'Gheryadictos'
Hace unos d¨ªas, unos amigos me invitaron a cenar unas chuletillas al sarmiento en una huerta de Elciego. La mesa estaba situada a un centenar de metros del hotel de lujo dise?ado por Frank Ghery para las bodegas del Marqu¨¦s de Riscal. A pesar de ser un s¨¢bado por la noche, me llam¨® la atenci¨®n el silencio reinante en la bonita localidad riojano-alavesa. Me explicaban mis anfitriones que el edificio del arquitecto de Toronto apenas ha tenido influencia en la vida diaria de la poblaci¨®n. No ha habido una apertura masiva de hoteles, tiendas o restaurantes. El turista-tipo llega, saca la foto del establecimiento desde fuera (no se permiten las visitas por dentro) y se va con la c¨¢mara a otra parte.
Existe en un segmento del turismo moderno una cierta mentalidad de "parque tem¨¢tico"
Viene todo esto a cuento del proyecto de la Diputaci¨®n vizca¨ªna para construir un nuevo Museo Guggenheim en Sukarrieta, que tambi¨¦n estar¨ªa dise?ado por Ghery. Los responsables del ente foral consideran que una infraestructura de estas caracter¨ªsticas prolongar¨ªa, por t¨¦rmino medio, en un d¨ªa la estancia de los visitantes que vienen a Bilbao. Por lo visto, contemplar la pinacoteca de Abandoibarra provoca en el viajero tal adicci¨®n que necesita acudir en las 24 horas siguientes a otro museo gemelo para superar el s¨ªndrome de abstinencia.
Naturalmente, a este modelo de turista los nombres de Gernika, Mundaka, Oma, Laida, Laga, San Juan de Gaztelugatxe o Elantxobe no le dicen absolutamente nada y s¨®lo acudir¨ªa a la Reserva de la Biosfera de Urdaibai atra¨ªdo por el potente im¨¢n de un nuevo edificio del genial urbanista americano.
Siempre me ha alucinado el personal que es capaz de pasarse cuatro d¨ªas en Disneyland-Par¨ªs, sin abandonar en ning¨²n momento el resort del Pato Donald, absorto con los piratas del Caribe y el vuelo de Peter Pan, pero que es incapaz de dedicar media jornada para visitar la capital francesa. Igual que quien ha estado varias veces en la Warner, pero prescindi¨® de los otros muchos encantos de Madrid.
Existe en un segmento del turismo moderno una cierta mentalidad de "parque tem¨¢tico". S¨®lo acude a aquellos sitios en los que se ha construido ad hoc alg¨²n tipo de infraestructura que justifique su desplazamiento, sea un centro de atracciones, un museo dise?ado por un arquitecto de moda o una Expo. A esta tribu de viajeros el paisaje, por s¨ª mismo, no le dice gran cosa, ni tampoco los monumentos hist¨®ricos.
La instituci¨®n presidida por Jos¨¦ Luis Bilbao tiene la intenci¨®n de invertir 100 millones de euros en el nuevo Guggenheim-Urdaibai, cuyo objetivo es aprovecharse de la imagen de marca de su hom¨®nimo de la ribera del Nervi¨®n. Una imagen que no pasa precisamente por su mejor momento, tras el esc¨¢ndalo originado por el desv¨ªo de casi medio mill¨®n de euros, por parte de su ex director financiero, Roberto Cearsolo. A esto habr¨ªa que sumar la desafortunada compra de d¨®lares, poco antes del desplome de la divisa americana, que supuso para la entidad una p¨¦rdida de seis millones de euros.
Nadie discute la importancia del Guggenheim en la recuperaci¨®n urbana de un Bilbao que emerg¨ªa de las cenizas de la reconversi¨®n industrial de los 80. Sin embargo, existen muchos otros lugares que poseen por s¨ª mismos el suficiente inter¨¦s como para ser visitados sin que para ello haya que construir un edificio emblem¨¢tico. Urdaibai, y tambi¨¦n Elciego, son algunos de ellos. Si lo que se busca es un turista insensible a este tipo de belleza, quiz¨¢, en lugar de un nuevo museo junto a la r¨ªa de Gernika, le resultar¨ªa m¨¢s efectivo a la Diputaci¨®n promover un gigantesco parque de atracciones, una especie de Port Aventura vasco. Mejor no dar ideas.
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