Perfecci¨®n m¨¢gica
Phelps propicia la victoria de Estados Unidos en el 4x100 estilos m¨¢s re?ido de la historia
La tecnolog¨ªa y la bioqu¨ªmica ayudaron a Michael Phelps a superar el tr¨¢nsito m¨¢s audaz de la historia del olimpismo. S¨®lo los deportistas, algunos funcionarios y los t¨¦cnicos autorizados pudieron ver lo que ocurr¨ªa en el rinc¨®n que el equipo de Estados Unidos ocup¨® en el subsuelo del Cubo del Agua. All¨ª hab¨ªa m¨¦dicos que constantemente tomaban muestras de sangre y orina, camillas con decenas de masajistas y compartimentos para uso exclusivo de cada nadador. En los compartimentos se ordenaban pastillas relajantes, p¨ªldoras reconstituyentes y varias botellas con l¨ªquidos sin etiquetar que cada uno inger¨ªa seg¨²n su agenda. En un costado destacaba un grupo de ba?eras cubiertas, como una especie de neveras circulares, alimentadas con un generador el¨¦ctrico independiente.
Pas¨® muchas horas metido hasta el cuello en agua helada, encapsulado
En una de estas neveras permaneci¨® Phelps muchas de las horas que pas¨® en Pek¨ªn. Como Walt Disney. Metido hasta el cuello en agua helada, encapsulado, sacando la cabeza por un orificio. El dolor del fr¨ªo se compens¨® con el efecto regenerador en sus m¨²sculos. Phelps sobrellev¨® la extenuante rutina de competici¨®n (17 carreras en nueve d¨ªas para totalizar 3.300 metros en 31m 14,3s) con una disciplina paralela de recuperaci¨®n f¨ªsica. De este modo, y ayudado por un organismo privilegiado, fue capaz de nadar cada una de las pruebas sobrellevando los efectos del desgaste.
Ayer nad¨® por ¨²ltima vez, bati¨® con Estados Unidos el r¨¦cord mundial de 4x100 metros estilos y pas¨® su 40? control antidopaje desde junio. Dio por inauguradas sus vacaciones y no pas¨® por el hielo. Ayer, no. Dijo que ansiaba volver a Baltimore, a su barrio de Whiteford, a su pizza, con sus amigos de siempre, los del colegio. Lo har¨¢ con el cargamento de oro m¨¢s grande de la historia ol¨ªmpica.
Phelps se inscribi¨® en ocho pruebas y gan¨® ocho oros dando a su epopeya una apariencia de sencillez y liberalidad. En su lucha contra el tiempo, encontr¨® obst¨¢culos que parec¨ªan insalvables y siempre los super¨® con clase. Le dio a cada carrera su ritmo. Hizo que lo inconcebible pareciera f¨¢cil. Al cabo de su jornada, los cron¨®metros, el agua y hasta los nadadores que le retaban dieron la impresi¨®n de plegarse a su mundo.
Hasta la ¨²ltima carrera, Phelps hizo que su objetivo pareciera inevitable. La realidad fue bien distinta. Estados Unidos nunca estuvo tan cerca de perder esta final. Desde que se instaur¨®, en 1960, la carrera de los relevos de estilos examin¨® la excelencia de la nataci¨®n de cada pa¨ªs poniendo a prueba a los mejores en las cuatro t¨¦cnicas. Estados Unidos no perdi¨® nunca. Gan¨® once veces con once r¨¦cords mundiales. Siempre se impuso por m¨¢s de un segundo de diferencia. Pero en Pek¨ªn el viejo monopolio no fue tan evidente.
Australia y Jap¨®n salieron a dar la batalla. En los primeros 100 metros, el mayor espaldista de todos los tiempos, Aaron Peirsol, hizo la mejor posta de su vida (53,16s) pero s¨®lo pudo adelantarse por 60 cent¨¦simas de segundo al australiano Hayden Stoeckel. En el segundo parcial, las cosas se complicaron m¨¢s. Brendan Hansen, la estrella de la braza, pasa por una fase de melancol¨ªa. Nad¨® muy bien (59,27s), pero no supo aguantar la embestida. Kitajima y Rickard le adelantaron. Jap¨®n pas¨® al frente, detr¨¢s march¨® Australia y en tercer lugar Estados Unidos. El equipo norteamericano se vio en un problema grave y Phelps debi¨® salir a resolverlo.
Diez cent¨¦simas por detr¨¢s de Lauterstein y 50 por detr¨¢s de Fiji. No s¨®lo ten¨ªa que remontar. Adem¨¢s, necesitaba abrir hueco para que su compa?ero Jason Lezak partiera finalmente con ventaja frente al australiano Eamon Sullivan.
Si el hombre m¨¢s r¨¢pido del mundo sal¨ªa a la par que Lezak en la ¨²ltima posta, el octavo oro de Phelps estar¨ªa perdido. Phelps lo sab¨ªa y nad¨® la mariposa en 50,15s. La posta m¨¢s r¨¢pida de la historia. Un fondo de garant¨ªa para Lezak, que se enfrent¨® a su contrincante australiano con la suficiente holgura para cerrar la prueba con victoria. En 3m 29,34s. Otro r¨¦cord mundial. El s¨¦ptimo de Phelps. El ¨²ltimo de su excepcional bot¨ªn pekin¨¦s.
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