Los 'Globetrotters' se divierten
Estados Unidos despliega su repertorio de piruetas para descorchar a la animosa China
Por ahora, no juegan con trampolines, no vacilan con las mascotas ni se disparan al aro en cohetes, pero preconizan el mismo sentido del juego. Estados Unidos recluta a unos cuantos solistas de la NBA -esta vez los mejores, salvo Garnett, Iverson y Duncan- y su puesta en escena evoca a los Globetrotters: m¨²sculo, piernas con muelles, talento barrial y un extenso repertorio de piruetas.
Suficiente para descorchar al animoso equipo chino, m¨¢s ortodoxo, con un par de buenos tiradores (Zhu Fangyu y Sun Yue, nuevo jugador de los Lakers) y la torre de Yao Ming, pero nada m¨¢s. Nada que ver con el virtuosismo de la elitista corte de jugadores estadounidenses, todos ellos tan capaces de interpretar el baloncesto por su cuenta como incapaces en muchas fases del juego de actuar de forma solidaria.
Bryant, LeBron y Wade se aplicaron y, mate a mate, despidieron a los chinos
Los estadounidenses se vertebran en torno a quien est¨¦ dispuesto a correr
China mantuvo el ancla en el partido hasta mediado el segundo cuarto, cuando el seleccionador estadounidense, Mike Krzyzewski -un t¨¦cnico universitario de la instituci¨®n de Duke-, convenci¨® a alguno de sus jugadores de la necesidad de adelantar la defensa, de ahogar en su propio campo a los bases locales, un tanto paquid¨¦rmicos y faltos de imaginaci¨®n.
Bryant, LeBron y Wade se aplicaron en la tarea y, mate a mate, despidieron a China, que al borde del descanso se vio obligado a la rendici¨®n. Para entonces, la NBA llevaba un porcentaje rid¨ªculo desde la l¨ªnea de tres puntos (1 de 12 al descanso, 7 de 24 al final); eso s¨ª, 20 de 24 aciertos en tiros de dos (un 67% al t¨¦rmino del choque). M¨¢s que en tiros, que no hubo desde esa distancia, en canastas por encima del aro. El grupo estadounidense tampoco necesit¨® rebotear mucho m¨¢s que el chino (40 por 37).
Lejos de articular el juego de forma armoniosa, los estadounidenses se vertebran en torno a aqu¨¦l que est¨¦ dispuesto a correr. La velocidad les distingue ante cualquiera y su capacidad atl¨¦tica les concede una ventaja extraordinaria. Su escasa predisposici¨®n para defender queda contrarrestada por su vocaci¨®n por el contraataque, por el v¨¦rtigo. No es extra?o que, mientras un rival inicia la ejecuci¨®n de un lanzamiento, un par de norteamericanos est¨¦n ya de carrera hacia el aro adversario.
Por esta v¨ªa, con Chris Paul y Deron Williams al mando, mucho m¨¢s controlados y coristas que el improductivo Jason Kidd, Estados Unidos dej¨® en la cuneta a su adversario, incapaz de acelerar, con jugadores mucho m¨¢s r¨ªgidos. El ritmo de Wade y LeBron y el tajo de Bosh bajo el tablero resultaron m¨¢s que suficientes.
Resuelto el choque al descanso, el equipo estadounidense se tom¨® el resto de la cita con un gui?o permanente al espect¨¢culo, con el p¨²blico chino tan agradecido con cada acierto de los suyos como con los brincos de los trapecistas americanos, al igual que George Bush, padre e hijo, y que Henry Kissinger, descorbatados en el palco de autoridades.
Puro divertimento guiado por Paul, el estupendo base de los Hornets, de los pocos en los que prevalece un sentido colectivo del juego. Resuelto el estreno ante el ingenuo anfitri¨®n, la medida de Estados Unidos la dar¨¢n otros equipos m¨¢s huesudos, rivales ante los que en muchas ocasiones no podr¨¢ jugar de forma tan an¨¢rquica, por mucho que resulte milagroso dar m¨¢s de una puntada a un pelot¨®n de jugadores que individualmente se sienten irreductibles.
Pero todos los caminos al oro deparan angustias; no siempre hay tiempo de recreo.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.