Berlusconi contra el Estado constitucional
Siendo como es un imputado -en rigor poli-imputado-, lo l¨®gico ser¨ªa titular al rev¨¦s: "El Estado italiano contra Berlusconi". Pero no, Berlusconi, en su condici¨®n de premier, ha sabido dotarse de un inusual estatus de privilegio. A golpe de mayor¨ªa puede legislar, y lo hace, sobre el derecho y el proceso penal y sobre el poder judicial, para decidir sus propias causas del modo m¨¢s favorable a sus intereses. Y es que de intereses se trata.
En efecto, porque Berlusconi, heredero -tambi¨¦n, o sobre todo, en lo econ¨®mico- de la vieja pol¨ªtica italiana, la misma que un d¨ªa ocup¨®, masivamente y por propios m¨¦ritos, el banquillo de los acusados, lleg¨® y ha vuelto al poder de una manera muy particular. Como hombre de empresa o, m¨¢s precisamente, como empresa. Es decir, del mismo modo y con id¨¦ntica l¨®gica que un grupo econ¨®mico ampl¨ªa su espacio, incrementa su cuota de mercado: sin reparar en medios, sin sentido del l¨ªmite y con una irrefrenable tendencia al monopolio. Ahora en lo pol¨ªtico, que en su proyecto no es otra cosa que "un activo". Otro m¨¢s y "valorizable" en la misma clave de rendimiento puramente mercantil que los de sus innumerables sociedades.
El Parlamento italiano se est¨¢ transformando en un bufete a su servicio
Es verdad que Berlusconi puso de manifiesto una gran preocupaci¨®n por aparecer ante la ciudadan¨ªa como exponente de lo nuevo, de otro modo de entender el poder y de gestionarlo, en una in¨¦dita clave de eficacia, que servir¨ªa para difundir socialmente, para socializar, con su prometido modelo alternativo de gesti¨®n de lo p¨²blico, el propio triunfo personal: ¨¦xito y bienestar para todos. Pero lo cierto es que las ra¨ªces del berlusconismo son bien identificables y est¨¢n, precisamente, en Tangentopoli. No s¨®lo porque Il Cavaliere se benefici¨® del padrinazgo de Craxi, otro ilustre imputado; ni porque, seg¨²n ha confesado, como ¨¦l sienta la tentaci¨®n de "marcharse al extranjero a gozar de los dineros merecidamente acumulados". Sino, sobre todo, y como ha escrito Ferrajoli, porque lo suyo es el perfeccionamiento del craxismo. Pues si en ¨¦ste, aun bajo apariencia de lo contrario, la econom¨ªa estaba comprando a la pol¨ªtica y subordin¨¢ndola a sus intereses; con Berlusconi, el poder econ¨®mico se convierte ¨¦l mismo en poder de gobierno, dando lugar a un Estado patrimonial de nuevo cu?o, en el que la pol¨ªtica queda definitivamente reducida a la condici¨®n de simple variable de la econom¨ªa. Por eso -dice expresivamente el mismo autor-, Italia es hoy el reino de la "antipol¨ªtica", ya que la pol¨ªtica es, por definici¨®n, representaci¨®n de intereses generales y p¨²blicos, y lo representado en este caso son intereses particulares. De ah¨ª que la hist¨®rica y noble referencia ideal a la polis est¨¦ perdiendo todo su sentido.
Por eso, si en la perspectiva de que el peculiar macroempresario (Fininvest, Mediaset, Publitalia...) accediera al poder, la envergadura y el perfil, en gran parte medi¨¢tico, de su imperio, suscit¨® en la opini¨®n p¨²blica despierta y sensible la preocupaci¨®n por el conflicto de intereses, lo que ¨¦sta tiene ahora ante los ojos es una definitiva confusi¨®n de intereses, que es al mismo tiempo una brutal concentraci¨®n de poder. Y, es obvio, cuando ¨¦ste ocupa todo el campo, no hay lugar para la legalidad, excepto el subordinado e instrumental que ¨¦sta tiene asignado en el berlusconiano proyecto. Y otro tanto sucede con la jurisdicci¨®n.
Que as¨ª es, ya result¨® patente en la etapa anterior, en el uso desprejuiciado y escandaloso de la mayor¨ªa parlamentaria por parte del Signor B, con la adopci¨®n de medidas bien calificadas de regalos a la econom¨ªa ilegal. Al favorecer la importaci¨®n de capitales exportados ilegalmente, mediante el pago de un rid¨ªculo porcentaje. Con la atenuaci¨®n de la pena o la despenalizaci¨®n de las falsedades contables (falso in bilancio). Con el tratamiento ultraformalista dado a las comisiones rogatorias, para neutralizar sus efectos, claramente en favor de los procesados de su mismo rango. Con el acortamiento de los plazos de prescripci¨®n de algunos delitos...
Entonces se habl¨® de leyes ad personam, al calificar las aprobadas para dar una salida a las situaciones procesales que complicaban la vida del especial¨ªsimo imputado. Ahora, su inter¨¦s personal requiere "elevar el tiro", y por ello ampl¨ªa el alcance de las medidas. As¨ª pone a salvo de las interceptaciones telef¨®nicas a los delincuentes de cuello blanco. Y para escapar de la causa seguida por la corrupci¨®n de un testigo (caso Mills), transforma el Parlamento en un bufete a su servicio y le hace aprobar dos leyes que suponen la suspensi¨®n de todos los procesos por delitos conminados con pena inferior a 10 a?os (unos 100.000) y la inmunidad para los m¨¢s altos cargos.
Por todo, tiene raz¨®n Dogliani al se?alar que lo que realmente est¨¢ en riesgo es la forma de Estado, el contenido mismo del pacto constituyente, la constituci¨®n material.
Perfecto Andr¨¦s Ib¨¢?ez es magistrado.
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