Descapitalizaci¨®n del Estado
Es un hecho demostrado que en los ¨²ltimos a?os se observa un creciente flujo de talento desde la Administraci¨®n P¨²blica hacia la empresa privada. Una situaci¨®n a la que ya estamos casi acostumbrados, pero que puede llegar a tener un efecto mucho m¨¢s acelerado en el futuro inmediato, con evidentes consecuencias negativas para la sociedad.
Fundamentalmente afecta a la primera l¨ªnea directiva-operativa-t¨¦cnica de los cuerpos superiores del Estado. Como los abogados del Estado que pasan a despachos en la pr¨¢ctica de Derecho Administrativo, a asesor¨ªas jur¨ªdicas o secretar¨ªas del Consejo de Administraci¨®n de una compa?¨ªa. O los inspectores de Hacienda que recorren un camino similar hacia la empresa. O los t¨¦cnicos comerciales y economistas de Estado, que recalan en la banca de inversi¨®n o en las direcciones financieras de compa?¨ªas cotizadas. O los inspectores de Trabajo y Seguridad Social, que asumen las direcciones de recursos humanos o relaciones laborales en la empresa privada. O incluso los comisarios de Polic¨ªa y mandos del Ej¨¦rcito, que tienen un encaje perfecto en el sector de seguridad y defensa.
El trasvase de altos funcionarios a la empresa privada va e ir¨¢ en aumento
Crea un Estado intelectualmente d¨¦bil que a nadie parece preocupar
Este "trasvase" tiene el mayor de los sentidos para las compa?¨ªas que reciben, no s¨®lo un valioso talento t¨¦cnico, sino a quienes conocen los resortes del primer contratador, que es el Estado, por lo que hay valor a?adido lobbista. Las empresas importadoras de dicho talento suelen ser de entornos regulados. Un abogado del Estado, por ejemplo, tiene todo el encaje dentro de una compa?¨ªa el¨¦ctrica o de telecomunicaciones; un inspector de Hacienda conoce muy bien la Hacienda P¨²blica y tiene los contactos necesarios dentro de ella como para que su asesoramiento desde el otro lado sea de gran valor; un t¨¦cnico economista del Estado est¨¢ acostumbrado a supervisar partidas presupuestarias que superan con creces los vol¨²menes de una empresa del Ibex; un inspector de Trabajo es muy ¨²til en una compa?¨ªa que por su gran tama?o tiene alta complejidad sindical o es intensiva en capital humano...
Este continuo trasvase se ve favorecido por el entorno que se describe a continuaci¨®n:
- Una demanda de talento creciente originada por la separaci¨®n entre la curva demogr¨¢fica, en descenso, versus el crecimiento empresarial.
- Una brecha remunerativa entre el entorno p¨²blico y privado. Brecha muy compleja de solucionar, pues actualizar y hacer competitivos los sueldos de los cuerpos superiores del Estado es inmaterial presupuestariamente pero de gran impacto electoral.
- Una situaci¨®n operativa en las administraciones p¨²blicas que deriva en un entorno laboral m¨¢s viciado. La curva demogr¨¢fica afecta al Estado igual que a la empresa privada y cada vez resulta m¨¢s complejo cubrir las plazas con los mismos criterios de calidad que hasta ahora. As¨ª, la Administraci¨®n ya no dispone de recursos ilimitados, se tensiona la carga de trabajo y aumenta la presi¨®n. ?Es ejemplo suficiente la situaci¨®n actual de la Judicatura?
- Un entorno pol¨ªtico bipartidista que genera incertidumbre en el medio plazo en los cuerpos superiores. A medida que la carrera de estos altos funcionarios asciende se ve m¨¢s cerca un techo, pues a partir de determinadas responsabilidades los puestos son pol¨ªticos, o se vuelven pol¨ªticos, o se identifican como pol¨ªticos.
- En definitiva, una no reforma hist¨®rica de la Administraci¨®n que hace que la diferencia de velocidad entre lo p¨²blico y lo privado aumente, perdiendo atractivo el Estado como empleador.
El resultado de la situaci¨®n descrita es alarmante. Asistimos a una descapitalizaci¨®n del talento del Estado que ning¨²n pa¨ªs desarrollado se deber¨ªa permitir. Una manera de intentar frenarla es siendo m¨¢s laxos con los criterios de calidad de entrada en las administraciones p¨²blicas, pero estar¨ªamos as¨ª confundiendo descapitalizaci¨®n cualitativa con cuantitativa y no entendiendo el verdadero problema.
En los cuerpos superiores del Estado disfrutamos de profesionales con alt¨ªsimas capacidades que, muy a su pesar, est¨¢n valorando la empresa privada como alternativa profesional. En la mayor¨ªa de los casos, este "transfuguismo" no se producir¨ªa de darse un entorno donde sencillamente la valoraci¨®n del profesional dentro del Estado fuera m¨¢s acorde con un mercado alternativo cada vez m¨¢s competitivo y evolucionado. La vocaci¨®n de servicio de estos profesionales predominar¨ªa as¨ª de manera clara en el funcionario.
Un Estado descapitalizado de talento es un Estado intelectualmente d¨¦bil. Mientras se busca o no una soluci¨®n seguiremos asistiendo a este trasvase al que nadie parece prestar atenci¨®n, excepto las empresas... -
Jos¨¦ Ignacio Jim¨¦nez es director general de Norman Broadbent.
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