?Qui¨¦n se ha comido mi queso?
De todas las noticias veraniegas, la que m¨¢s me ha subyugado es esa de Telemadrid en la que nos contaban lo nocivo que resulta para el turismo que en Catalu?a haya establecimientos en los que se rotule en catal¨¢n. Se basaban, dijeron, en una encuesta de la Mesa del Turismo, un grupo de empresas entre las que no falta Air Berl¨ªn. Seg¨²n ellos, el turista sufre si lee en una pizarrita entrep¨¤ de formatge en lugar de bocadillo de queso.
No hace falta decir que la mayor¨ªa de sufrientes son turistas, como dec¨ªan tambi¨¦n en la noticia, del resto del Estado. Y no hace falta decirlo porque un se?or franc¨¦s quiero suponer que tiene cierta intuici¨®n para comprender que tal vez fromage y formatge sean algo similar. Y dir¨ªa que a un se?or italiano le pasa lo mismo. S¨ª, el turista ingl¨¦s o el turista chino tal vez no entienden formatge pero ¨¦stos siempre piden paella que, para desgracia de Telemadrid, se escribe igual en catal¨¢n que en castellano. El principal problema, pues, es que los turistas espa?oles no entienden el catal¨¢n de los r¨®tulos.
El turista ingl¨¦s o el turista chino tal vez no entienden formatge pero ¨¦stos siempre piden paella
Pero, veamos. ?Sufren porque al no entender lo del entrep¨¤ no son capaces de pedir la comida? Debemos suponer que s¨ª. Y debemos suponer tambi¨¦n que sufren no s¨®lo en Catalu?a, sino en todos los lugares en los que no entienden los r¨®tulos de los bares. Si no fuese as¨ª, si s¨®lo sufriesen en Catalu?a pero no en China, ser¨ªa una cuesti¨®n de fobia y en este caso no son los restauradores los que tienen que ayudarles sino los m¨¦dicos.
Por tanto, pensemos que no. Que no es fobia. Que ellos cuando van a un lugar y no entienden el r¨®tulo sufren. Le pasa a muchas personas. A otras, en cambio -entre las que me cuento-, los distintos idiomas les excitan. Hay personas que van a Italia y se ponen muy contentas cuando entienden lo que les dice el taxista. Procuran aprenderse -lo primero- las palabras o frases que m¨¢s van a usar: gin-tonic, cerveza, otro gin-tonic, otra cerveza... Lo mismo les pasa en Galicia, en China o en Alemania... Pero no estamos hablando de ellos, sino de los otros, de los normales.
Teniendo en cuenta pues lo importante que es para nosotros que estas personas desvalidas no se queden sin comer bocadillos de queso cuando vengan a nuestra tierra, propongo que la Generalitat les d¨¦ unos cursos de teor¨ªa para que puedan tratarnos -a nosotros y a otros nativos de otras tierras con idiomas distintos del castellano- como nos merecemos.
Lo primero que tienen que hacer cuando vayan a un lugar con otro idioma distinto del suyo y se topen con los nativos es gritar y vocalizar. Todo el mundo sabe que si a un extranjero le preguntas por una calle en castellano no te entiende. Pero si le repites lo mismo despacio y a gritos, la cosa cambia. (En Portugal pasa continuamente: los espa?oles son los que gritan y hablan despacio a los lugare?os). Y, por favor, cerremos las tiendas de souvenirs de la Rambla. Un se?or que sufre cuando lee entrep¨¤ de formatge, si ve un sombrero mexicano en Catalu?a igual cree que ha sufrido un viaje astral.
Con estas medidas creo que el turismo est¨¢ a salvo. Ahora s¨®lo falta saber d¨®nde est¨¢ ese bar en el que todav¨ªa escriben entrep¨¤ de formatge. En los bares a los que voy yo los bocadillos suelen ser siempre de queso.
moliner.empar@gmail.com
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