Alejandro 'Bolt'
Valverde firma un 'sprint' soberbio y se convierte en l¨ªder de una carrera que no conf¨ªa en ganar
Ya est¨¢. Pa'casa. Un d¨ªa basta para conseguir el primer objetivo y pa'casa. Total, Ja¨¦n tampoco queda tan lejos de Murcia, la tierra chica de Alejandro Valverde, que ayer convirti¨® el sprint en un ejercicio de poder, inteligencia y un poquito de sacrificio, pero muy poquito. Fue, hiperb¨®licamente visto, algo as¨ª como una llegada a lo Usain Bolt, mirando hacia atr¨¢s, hacia los lados, un poquito a la c¨¢mara, con todos los lebreles italianos (tambi¨¦n Zabel se asom¨®) apretando los dientes para masticar una derrota tan rotunda, no humillante, pero s¨ª dolorosa.
Valverde, que se hab¨ªa tapado y tapado durante tres d¨ªas en Granada -"llevo muchos meses en plena forma y no s¨¦ lo que puedo dar", hab¨ªa dicho poniendo cara de bueno-, se destap¨® ayer a su estilo, con esas arrancadas llenas de rabia, fuerza e inteligencia. "El final es muy propicio para Bennati, para Bettini, para Pozzato y, claro, para Valverde", hab¨ªa anunciado el s¨¢bado ?scar Freire, que tambi¨¦n se borr¨® de antemano aunque le gustaba el final, pero no se sent¨ªa en forma. Freire, fiel a su palabra, dej¨® al escuadr¨®n italiano que pelease por la etapa y organizase la clasificaci¨®n general. Valverde, pillo, tambi¨¦n dej¨® hacer. Dej¨® al Liquigas y al Quick Step que abortaran todas las fugas, que pusieran el tren de aterrizaje en la meta, que interiorizasen que no se iba a entrometer en la disputa. M¨¢s a¨²n, cuando en el ¨²ltimo kil¨®metro atac¨® duro, seco, rabioso, su compa?ero Joaqu¨ªn Rodr¨ªguez. Tembl¨® el pelot¨®n. Cuando Rodr¨ªguez cay¨®, apareci¨® Alejandro Bolt, por la izquierda, en quinta velocidad, en su terreno picado hacia arriba, muy exigente, de los que combinan la velocidad y la potencia. Era Alejandro Bolt contra Guillermo Tell, ll¨¢mese Rebellin, Ballan, Pozzato o Nocentini: tipos r¨¢pidos frente a un tipo duro.
Fue algo as¨ª como una llegada de Usain: mirando hacia atr¨¢s, a los lados, a la c¨¢mara
Hasta entonces, Valverde hab¨ªa cumplido su palabra. El Liquigas se responsabiliz¨® de controlar primero la fuga aventurera de cuatro ciclistas (Mart¨ªnez, Rosendo, Ignatiev y Lemoine). Era una fuga curiosa, dir¨ªase que casi sentimental. El andaluz Rosendo y el franc¨¦s Lemoine hab¨ªan sido ¨²ltimos de la ronda espa?ola en 2007 y 2006 respectivamente. Rosendo fue aclamado entonces porque tuvo la fuerza de voluntad de llegar hasta la Cibeles con el cuerpo lleno de magulladuras, una especie de ecce homo sobre la bicicleta. Junto a ellos, un ex lugarteniente de Armstrong (Mart¨ªnez) y un medallista de oro (Atenas 2004) y bronce (Pek¨ªn 2008) en ciclismo en pista. Una fuga pintoresca y agradecida para que el rodar entre autov¨ªas y carreteras, estrecheces y amplitudes por igual, no fuera tan rutinario como el sol.
Aquello muri¨® a falta de 20 kil¨®metros, dej¨¢ndole de recuerdo un maillot del gran premio de la monta?a a Rosendo y al resto unos minutos de gloria, am¨¦n de auparse Mart¨ªnez al cuarto puesto de la general por las bonificaciones. Lo dem¨¢s fue cosa de Valverde, del cuatrocentista de la bicicleta, que fue sacando metros y metros a sus rivales con su poderosa pedalada. Lo dicho, como Bolt, al estilo jamaicano aunque aqu¨ª fuera un murciano de pura cepa, ya l¨ªder de la general, pero que ahora, ganada una etapa, piensa en la segunda. Vamos, que no, que no se va pa'casa.
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