"?Nos vamos o nos quedamos?"
Virginia Ruano y Anabel Medina contentan a los pocos aficionados que las apoyan mientras juega Nadal y se meten en las semifinales
Veinte espa?oles, a lo sumo. Pista 2 del Green Tennis Center. "?Nos vamos o nos quedamos y que a Nadal le den?", le pregunta a Virginia Ruano uno que se lo est¨¢ pasando en grande junto a cinco amiguetes vestidos con la roja. La tenista madrile?a, en cambio, las est¨¢ pasando canutas junto a la valenciana Anabel Medina. Acaba de empatar el partido que les puede colocar en las semifinales de dobles. Pero Vivi asiente. Los guasones de la grada le hacen caso. Se quedan.
Acto seguido, est¨¢ a punto de consumarse el desastre. Lindsay Davenport y Hubert se arremangan dispuestas a rematar el partido: 3-0 en el tercer set. Mientras tanto, Nadal ya va ganando por 1-0 en la pista central, un centenar de metros m¨¢s all¨¢. Los t¨¦cnicos de la federaci¨®n que arropan al doble femenino miran las pantallas de alguno de los ordenadores de una tribuna de prensa absolutamente desierta. Trasladan la noticia al presidente de la federaci¨®n, Pedro Mu?oz, y al del CSD, Jaime Lissavetzky, que tambi¨¦n han optado por estar con las chicas y se sientan en otra punta del peque?o recinto. "?Vamos, venga!", se les oye animar. El empuje surte efecto.
Ruano, a base de palazos que arredran a Davenport, y Anabel, con una serie de chispazos geniales en la red, ponen el 5-4 en el marcador y 30-40. "Sacaba Davenport, que no perdona", cuenta Ruano. Las norteamericanas aprietan por primera vez los pu?os y chillan de verdad cuando remontan y se ponen 5-6 por delante. Les falta un pasito. Sirve Hubert. "Nos ve¨ªamos en la caja, como se suele decir", admite Ruano; "ha habido un momento en que se me ha pasado por la cabeza que aquello ya no lo levant¨¢bamos, pero no por el coraz¨®n". Y, s¨ª, el partido da el ¨²ltimo giro. Tres horas y siete minutos despu¨¦s, Anabel remata el 5-7, 7-6, 8-6 que las mete en las semifinales, en la lucha por las medallas. Nadal no estar¨¢ s¨®lo despu¨¦s del fiasco de casi todos los espa?oles. Y Vivi continuar¨¢ so?ando con desquitarse de la final de dobles que perdi¨® en Atenas junto a Conchita Mart¨ªnez. A sus 34 a?os, sue?a con el oro.
Una hora despu¨¦s, su preocupaci¨®n no es ¨¦sa, sino que los cuatro guasones que aguantaron como jabatos cuando peor lo estaban pasando ella y Anabel no tienen entradas para el partido de ma?ana contra las chinas Zi Yan-Jie Zheng. Eso hay que arreglarlo, le dice a Miguel Margets, seleccionador espa?ol, que poco antes acaba de atender a Anabel, que descarga el llanto por la adrenalina concentrada en un partido trepidante.
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