?Qu¨¦ teme Juan Diego Fl¨®rez?

El tenor peruano Juan Diego Fl¨®rez (Lima, 1973), indiscutible rey del bel canto tras una d¨¦cada prodigiosa de carrera, sabe que la forma m¨¢s r¨¢pida de arruinar una voz es cantar papeles que no le convienen, y, quiz¨¢ en un exceso de cautela, ha anunciado que no cantar¨¢ Rigoletto, de Verdi, en el Teatro Real, dejando plantado al coliseo madrile?o en el plato fuerte de su pr¨®xima temporada.

?Por qu¨¦ teme Fl¨®rez al duque de Mantua? Aunque Rigoletto, el jorobado buf¨®n de la corte protagonista de la ¨®pera, es un papel emblem¨¢tico para cualquier bar¨ªtono verdiano que se precie, el libertino duque de Mantua tiene a su cargo la m¨¢s c¨¦lebre aria del repertorio italiano, La donna ¨¨ mobile. Fl¨®rez la bord¨® el pasado s¨¢bado en Peralada, y encima se permiti¨® el lujo de sostener a placer el radiante agudo final con un punto de chuler¨ªa tenoril, mirando c¨®mo pasaban los segundos en su reloj, para pasmo de orquesta y p¨²blico. Visto el percal, ?por qu¨¦ planta a Rigoletto en el Real?

Conviene decir que un aria, por famosa que sea, es s¨®lo la guinda de un papel que encierra mayores dificultades. Con un ¨²nico papel verdiano como bagaje previo -Fenton, del inmenso Falstaff-, Fl¨®rez afront¨® su primer duque el 28 de marzo en Callao (Per¨²), jugando en casa antes de interpretarlo en la ?pera Estatal de Dresde el pasado 21 de junio. El propio Fl¨®rez dice que la experiencia fue bien y que no tiene problemas t¨¦cnicos, pero que "quiere dejar descansar el personaje" porque "me siento inc¨®modo y debo forzar la voz". Cuando un cantante reconoce que debe forzar la voz para sacar adelante un papel, rara vez se equivoca.

No todos los tenores son iguales. De la misma forma que en el boxeo no es lo mismo ser un peso pesado que uno medio o ligero, con las voces tambi¨¦n hay varias categor¨ªas, desde el tenor ligero al dram¨¢tico, pasando por tenores l¨ªrico-ligeros, l¨ªricos y spinto, que es un l¨ªrico dotado de mayor consistencia. Fl¨®rez es un tenor l¨ªrico-ligero, con la habilidad de un ligero en el canto de agilidad, pero con m¨¢s calidez en el centro y brillantez en los agudos. Pavarotti, en cambio, fue un l¨ªrico pleno, con un centro vocal m¨¢s amplio, mayor potencia y volumen. Y cada repertorio impone sus l¨ªmites.

Forzar la voz comporta riesgos. Frecuentar repertorios m¨¢s pesados pasa factura, la voz pierde flexibilidad, la emisi¨®n se vuelve inestable, hay m¨¢s dureza en los agudos y los problemas se notan al volver a cantar partes m¨¢s ligeras, m¨¢s agudas. Y no suele haber vuelta atr¨¢s; la historia est¨¢ llena de tenores que han arruinado su voz por cantar papeles m¨¢s pesados. Alfredo Kraus, modelo perfecto de l¨ªrico-ligero, aconsejaba prudencia con Verdi y total abstinencia con Puccini y los veristas. Pero los agentes, los teatros, las casas de discos, quieren Verdi y Puccini. Como dec¨ªa Pavarotti, ¨¦se es el repertorio que da popularidad a un tenor.

Hace bien Fl¨®rez preservando su voz para Rossini, al que est¨¢ poniendo de moda en todo el mundo. Pero el duque de Mantua no debe ser un obst¨¢culo: hace bien al decir que ser¨¢ su ¨²nico papel verdiano, pero para hacerlo suyo debe darle una nueva oportunidad.