Martinsa como s¨ªntoma
La mayor suspensi¨®n de pagos de Espa?a revela la p¨¦sima gesti¨®n del ladrillo y la anemia financiera
La convulsi¨®n inmobiliaria que tem¨ªan el Gobierno y los mercados ha llegado en forma de suspensi¨®n de pagos de Martinsa-Fadesa, el mayor grupo promotor espa?ol por volumen de activos. Aspectos anecd¨®ticos aparte -el concurso de acreedores o suspensi¨®n de pagos es el mayor de la historia econ¨®mica espa?ola-, este desastre se explica por la profunda recesi¨®n que est¨¢ sufriendo el mercado inmobiliario espa?ol despu¨¦s de dos d¨¦cadas de burbuja inmobiliaria, durante las cuales las compa?¨ªas se han lanzado a una endiablada espiral de endeudamiento y exceso de construcci¨®n. Cre¨ªan estar ante la fiesta interminable, pero se han encontrado con las dificultades de las instituciones financieras para mantener el flujo necesario de pr¨¦stamos en una coyuntura de estrangulamiento casi universal de la liquidez.
No ser¨ªa de justicia tratar con distancia las causas de este cataclismo inmobiliario. Es necesario aproximarse al cat¨¢logo de desprop¨®sitos que han cometido las inmobiliarias para entender las razones de este crash inmobiliario. Una de las causas m¨¢s pr¨®ximas hay que buscarla en la falta de prudencia con que se han gestionado los negocios del ladrillo. No eran pocos los responsables de promotoras y constructoras -entre otros, el propio presidente de Martinsa, Fernando Mart¨ªn- que negaban, despu¨¦s del inquietante verano de 2007, que los precios de los activos inmobiliarios fueran a desplomarse o que hubiera en ciernes una contracci¨®n del mercado. Con esta falta de perspicacia y operaciones indigeribles, como la compra de Fadesa, no es de extra?ar que Martinsa, con unos activos de m¨¢s de 10.000 millones de euros y una deuda que se aproxima a los 7.000 millones, hiciera mal sus c¨¢lculos y se encontrara con que ahora no puede obtener un cr¨¦dito de 150 millones. Los acreedores financieros han examinado las cuentas de Martinsa y han dictaminado que no genera ingresos suficientes para respaldar nuevos pr¨¦stamos. Es un an¨¢lisis riguroso del mercado que deber¨ªa haberse aplicado durante los 10 a?os de vacas gordas; otro gallo cantar¨ªa ahora.
La otra fuente de inquietud que se manifiesta en esta crisis es la penosa situaci¨®n del mercado financiero. La restricci¨®n anormal del cr¨¦dito puede suponer el golpe de gracia para negocios sostenidos en activos inflados por la especulaci¨®n, como ser¨ªa el caso de Martinsa, pero tambi¨¦n asfixiar¨¢ la financiaci¨®n regular de las empresas solventes.
En este punto exacto surge la responsabilidad del Ejecutivo. No se trata de que el sector p¨²blico socorra a las inmobiliarias, por m¨¢s que pueda haber muchas empresas tan enfermas como Martinsa. Las reglas de juego exigen que se paguen los excesos de oferta y de precios. Pero la Administraci¨®n debe reconocer la gravedad de la crisis. Y una de las mejores formas de hacerlo es examinar c¨®mo se puede corregir la sequ¨ªa del cr¨¦dito. Para que no paguen justos por pecadores inmobiliarios.
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