Damon, el audaz chico dorado
En los tiempos ¨¢lgidos de Blur, Damon Albarn (Londres, 1968) parec¨ªa la t¨®pica rock star brit¨¢nica, una bola de arrogante energ¨ªa. Estoy recordando aquella ocasi¨®n que retorn¨® a su hotel madrile?o y, no queriendo dar la noche por acabada, revent¨® la cerradura del lujoso piano de la planta baja, para entonar canciones bien maceradas en alcohol.
Caramba, se supon¨ªa que a Damon le correspond¨ªa el papel de sensato tipo clasemediero, en contraposici¨®n a sus enemigos, los belicosos hermanos Gallagher. Pero los arquetipos medi¨¢ticos no siempre encajan con la realidad. Puede que aquel chico pijo llevara una vida m¨¢s peligrosa que los hooligans de Oasis: su entonces novia, Justin Fischmann, cantante de Elastica, qued¨® damnificada por la hero¨ªna.
Hacia el final de aquellos febriles a?os noventa, Albarn decidi¨® bajarse del tren del estrellato convencional. Se cas¨®, form¨® familia. Se alej¨® de la vista de los paparazzi. Compr¨® una segunda residencia (?y un bar!) en Islandia. Sabiamente, rompi¨® con el New Labour de Tony Blair, que se vend¨ªa como la vertiente pol¨ªtica del brit-pop. As¨ª que ten¨ªa las manos limpias cuando encabez¨® en 2002 la millonaria manifestaci¨®n londinense contra la proyectada invasi¨®n a Irak.
Sobrevivi¨® incluso al desliz que nunca perdona la polic¨ªa del cool: el inter¨¦s por las m¨²sicas del Tercer Mundo, avivado por un viaje al ?frica subsahariana que desemboc¨® en el ¨¢lbum Mali music. Como Peter Gabriel o David Byrne, mont¨® un sello para editar ocasionalmente exotismos, bauti.zado Honest Jon's, igual que su tienda de discos favorita en Londres. Pero sin pivotar su imagen sobre ese papel de buen bwana concienciado.
Albarn prioriza la creaci¨®n por encima de las consideraciones de carrera. Comienza a grabar antes de pensar en c¨®mo lanzar los resultados: puede ser bajo un montaje conceptualmente tan audaz como Gorillaz o bajo la f¨®rmula sutilmente disimulada del supergrupo, caso de The Good, The Bad and The Queen. Para formatear sus ocurrencias, Damon llama a productores heterodoxos, Dan The Automator o Danger Mouse.
Y le va bien: libertad creativa, margen para reinventarse, ventas sabrosas. No deber¨ªa extra?arnos que no tenga el m¨ªnimo inter¨¦s por resucitar Blur.
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