Rice vuela al futuro

"?Vamos! ?Vamos!", se supone que chillaban los chinos hasta que el griter¨ªo que acompa?¨® a la carrera qued¨® silenciado por un crujido. La bella cabeza de Stephanie Rice emergi¨® del agua precedida por su nariz griega, y su garganta se rompi¨® en dos vibrantes chillidos de mezzosoprano. Fue la mejor expresi¨®n de su sorpresa. "Me volv¨ª y mir¨¦ el cron¨®metro", cont¨® sonrojada. "Esto me ha dolido mucho para un 4m31s, pens¨¦. Corrigieron la marca y me qued¨¦ paralizada".

Rice llev¨® ayer a la nataci¨®n femenina hasta el futuro. A los 20 a?os se convirti¨® junto a Kirsty Coventry, plata, en la primera mujer capaz de derribar la barrera de los 4m30s en la prueba de los 400 metros estilos (4m29,45s). Su triunfo en la final de los Juegos fue la profec¨ªa de una nueva ¨¦poca. S¨®lo hay que observar el podio. Coventry tiene 24 a?os y nad¨® tan r¨¢pido que con su registro (4m29,89s) habr¨ªa batido la anterior plusmarca. La estadounidense Katie Hoff, bronce, perdi¨® su r¨¦cord con s¨®lo 19 a?os (4m31,71s). Y Liz Beisel, cuarta, llor¨® su bautizo ol¨ªmpico con 16. Hay nadadoras de sobra para pulverizar marcas durante a?os. Entre todas sobresale Rice, un talento dentro y fuera de las piscinas, capaz de combinar la excelencia deportiva con las portadas de las revistas masculinas. Pin-Up girl, le dicen. La chica del calendario.

Su triunfo con 20 a?os en la final fue la profec¨ªa de una nueva ¨¦poca

En este momento hay nadadoras de sobra para pulverizar marcas durante a?os

"Pens¨¦ que no me estaba moviendo, que me parar¨ªa en el agua", dijo Rice

"Ha sido el mayor dolor que nunca he experimentado en una carrera. Pens¨¦ que no me estaba moviendo, que me parar¨ªa en el agua", dijo con las mejillas al borde del colapso y la larga melena empapada recogida en un mo?o monumental. "Intent¨¦ concentrarme", continu¨®, rodeada de varios micr¨®fonos. "?ste es un ¨¦xito incre¨ªble para el que he trabajado muy duro durante mucho tiempo. No tengo remordimientos sobre mi preparaci¨®n para estos Juegos Ol¨ªmpicos. Lo di todo, hasta sentirme agotada".

Rice mencion¨® los remordimientos como si as¨ª todo se aclarara. La chica vive perseguida por la prensa australiana. Se informa de que hace seis semanas pas¨® por el quir¨®fano, para operarle del es¨®fago. Se cuenta su ruptura con el sprinter Eamon Sullivan. Y se publicita que antes que nadadora fue insinuante morena en neum¨¢tico traje de polic¨ªa. Las fotos se pod¨ªan encontrar en marzo en Facebook, la red social que conecta a gente de todo el mundo por Internet, y convocaron el inter¨¦s de la Federaci¨®n de Nataci¨®n australiana. Hoy, a semanas vistas de su triunfo en la pileta china, han sido retiradas. "Siento alivio. No era cuesti¨®n de recuperar el r¨¦cord, sino de competir", dijo. Habl¨® Rice y se hizo a un lado. Ven¨ªa Coventry, la zimbaubense del cabello dorado y el futuro exiliado.

La crisis econ¨®mica y la represi¨®n del gobierno de Robert Mugabe convierten al deporte en algo secundario en Zimbabue. "No dejar¨¦ de representar a mi pa¨ªs", aclar¨® Coventry, formada en Estados Unidos. "Sigo nadando para darle esperanzas". La nadadora vuelve una vez al a?o a Zimbabue. El peligro es evidente. El precio, humano y deportivo. "Planeamos los entrenamientos alrededor de esos viajes", dice, tras su escotada camiseta roja, Kimberly Bracker, su entrenadora. "No le gusta mezclar pol¨ªtica y deporte, pero quiere ser un modelo para sus compatriotas, adem¨¢s de llevarles algo de felicidad". ?Y el futuro? "Desde ahora, est¨¢ claro: game on [juguemos]. Va a ser muy buena. Tiene confianza y autocontrol".

Eso es lo que le falta a Katie Hoff. La estadounidense se qued¨® ayer rumiando una chocolatina energ¨¦tica mientras diger¨ªa el resultado. El bronce es un sue?o para muchas. Para ella, que vio c¨®mo la veterana Dara Torres se convert¨ªa en la nadadora de m¨¢s edad con una medalla al cuello (plata con 41 a?os en el relevo del 4x100 metros en sus quintos Juegos), fue un fracaso.