Mi encuentro con Dolly
Hay muchas cosas que har¨ªa gratis, y otras que pagar¨ªa por hacer y desde luego conocer a Dolly Parton est¨¢ dentro de este ¨²ltimo grupo indudablemente. Pues bien, esta primavera le hice una entrevista a la reina del country y efectivamente pagu¨¦ por hacerla. Os explico c¨®mo fue. Un martes por la tarde, que no ten¨ªa nada que hacer, llam¨¦ a cobro revertido a la oficina de representaci¨®n de la cantante y dije que trabajaba para una revista llamada Disparando a los botes, especializada en folk y m¨²sica de ra¨ªces. Les cont¨¦ que estaba muy interesado en hacerle un reportaje a Dolly Parton y que me desplazar¨ªa a donde hiciera falta. Tambi¨¦n dije que me llamaba Nicol¨¢s. Dos d¨ªas despu¨¦s me respondieron que adelante con los faroles y a la ma?ana siguiente estaba cogiendo un vuelo destino Knoxville, Tennessee. Para esta operaci¨®n ped¨ª 3.000 euros a Cofidis y a¨²n me sobraron 30. ?A que soy un genio? Contin¨²o.
Mi ansiado encuentro con la gran dama americana no se produjo hasta el domingo por la ma?ana y fue en la puerta de uno de sus parques tem¨¢ticos, llamados Dollywood, que estaba cerrado para nosotros. Ella me esperaba montada en un corcel negro, no os lo perd¨¢is, vestida con un traje de chaqueta blanco con minifalda, unas botas color fucsia y un sombrero de cowboy tambi¨¦n blanco. Sobre si el traje ten¨ªa flecos, os dir¨¦ que s¨ª ten¨ªa flecos. Me propuso que di¨¦ramos un paseo a caballo y yo acced¨ª por supuesto, minutos despu¨¦s mi yegua blanca me tiraba de la montura y me arrastraba unos 25 metros aproximadamente. Le hice creer que hab¨ªa sido una broma pero la cara que puso fue un cromo.
-He pensado que hagamos la intervi¨² en la sala de espejos del parque -me dijo-.
-De acuerdo, siempre me ha gustado esa atracci¨®n, pero vamos andando si no te parece mal.
El sal¨®n en cuesti¨®n me record¨® a la casa m¨¢s divertida de Tejas, las paredes estaban forradas con ante rojo y hab¨ªa almohadones con flecos por aqu¨ª y por all¨¢. Dolly se plant¨® delante de un espejo y me pidi¨® que me pusiera a su lado. Bromeamos con nuestros reflejos deformados y pasamos un buen rato, aunque por momentos me daba la sensaci¨®n de que su espejo no estaba trucado, pero era un efecto ¨®ptico. En un momento dado se puso seria y me mir¨® a los ojos.
-?Te das cuenta? Estos espejos son como una met¨¢fora de la vida.
-No te sigo, Dolly Parton.
-S¨ª, es como una met¨¢fora de c¨®mo somos y de c¨®mo realmente nos ve la gente... O bueno, al rev¨¦s.
-?Quieres decir que da igual nuestro aspecto f¨ªsico, o la imagen que los dem¨¢s tienen de nosotros porque lo importante est¨¢ en el interior?
-No pillas una, Nicol¨¢s. Al menos en este mundo lo m¨¢s importante es nuestra imagen, que seamos guapos o atractivos hace que las cosas sean m¨¢s llevaderas. Mi lema es: "Quiz¨¢s deprimida pero bien parecida". Qu¨¦ m¨¢s da si est¨¢s triste si tu sonrisa luce radiante. M¨ªrame, t¨² dir¨ªas que he tenido ¨¦xito o que soy una mujer desdichada. Cualquiera que me vea pasar con mi melena rubia dir¨¢: "Ah¨ª va una estrella". Es as¨ª de sencillo. Y una ¨²ltima cosa, si para conservar mi atractivo tengo que recurrir a alg¨²n retoque, no dudes ni por un instante, muchacho, que lo har¨¦.
-Yo cre¨ªa que ya lo hab¨ªas hecho.
-Ahora tengo que marcharme, m¨¢ndame el reportaje cuando est¨¦ publicado.
Mont¨® su caballo negro y se fue cabalgando. Fue un encuentro incre¨ªble. Por cierto, meses despu¨¦s me lleg¨® una correspondencia de Cofidis diciendo que ten¨ªa que devolverles los 3.000 euros con un 20% de intereses. Recordadme que tengo que llamar porque creo que se han equivocado.
Joaqu¨ªn Reyes, director, guionista y actor del programa Muchachada Nui (La 2).
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.