?Es tan grande como Armstrong, Jordan y Woods?

En Estados Unidos ya se discute sobre si Michael Phelps, felicitado ayer telef¨®nicamente por el presidente, George W. Bush -"el pa¨ªs est¨¢ orgulloso de ti"-, es m¨¢s o menos grandioso que Michael Jordan, Tiger Woods o Lance Armstrong. Los distintos medios se rindieron a su gesta. The New York Times titul¨®: "Phelps termina su ¨¦pico reto con la perfecci¨®n". Los Angeles Times, con la foto del nadador abrazado a su madre y a sus hermanas, fue simplemente informativo: "Phelps logra su r¨¦cord de ocho medallas de oro en Beijing". The Washington Post fue m¨¢s all¨¢: "Phelps gana su octava medalla de oro. Un final hecho a su medida". USA Today matiz¨®: "Phelps queda el ¨²nico con ocho oros". Y en otro titular a?adi¨®: "Ocho es suficiente: Phelps logra el r¨¦cord ol¨ªmpico". En otros peri¨®dicos, el rosario de halagos fue abrumador: "Modelo Oro", "Octava maravilla", "Epopeya ol¨ªmpica de Phelps", "Gloria"...

"Modelo Oro", "Octava maravilla", "Epopeya ol¨ªmpica" o "Gloria", titulares

Las televisiones han ninguneado a veces al nadador al cortar los directos

Incluso en la noche del s¨¢bado, el prime time en televisi¨®n fue s¨®lo para ¨¦l. Las primeras cuatro finales por aparatos de gimnasia empezaban a primera hora de la ma?ana del domingo en Estados Unidos y no fueron competencia esta vez. Se congelaron, como se suele hacer, hasta el siguiente prime time y se anunciaron decenas de veces. Gervasio Deferr gan¨® su plata en diferido, once horas despu¨¦s. El mundo sigue adelante, pero los due?os de las im¨¢genes ol¨ªmpicas las retienen sin dar el m¨¢s m¨ªnimo avance de lo que ya ha sucedido en la realidad. Con Phelps no lo han hecho, pero tambi¨¦n le han ninguneado en algunos momentos al cortar sus directos sin dejar saborear la profundidad de su haza?a.

Pero hay casos mucho peores. El atletismo, por ejemplo, asombrosamente maltratado en la primera potencia mundial. En su propia casa. Salvo los maratones, todo es enlatado. La particular programaci¨®n de la NBC, s¨®lo tras dedicar toda su atenci¨®n a la culminaci¨®n de la haza?a de Phelps y a las platas de Dara Torres, puso el s¨¢bado como postre el atletismo. Semifinales y final de los 100 metros. En pasado. En los anuncios, Tyson Gay a¨²n ten¨ªa posibilidades de ganar. Usain Bolt baj¨® por primera vez de los 9,70s en las pantallas estadounidenses 14 horas despu¨¦s de hacerlo en vivo. Todo un r¨¦cord.

Los Juegos viven de lo que paga la cadena estadounidense y para ella el patriotismo, o sus intereses, est¨¢n por encima de la realidad. Las audiencias tambi¨¦n mandan, pero, seg¨²n todo lo que sucede, es un asombro la forma en que se hurtan al espectador normal las pruebas en directo. Es la manipulaci¨®n del monopolio.

Estados Unidos es demasiado grande y especial. Unas 15.000 personas presenciaron en Baltimore, la ciudad de Phelps, el final de su gesta. Pero no fue una cita exclusiva, sino en el estadio de los Ravens, el equipo de f¨²tbol americano, que perdi¨®, 23-15, con los Vikings de Minnesota.

A uno de los muchos partidos de la pretemporada asistieron 70.585 espectadores. Aunque el plan era concentrar a los que quisieran vivir la emoci¨®n s¨®lo en un lateral, la realidad es que se marcharon 55.000. ?Todos a ver a Phelps?

A¨²n quedaban partidos de la Liga de b¨¦isbol en juego. De la temporada oficial.