Realidad virtual en 3D
Los tres socios de Virtualware replican cualquier sitio
En una oficina del pol¨ªgono industrial de Artunduaga, en Basauri (Vizcaya), entre calles continuamente transitadas por camiones, la firma Virtualware desarrolla herramientas que construyen un mundo en el que no hay ni socavones, ni ruidos, ni humos (o al menos puede no haberlos, pues todo queda a gusto del cliente). Seg¨²n Unai Extremo, director general de la compa?¨ªa, sus l¨ªneas de negocio y su nicho de mercado pretenden quedar claros con la sola menci¨®n del nombre "Virtualware, que trata de identificarnos con lo que ha sido nuestro objeto de negocio desde el principio: desarrollar realidades virtuales a partir de la combinaci¨®n de software y hardware". Dos herramientas con las que el espectador puede situarse en un medio que desea visitar o comprar.
Lo de menos es que el escenario sea una localidad como Balmaceda (Vizcaya), municipio sobre el que, con una aplicaci¨®n, los vecinos pueden comprobar las ventajas que les reportar¨¢ la urbanizaci¨®n de la avenida principal del pueblo antes de que acaben las obras de remodelaci¨®n; la maqueta virtual del circuito de velocidad de Los Arcos (Navarra), que el espectador puede recorrer como si pilotase un veh¨ªculo o a vista de p¨¢jaro; o la cueva de Santimami?e, declarada Patrimonio de la Humanidad por la Unesco por sus valiosas pinturas rupestres y cuya conservaci¨®n requer¨ªa un control estricto en el n¨²mero de visitas y a su vez una herramienta alternativa que permitiera difundir el patrimonio conservado.
"Hemos conseguido hacer, en 3D, una r¨¦plica virtual de la cavidad para, usando una tecnolog¨ªa de estereoscop¨ªa activa, Infitec, proyectar la recreaci¨®n sobre una pantalla de casi cuatro metros de anchura, ubicada en el centro de interpretaci¨®n, a pie de la cueva", asegura Extremo, tras realizar m¨¢s de doscientos barridos de escaneado l¨¢ser de la gruta y unas 1.300 fotograf¨ªas digitales.
Sentados entorno a una mesa, los tres socios de Virtualware perfilan sus caracteres seg¨²n avanza la conversaci¨®n. Sergio se revela como el hacedor de ideas, el fabricante de sue?os, "quiz¨¢ por ello soy quien lleva la parte comercial de la empresa"; ?lvaro, el gur¨² t¨¦cnico, "en terminolog¨ªa freak ser¨ªa la m¨¢quina" -sus compa?eros a?aden que su agilidad mental es algo fuera de lo com¨²n... as¨ª que ?qui¨¦n mejor que ¨¦l para ocupar la direcci¨®n de Innovaci¨®n?-, y Unai, la mente fr¨ªa, ha de evaluar los riesgos que podr¨ªan aparejar las locuras de sus socios. "Soy el reflexivo, y en mis tarjetas de visita pone director general".
Aunque las tareas est¨¦n bien repartidas, las opiniones de todos cuentan lo mismo, como cuando en un desangelado y peque?o local del centro de Bilbao comenz¨® todo. "Fue despu¨¦s de desarrollar y coordinar un master de Realidad Virtual en la Universidad cuando vimos la posibilidad de lanzarnos al mundo virtual", recuerdan. Aquella experiencia, con poca reflexi¨®n y muchos sue?os, no sali¨® del todo bien, aunque sirvi¨® para asentar los s¨®lidos cimientos de lo que hoy es Virtualware. "Nos ayud¨® a no repetir errores, a modificar nuestra actitud de trabajo, nuestros objetivos...". Y es que en aquel momento el plan era primero crear y luego vender, "nos empecinamos en desarrollar un motor gr¨¢fico pensando que la tecnolog¨ªa se vender¨ªa sola. El resultado: el tel¨¦fono permaneci¨® mudo y pasamos meses sin cobrar. Pero aprendimos que en el mundo de los negocios todo tiene que estar pensado y medido", aseguran.
Objetivos
- Facturar en torno a 1,5 millones de euros en el actual ejercicio para consolidar su posici¨®n en el mercado nacional, adem¨¢s de abrirse al mercado exterior. La idea es convertir a Virtualware en un referente en el campo de la realidad virtual.
Perfil
- ?lvaro Barrios, director comercial; Unai Extremo, director general, y Sergio Barrera, director de innovaci¨®n de Virtualware, fueron compa?eros en la facultad de Ingenier¨ªa Inform¨¢tica de Deusto y tambi¨¦n profesores antes de crear la primera firma espa?ola de productos de realidad virtual.
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