¨®n hist¨®rica y cargada de implicaciones, el fiscal jefe de la Corte Penal Internacional ha pedido la detenci¨®n del presidente de Sud¨¢n, Omar Hasan el Bashir, al que acusa de dirigir una campa?a de genocidio en Darfur que ha acabado con la vida de decenas de miles de personas desde 2003 y provocado la huida de m¨¢s de dos millones. Luis Moreno-Ocampo dijo ayer que la decisi¨®n de exterminar a grupos ¨¦tnicos no ¨¢rabes que habitan la vasta regi¨®n occidental del mayor pa¨ªs de ?frica -genocidio que los pa¨ªses africanos han ignorado desde el comienzo y las potencias occidentales hasta que se hizo insoportablemente notorio- fue adoptada personalmente por El Bashir.
Jartum se ha mofado de la decisi¨®n de un tribunal que no reconoce. La Uni¨®n Africana ha puesto el grito en el cielo y pedido la suspensi¨®n de la iniciativa judicial. La Liga ?rabe se reunir¨¢ de urgencia esta semana. Durante todos estos a?os, el d¨¦spota El Bashir ha torpedeado sistem¨¢ticamente el despliegue en su pa¨ªs de una fuerza contundente de Naciones Unidas para poner fin a sus atrocidades masivas. Lo ha hecho con el apoyo de sus aliados chino y ruso, los mismos a los que ahora va a recurrir para intentar parar el golpe en Consejo de Seguridad.
Nadie espera que el tirano sudan¨¦s, primer jefe de Estado en ejercicio cuya captura se solicita, sea detenido de la noche a la ma?ana. Pueden pasar meses o incluso a?os. Pero, como muestran los casos de otros relevantes criminales de guerra, como el serbio Slobodan Milosevic o el liberiano Charles Taylor, la era del exterminio impune desde el poder parece liquidada. La decisi¨®n del fiscal jefe de La Haya ha sido presentada por sus detractores como contraria a los intereses de la paz, no s¨®lo en Sud¨¢n, sino en pa¨ªses vecinos donde repercuten ampliados los cr¨®nicos y mort¨ªferos conflictos civiles del gigante africano.
Un tirano acosado es m¨¢s peligroso, y, presumiblemente, El Bashir har¨¢ honor en los pr¨®ximos meses a su condici¨®n. Pero es falaz presentar la decisi¨®n judicial como contraria a la concordia. No se siega ninguna esperanza cuando el escenario de una supuesta paz ha sido convertido en un cementerio colosal a lo largo de cinco a?os con el silencio c¨®mplice de casi todos. El presidente sudan¨¦s ha sido llamado por su nombre en la Corte Penal Internacional y debe pagar por ello. Pese a quien pese.
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