El poder civil quit¨® la raz¨®n a la familia Franco
Fue en plena guerra civil, el 5 de diciembre de 1938, cuando el caudillo recibi¨® "de la ciudad y la provincia de La Coru?a", la "ofrenda-donaci¨®n de las Torres de Meir¨¢s". Un grupo de empresarios afines y autoridades de una Galicia ya entonces franquista, deseosos de rendir honores al general, idearon una compleja y car¨ªsima operaci¨®n para obsequiarle con el castillo de tres torres en la villa costera de Sada, que hab¨ªa sido el refugio literario de Emilia Pardo Baz¨¢n.
"La cifra gastada en el pazo es tal que si se supiese causar¨ªa asombro", asegura un alto mando militar franquista en un informe de 1939, conservado en el archivo de Alcal¨¢ de Henares. M¨¢s de 1,2 millones de las antiguas pesetas, una cantidad astron¨®mica en una Espa?a devastada por la guerra. "La Junta Provincial Pro-Pazo" se moviliz¨® para recaudar dinero con una campa?a de donativos y descuentos obligatorios en salarios de empleados p¨²blicos. Los ayuntamientos de la provincia se vieron forzados a entregar el 5% de lo que recaudaban del pueblo con el impuesto de la contribuci¨®n. Lo hicieron para comprar la propiedad, ensanchar sus fincas y anexos con tierras para decorar y adecentar suntuosamente el conjunto.
Durante casi 40 a?os, Franco y su familia disfrutaron del suntuoso regalo que el pueblo le hizo. Y tras la muerte del tirano, a diferencia de lo que ocurri¨® con otras dictaduras, sus herederos siguieron benefici¨¢ndose de un dominio que pas¨® a ser patrimonio privado. En m¨¢s de tres d¨¦cadas de democracia, las autoridades siempre hicieron la vista gorda sobre el Pazo de Meir¨¢s, inscrito en el registro del Patrimonio Cultural de Galicia por decisi¨®n, en 1991, de una Xunta presidida por Manuel Fraga.
A?o y medio de litigio
Hace a?o y medio que la Conseller¨ªa de Cultura, dirigida por Anxela Bugallo, inici¨® el proceso para devolver, s¨®lo en parte, uso p¨²blico a la propiedad del dictador. Sus descendientes lo tomaron como afronta, se atrincheraron en su dominio y llevaron al Gobierno gallego a los tribunales. Los Franco, encabezados por la hija del caudillo, Carmen, invocaron la Constituci¨®n para reclamar su derecho a cerrar el paso al poder p¨²blico. Perdieron. Y tras ser obligados por los jueces a permitir la entrada a los inspectores de la Administraci¨®n, est¨¢n abocados a abrir sus puertas al pueblo un m¨ªnimo de cuatro d¨ªas al mes.
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