Los cuentos chinos de una estrella pop
Damon Albarn, de Blur, se al¨ªa con el director Chen Shi-Zeng para montar una arriesgada ¨®pera sobre una leyenda oriental
Monkey, journey to the West (Mono, viaje hacia el Oeste) es una ¨®pera cantada en mandar¨ªn y la ¨²ltima colaboraci¨®n de Damon Albarn, ex cantante del grupo de brit-pop Blur, con Jamie Hewlett, creador de Tank Girl. No es la primera vez que el d¨²o de artistas lleva a la pr¨¢ctica ideas que de primeras suenan descabelladas.
Albarn y Hewlett son los humanos detr¨¢s de Gorillaz, una banda de dibujos animados que termin¨® resultando m¨¢s convincente que la mayor¨ªa de los grupos de pop comercial.
Se trata de la adaptaci¨®n de un cl¨¢sico de la literatura china
Actores, acr¨®batas y contorsionistas conviven con personajes animados
Albarn: "No quer¨ªa esa manera de cantar occidental, sobreestilizada"
Shi-Zheng evit¨® incluir referencias de espect¨¢culos como el Circo del Sol
Albarn, una de las figuras musicales clave en la d¨¦cada de los noventa, podr¨ªa vivir de las rentas. O haberse convertido, por ejemplo, en granjero y fabricante de quesos, como el ex bajista de Blur Alex James. Pero su curiosidad y af¨¢n de experimentaci¨®n no le han permitido dormirse en los laureles. Adem¨¢s de Gorillaz, ha formado la banda The Good, The Bad and The Queen junto al bajista de The Clash Paul Simonon, y dirige la iniciativa Africa Express, donde une a m¨²sicos africanos con artistas de rap, djs y grupos de rock. Monkey es, hasta la fecha, su proyecto m¨¢s arriesgado.
Monkey no es exactamente una ¨®pera, al menos en el sentido cl¨¢sico de la palabra. Es un espect¨¢culo circense, donde actores, contorsionistas y acr¨®batas conviven con personajes de animaci¨®n. La narraci¨®n del viaje espiritual de un mono. Una pieza teatral donde los artistas cantan arias practicando kung-fu o suspendidos en el aire. Las divisiones de g¨¦neros se le quedan cortas.
"Fue un encargo", explica Albarn despu¨¦s de una de las representaciones de Monkey en el Royal Opera House de Londres. "Nos cost¨® aceptar, lo consideramos por lo menos durante un a?o". El Festival Internacional de Manchester, Th¨¦?tre du Ch?telet de Par¨ªs y el Staatsoper de Berl¨ªn pusieron en contacto a Albarn y Hewlett con el director chino Chen Shi-Zheng, esperando que les convenciese para aceptar el proyecto.
"Siempre hab¨ªa querido trabajar esta historia. Crec¨ª con ella, es muy popular en China. El pa¨ªs ha cambiado tanto que yo buscaba un veh¨ªculo contempor¨¢neo para Monkey", apunta Shi-Zheng. Albarn y Hewlett, por su parte, hab¨ªan visto una serie de televisi¨®n de culto grabada en los a?os setenta basada en el mismo mito.
Monkey es una adaptaci¨®n de una obra cl¨¢sica de la literatura china del siglo XVI, con un importante sustrato budista. Trata de un mono nacido de una piedra que, al darse cuenta de que no es inmortal, va a pedir cuentas al cielo. Como redenci¨®n por su atrevimiento se le ofrece la misi¨®n de llevar las escrituras sagradas en direcci¨®n al Oeste hasta India. En el viaje le acompa?an un monje, un caballo-drag¨®n, un cerdo donju¨¢n y un demonio de la arena.
Shi-Zheng decidi¨® que para entender los matices de la historia, Albarn y Hewlett deb¨ªan conocer la verdadera China: "El mundo occidental da una imagen tergiversada del pa¨ªs. Pens¨¦ que para ellos ser¨ªa bueno ver la otra China, la que no aparece en las noticias. La que no ha cambiado y permanece hermosa, intacta". Y les llev¨® de viaje para mostrarles una China desconocida. "Empezamos en algo as¨ª como las estribaciones de El Pa¨ªs de las Maravillas", dice Albarn. "Fuimos a las regiones rurales semi-aut¨®nomas del sur de China".
Hewlett contin¨²a: "Vimos cosas que ning¨²n turista hab¨ªa visto antes. Dormimos con tribus, participamos en banquetes, visitamos lugares donde sus habitantes nunca hab¨ªan conocido a un hombre blanco. Mi barba poblada les asustaba, le preguntaron a Shi-Zheng si mord¨ªa".
"Creo que les emocion¨® y que comprendieron la belleza de la tierra", explica Shi-Zheng. "Primero la belleza y luego el horror", interviene Albarn.
El plan de Shi-Zheng funcion¨® y Albarn y Hewlett aceptaron. Tras recopilar todo el material que hab¨ªan acumulado en sus viajes, comenzaron a trabajar sobre la sinopsis que les entreg¨® el director. Albarn se encarg¨® de la m¨²sica y Hewlett del aspecto visual: animaci¨®n, decorados y vestuario. Despu¨¦s de varios quebraderos de cabeza, la inspiraci¨®n le lleg¨® a Albarn en la forma de una estrella de cinco puntas. La imagen le hizo vincular la iconograf¨ªa china con las escalas pentat¨®nicas orientales, y el sonido de Monkey tom¨® cuerpo gracias a las combinaciones que se desgranaron rotando esa estrella. Tambi¨¦n dise?¨® un nuevo instrumento, el klaxof¨®n, que se supone imita el caos sonoro en las calles chinas. Durante la gestaci¨®n de Monkey, Hewlett y Albarn compart¨ªan estudio y se encontraban con Shi-Zheng lo m¨¢s a menudo posible. Tras varios viajes adicionales a China y un agotador casting, se encontraron en Par¨ªs. En la capital francesa empezaron a ensayar Monkey con su nueva compa?¨ªa china, compuesta por 50 artistas. En su mayor¨ªa eran j¨®venes, casi adolescentes, que nunca hab¨ªan salido de China. Muchos de ellos comenzaron a comprar en las tiendas Disney, a comer en Kentucky Fried Chicken y en McDonald's, o a cantar extractos de musicales famosos durante los descansos. Hasta que un d¨ªa Albarn se lo prohibi¨®: "No quer¨ªa que esa manera de cantar occidental, sobreestilizada, se convirtiera en la norma. Era muy desagradable, una imitaci¨®n, un pastiche". "Les llev¨® un tiempo entender lo que deber¨ªan realmente estar cantando, ver la diferencia", apunta Shi-Zheng, que mantiene que en Monkey evit¨® incluir referencias de la ¨®pera occidental o espect¨¢culos como el Circo del Sol.
Malentendidos culturales aparte, el montaje result¨® m¨¢s problem¨¢tico de lo que esperaban. "No cont¨¢bamos con demasiado tiempo ni dinero. Recibimos el vestuario dos d¨ªas antes del estreno, y varios trajes estaban tan mal confeccionados que tuvimos que rehacerlos en el ¨²ltimo momento". Cambiaron detalles de la ¨®pera hasta el ¨²ltimo momento antes del estreno en el Festival de Manchester, el pasado junio. "Est¨¢ en constante cambio, siempre para mejor", admite Albarn. Sus esfuerzos han sido recompensados.
La mayor satisfacci¨®n de Shi-Zheng ha sido "ver c¨®mo los j¨®venes artistas renovaban un mito tradicional chino y hac¨ªan algo completamente diferente. Ver que entend¨ªan que la creatividad consiste en no replicar lo anterior". Hewlett, por su parte, considera la cultura china toda una revelaci¨®n: "Es al mismo tiempo fascinante y atemorizante", explica. "Alg¨²n d¨ªa controlar¨¢n el mundo. Pero espero que el resto del globo aprenda de los elementos positivos de China. Nosotros vivimos en una sociedad en declive, regida por un culto vacuo a la fama".
La m¨²sica de esta poco ortodoxa ¨®pera estar¨¢ disponible en formato disco (Popstck!) a partir del 18 de agosto. Seg¨²n ha declarado Hewlett, es una versi¨®n m¨¢s oscura, "como si Gorillaz hubieran dirigido Monkey".
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