Todos contra el tiempo
EE UU (ganador), Francia y Australia levantan un monumento a la superaci¨®n colectiva en los 4x100 metros libre
Pit¨¢goras parec¨ªa un tipo raro, pero no se diferenciaba mucho de George W. Bush. El fil¨®sofo griego atribuy¨® poderes m¨¢gicos a los n¨²meros. Tambi¨¦n advirti¨® que, de todos los participantes en unos Juegos Ol¨ªmpicos, los m¨¢s dignos de admiraci¨®n no son los atletas, sino los espectadores. Despu¨¦s de todo, hay deportes en los que el adversario no tiene forma humana. En la nataci¨®n, simplemente, el rival carece de apariencia. Es invencible. Se registra en s¨ªmbolos. Es el tiempo que pasa. Ayer, ante la mirada de millones de espectadores repartidos por todo el mundo, se cerr¨® una ¨¦poca. Eso habr¨ªa dicho un pitag¨®rico y eso creen los aficionados al deporte. Los que acuden a los escenarios ol¨ªmpicos, registran los cron¨®metros y se emocionan al verificar que un chico de Maryland, uno de Nueva Jersey, uno de Wisconsin y otro de California, unidos en una ceremonia para cubrir a nado 400 metros reparti¨¦ndose 100 cada uno, logran bajar por primera vez en la historia de 3m 12,23s a 3m 8,24s. ?Cuatro segundos! Sobrecogido ante un milagro que s¨®lo se verifica con n¨²meros, George W. Bush, el presidente de Estados Unidos, se dirigi¨® al muchacho de Maryland como un rey a su s¨²bdito: "Buen trabajo".
Mar¨ªa Pel¨¢ez: "Phelps es Dios. Es tan carism¨¢tico que los dem¨¢s nadan por ¨¦l"
Cierta idea del trabajo es reciente. Todo lo dem¨¢s en la final del relevo de 400 metros libre que se disput¨® ayer es antiguo como el af¨¢n de combatir lo inevitable. Entre estos afanosos, el m¨¢s carism¨¢tico de todos es el muchacho de Maryland, que tiene 23 a?os y se llama Michael Phelps.
Phelps hace cosas que los cron¨®metros no recogieron jam¨¢s y las multitudes se sienten autom¨¢ticamente agradecidas, como si se tratase de una especie de c¨®mplice que se echa al agua impulsado por una causa superior. La nataci¨®n es un deporte individual s¨®lo en apariencia. Los mejores nadadores no luchan contra el agua, sino que se apoyan en ella. Phelps mueve tanta agua que da la sensaci¨®n de que flota r¨ªo abajo por un curso caudaloso. Lo lleva el agua. Lo llevan los espectadores, el g¨¦nero humano, sus compa?eros. A cambio, ¨¦l les da un empuj¨®n emocional.
Lo dijo la australiana Lisbeth Lenton, abrazada a su compatriota Jessicah Schipper, despu¨¦s de ganar el oro en la final de 100 mariposa que ambas disputaron hasta el ¨²ltimo metro: "Nunca dej¨® de luchar y eso me oblig¨® a perseverar. Sin ella, yo no estar¨ªa aqu¨ª".
Los nadadores nadan unos por otros. Las carreras de relevos son la mejor exhibici¨®n de esta ley. La carrera de ayer es historia grande de la nataci¨®n. Empez¨® con Phelps a las 11.00 en la semifinal de 200 metros libre. Acab¨® tercero. Tard¨® tres segundos m¨¢s que su mejor marca en recorrer la distancia y se clasific¨® cuarto. Le dio igual. "Estaba ahorrando energ¨ªa", dijo al salir del agua ante la suspicacia de los medios estadounidenses. Su meta iba m¨¢s all¨¢. A las 12.00 volvi¨® a la piscina para lanzar el relevo. Su misi¨®n consisti¨® en abrir hueco. No hab¨ªa preparado la velocidad desde hac¨ªa tres a?os. Deb¨ªa ser m¨¢s r¨¢pido que el hombre m¨¢s r¨¢pido del mundo, el australiano Eamon Sullivan, un especialista que abri¨® la carrera para su equipo. Sullivan hizo el r¨¦cord mundial de 100 libre. Lo recort¨® en 26 cent¨¦simas. Hizo 47,24 segundos. Un universo. Phelps lo sigui¨® a s¨®lo 21 cent¨¦simas. Un prodigio.
Intimidados ante el escaso efecto de su gran maestro, los australianos se rezagaron. Aparecieron los franceses. Cuando la carrera pas¨® por los 300 metros, Bousquet se?al¨® la mejor posta de la historia (46,63s). Jones no pudo con ¨¦l y Francia parti¨® hacia el ¨²ltimo 100 como vencedora con su hombre m¨¢s r¨¢pido al frente. Ah¨ª fue Alain Bernard, la monta?a de m¨²sculos. Hasta ayer, antes de que Sullivan y Phelps le desposeyeran, Bernard ten¨ªa la plusmarca universal de 100 libre. Su r¨¦cord hab¨ªa caducado. En el torbellino tambi¨¦n caduc¨® la posta de Bousquet. No la pulveriz¨® Bernard. El hombre que nadie esperaba se llama Jason Lezak, veterano, de 32 a?os, medio calvo, poco medi¨¢tico. Lezak sali¨® dos metros por detr¨¢s de un nadador que ostent¨® el t¨ªtulo mundial. Le persigui¨® hasta el muro sin acortar distancias. Entonces hizo el viraje. Le recort¨® un metro y medio bajo el agua. El resto fue emoci¨®n hasta el ¨²ltimo palmo. Gan¨® Lezak.
Como dijo Mar¨ªa Pel¨¢ez, la experta estilista espa?ola: "Phelps es Dios. Es tan carism¨¢tico que hizo que los dem¨¢s nadaran por ¨¦l. Les ha hecho sentir que sus ocho oros son la meta de todos".
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.