En el filo de la navaja
Llevo desde 2003 diciendo que la econom¨ªa mundial est¨¢ terriblemente desequilibrada y se expone a una cat¨¢strofe macroecon¨®mica que tendr¨ªa como resultado uno de los peores episodios de dificultades econ¨®micas de los tiempos modernos. Llevo desde 2004 diciendo que la situaci¨®n, una vez iniciada, probablemente empezar¨ªa a verse con claridad transcurrido un a?o: sabr¨ªamos si la econom¨ªa mundial se corregir¨ªa por s¨ª sola o iniciar¨ªa una espiral descendente. Entre 2004 y 2007, pensaba que pod¨ªa estar equivocado acerca de la soluci¨®n relativamente r¨¢pida de las dificultades econ¨®micas mundiales: como dec¨ªa el fallecido Rudi Dornbusch, los desequilibrios macroecon¨®micos insostenibles pueden sostenerse m¨¢s de lo que los economistas (con su conmovedora fe en la toma racional de decisiones por parte de los humanos) creen posible.
Los desequilibrios actuales pueden durar m¨¢s de lo que los economistas creen posible
Sin embargo, hace un a?o, cuando se hundieron las hipotecas basura en agosto de 2007, lo ten¨ªa claro. La situaci¨®n ten¨ªa que resolverse en el plazo de un a?o, o si no... O bien los bancos centrales consegu¨ªan de alg¨²n modo enhebrar la aguja y devolver los tipos de cambio y los precios burs¨¢tiles a una configuraci¨®n de equilibrio estable y sostenible, o el caos y las alteraciones en los mercados financieros se extender¨ªan a la econom¨ªa real y se producir¨ªa una gran crisis mundial. Las probabilidades se inclinaban mayoritariamente por el segundo resultado: dificultades macroecon¨®micas mundiales.
Pero estaba equivocado. Aqu¨ª estamos, transcurrido un a?o entero, y las cosas siguen columpi¨¢ndose en el filo de la navaja.
Perm¨ªtanme recalcar que no tengo quejas acerca de las pol¨ªticas aplicadas por la Reserva Federal de Estados Unidos, sobre la que ha reca¨ªdo la principal parte de la responsabilidad de gestionar la crisis. Desear¨ªa -al igual que la Reserva Federal- que se hubiera podido encontrar un modo de hacer soportar a los propietarios de activos financieros una parte de las p¨¦rdidas que se avecinan a¨²n mayor que la que han soportado hasta ahora o de la que probablemente soporten. Pero estoy de acuerdo con el vicepresidente de la Reserva Federal, Donald Kohn, en que no es inteligente centrarse en ense?ar a los financieros lecciones sobre riesgo moral cuando al hacerlo se corre el riesgo colateral de causar da?o en forma de destrucci¨®n de millones de puestos de trabajo.
La primera prioridad de la Reserva Federal es intentar impedir que la econom¨ªa estadounidense caiga demasiado por debajo del pleno empleo, e intentar evitar que el deterioro de la econom¨ªa estadounidense contamine a las dem¨¢s. Si el empleo y las rentas se hunden en Estados Unidos, la demanda estadounidense de mercanc¨ªas importadas se hundir¨¢ tambi¨¦n, y no s¨®lo caer¨¢ en la recesi¨®n Estados Unidos, sino todo el mundo.
El empleo en la construcci¨®n y en sectores relacionados est¨¢ disminuyendo a marchas forzadas, mientras los estadounidenses y los extranjeros se recuperan de su ataque de euforia irracional por los precios de la vivienda. El menor entusiasmo por la vivienda sirve para que las empresas fabriles ya no sufran restricciones crediticias cuando busquen capital para expandirse. Tambi¨¦n significa que el valor del d¨®lar descender¨¢, y por consiguiente habr¨¢ m¨¢s oportunidades para que las empresas radicadas en Estados Unidos exporten y provean al mercado interno. Los puestos de trabajo se est¨¢n trasladando de la construcci¨®n (y ocupaciones relacionadas) a las mercanc¨ªas comerciables y a la producci¨®n de servicios (y ocupaciones relacionadas).
Pero si el sistema de la intermediaci¨®n financiera se hunde en una quiebra universal, los productores de mercanc¨ªas comerciables ser¨¢n incapaces de conseguir financiaci¨®n para expandirse. Y si la vivienda y los precios de los t¨ªtulos con garant¨ªa hipotecaria no s¨®lo caen sino que se desploman, todos deber¨ªan recordar que el empleo en la construcci¨®n cae con m¨¢s rapidez de lo que el empleo en mercanc¨ªas comerciables puede crecer. Eso no ser¨ªa bueno ni para Estados Unidos ni para el mundo.
Y todo bien hasta el momento, al menos en lo que respecta a la econom¨ªa real estadounidense. Por supuesto, el desempleo en Estados Unidos aumenta, pero si la econom¨ªa del pa¨ªs est¨¢ en recesi¨®n, se trata de la recesi¨®n m¨¢s suave de todos los tiempos. Sin embargo, desde el punto de vista financiero, la magnitud del caos es escandalosa: tremendos fallos de gesti¨®n del riesgo por parte de instituciones financieras altamente endeudadas que han de ser gestores de riesgo de primera si quieren sobrevivir.
Si hace un a?o me hubieran preguntado si este grado de caos financiero era compatible con una econom¨ªa interna estadounidense que no estuviese claramente en recesi¨®n, habr¨ªa dicho que no. Si me hubieran preguntado hace un a?o si pasar¨ªa un a?o sin que o bien se restaurase la confianza en las instituciones financieras o bien se produjesen nacionalizaciones y liquidaciones generalizadas, habr¨ªa dicho que no. Las configuraciones inestables e insostenibles deben acabar.
Rudi Dornbusch ten¨ªa raz¨®n: los desequilibrios pueden durar m¨¢s de lo que los economistas creen posible. Pero eso no significa que al final el agua no corra monte abajo.
? Project Syndicate, 2008.
J. Bradford DeLong es catedr¨¢tico de Econom¨ªa en la Universidad de California en Berkeley y ex sub secretario del Tesoro de Estados Unidos.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.