El fabuloso Bolt
El joven jamaicano impresiona en las series de los 100 metros, en las que el campe¨®n mundial, Tyson Gay, pareci¨® el favorito m¨¢s vulnerable
Se abri¨® el Nido del P¨¢jaro y medio Pek¨ªn inund¨® el anillo ol¨ªmpico de manera festiva. Celebraban, o eso parec¨ªa, el d¨ªa de la c¨¢mara. Bajo el cielo, que, s¨ª, existe tambi¨¦n en Pek¨ªn aunque muchos lo dudaban despu¨¦s de 15 d¨ªas con la ciudad envuelta en calima, familias enteras se retrataban ante varios impresionantes fondos: el impresionante estadio, la impresionante torre en forma de llama de un hotel de siete estrellas, la impresionante piscina llamada Cubo del Agua... En los tiempos de la pel¨ªcula qu¨ªmica se habr¨ªan quedado sin carretes para lo m¨¢s impresionante. As¨ª que seguramente dieron las gracias al inventor de la c¨¢mara digital, pues s¨®lo as¨ª fueron capaces de aprisionar dos momentos tan fugaces que s¨®lo un obturador de alta velocidad pudo captarlos: la incre¨ªble ¨²ltima vuelta, la ¨²ltima recta, en la que la et¨ªope Tirunesh Dibaba, la reina de los 10.000 metros que alcanz¨® la corona ol¨ªmpica logrando la segunda mejor marca de la historia -la segunda vez, tambi¨¦n, que se baja de los 30 minutos, 29m 54,66s, en la misma ciudad precisamente en la que hace 15 a?os la incre¨ªble Junxia Wang corri¨® los 10 kil¨®metros en 29m 31,78s, un r¨¦cord mundial que a¨²n permanece-, y el fabuloso pie en movimiento de Usain Bolt.
El r¨¦cord acaso dependa de que, tras los 70 metros, Powell a¨²n le presione
El fabuloso Usain Bolt, la fascinante manera en la que el joven jamaicano interpreta el esprint de los 100 metros.
Durante tres meses, desde que corri¨® un 100 en 9,76s, el universo ha impreso miles de kil¨®metros de papel, ha impresionado millones de l¨ªneas de pantalla, construyendo los preliminares de un espect¨¢culo que en cuatro actos de inter¨¦s creciente deber¨ªa cambiar el atletismo para siempre: las cuatro series que coronar¨¢n en el estadio ol¨ªmpico de Pek¨ªn al ganador de la carrera del milenio, el 100 metros del tridente ¨²nico, el formado por el campe¨®n del mundo, Tyson Gay, norteamericano; el plusmarquista mundial destronado, Asafa Powell, jamaicano, y el meteoro que lleg¨® s¨²bitamente para romper el equilibrio, Usain Bolt.
Han bastado 24 horas; mejor a¨²n, han bastado seis fragmentos temporales, no m¨¢s de 60 segundos sum¨¢ndolos todos, para que el drama, o sea la incertidumbre, se haya deshinchado. Ha bastado, reduciendo m¨¢s a¨²n el momento, la segunda ronda de los 100 metros, la segunda carrera de Bolt en el sofocante ambiente del estadio.
Despu¨¦s de ver a Bolt correr en 9,92s con viento nulo unos 100 metros que para ¨¦l se redujeron a la mitad -50 metros de aceleraci¨®n brutal, e incre¨ªble, pues su pie, su tobillo ¨¢gil y ligero no asustaba, s¨®lo acariciaba el tart¨¢n; incre¨ªble, pues su cuerpo destartalado y desproporcionado cuando inactivo, 1,96 metros de estatura de un tipo zanquilargo y aparentemente torpe-, la ¨²nica duda que alberga el vulgo es saber si, aparte de ganar su primer t¨ªtulo ol¨ªmpico hoy, cinco d¨ªas antes de cumplir los 22 a?os, Bolt, el chico de Trelawny, tan ¨²nico y exquisito como el caf¨¦ Blue Mountain que all¨ª se produce, ser¨¢ capaz de batir su propio r¨¦cord mundial, de bajar de los 9,72s, de convertirse en el primer humano que pisa en los 9,60s.
Claro que este tan encendido p¨¢rrafo hay que leerlo con compasi¨®n, ya que se puede considerar una muestra del encantamiento al que someten las maneras de Bolt al aficionado f¨¢cilmente enamorable. Pero tambi¨¦n el aficionado que s¨®lo somete su criterio al dictado de las matem¨¢ticas o a las consideraciones psicol¨®gicas seguramente habr¨¢ llegado a la misma conclusi¨®n. No s¨®lo a la de proclamar por adelantado a Bolt ganador de la batalla de los tres reyes, sino a la de precisar que Tyson Gay, hasta mayo el gran favorito, quiz¨¢s no ocupe un puesto en el podio -pese a una salida perfecta, una puesta en acci¨®n acelerada y una determinaci¨®n absoluta, Gay, que debe de resentirse de sus isquiotibiales a¨²n, fue s¨®lo segundo en su segunda ronda, 10,09s, noveno tiempo global-, lugar que deber¨ªa ceder al aparatoso Walter Dix, gafas de sol, rastas y manguitos de caucho azules hasta el codo, uno que maneja brazos y piernas con suma soltura.
S¨®lo un desastre en la salida, su punto m¨¢s d¨¦bil -ayer, fue el m¨¢s lento del tr¨ªo en las dos rondas- podr¨ªa impedir la inevitable victoria de Bolt. En cuanto al r¨¦cord del mundo, quiz¨¢s no -el estadio es una caldera tan cerrada que es muy dif¨ªcil que el viento a favor pueda superar el metro por segundo y todos los ¨²ltimos r¨¦cords se han batido con casi dos metros por segundo- o quiz¨¢s s¨ª en el caso de que Powell, el compatriota que nunca alcanza el m¨¢ximo rendimiento en las grandes citas, le presiona lo suficiente para que, alcanzados los 70 metros, Bolt, el fabuloso, sienta la necesidad de seguir acelerando.
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