Los villanos cambian la cara del mal

"La locura es como la gravedad, ?sabes? Todo lo que hace falta es un peque?o empuj¨®n". As¨ª de f¨¢cil. Al menos para el Joker, que suelta perlas como ¨¦sta a lo largo de todo el metraje de El caballero oscuro con la convicci¨®n del loco, del que no tiene nada que perder. Muchos pronostican el Oscar p¨®stumo para Heath Ledger, y su personaje ya es un icono, no s¨®lo por el taquillazo sino m¨¢s bien por el delirio que propone, la perplejidad que conduce a la sonrisa congelada... El Joker duele, pero gusta.

"Existe una identificaci¨®n psicol¨®gica a un nivel b¨¢sico. ?l est¨¢ dentro de todos nosotros y en muchos casos reconocerlo conlleva cierta dosis de empat¨ªa en la audiencia, pero al mismo tiempo hace que algunos espectadores se sientan enfadados y poco c¨®modos". Eran palabras de Stanley Kubrick a la revista Sight & Sound en la primavera de 1972, a prop¨®sito del villano de su pel¨ªcula m¨¢s pol¨¦mica: La naranja mec¨¢nica.

Su reflexi¨®n no ha perdido vigencia y de hecho marca el dec¨¢logo b¨¢sico del malvado moderno encarnado en 2008 por Heath Ledger y El caballero oscuro (que se estrena hoy en Espa?a): "La inspiraci¨®n para el Joker proviene directamente del personaje de Malcolm McDowell en La naranja mec¨¢nica", afirmaba Christopher Nolan, director del filme. "El Joker puede ser un anarquista aunque dice muchas verdades y el espectador no puede dejar de sentir curiosidad por qui¨¦n es", acotaba Nolan.

El hecho de que Ledger tuviera un final tr¨¢gico (muri¨® en enero de este a?o por una sobredosis accidental de barbit¨²ricos) s¨®lo a?ade una nota de morbo a uno de los villanos m¨¢s memorables de la reciente historia del cine. "No me lo paso bien vi¨¦ndole, reconozco el gran esfuerzo de interpretaci¨®n de Ledger pero me parece estar viendo a un terrorista post 11-S", dec¨ªa Leonard Maltin, veterano cr¨ªtico estadounidense, preguntado en Boston Herald por el Joker. Maltin, como otros analistas, considera "peligrosa" la empat¨ªa que despierta un personaje a priori tan despreciable como ¨¦ste y se pregunta "qu¨¦ puede estar pasando en nuestra sociedad para que un personaje de este tipo resulte gracioso o simp¨¢tico".

Ledger se pas¨® un mes aislado en un hotel de Londres, escribiendo un diario con pensamientos de su personaje, ensayando gestos y tonos de voz. La inevitable leyenda urbana posterior hablaba de un actor pose¨ªdo por su personaje, que lo canibaliz¨® y lo engull¨®.

El Joker, con la inestimable ayuda de nombres como Tyler Durden (El club de la lucha), Anton Chigurh (No es pa¨ªs para viejos) o Hannibal Lecter (El silencio de los corderos), ha dado carpetazo al impecable canalla jamesbondiano, reci¨¦n salido de la ducha, rodeado de mujeres con curvas y presto a revelar su plan para alterar el orden mundial justo a tiempo para que sea evitado. En su lugar se perfila un villano mucho m¨¢s extremo, morboso, imprevisible e incomprensible, y cuyo objetivo no es la pasta, ni la fama, ni tan siquiera el poder. Personajes para los que la moral es solo una prerrogativa absurda, disc¨ªpulos aventajados del Nietzsche m¨¢s literal..., el espectador moderno demanda villanos modernos. "Hay tipos con los que no se puede negociar, no tienen ning¨²n inter¨¦s. Todo lo que quieren es ver el mundo arder", dice Alfred, el personaje de Michael Caine en El caballero oscuro. Tiene toda la raz¨®n.