A las puertas del nuevo congreso del PSPV
A finales de este mes de septiembre tendr¨¢ lugar en Valencia el congreso del PSPV. Sin voluntad alguna de entrometernos en nada, queremos aprovechar la ocasi¨®n para reflexionar en general sobre el escenario pol¨ªtico en que tendr¨¢ lugar la convocatoria y sobre el tipo de acci¨®n de un partido de izquierdas que pretenda cambiar dicho escenario pol¨ªtico valenciano en un sentido progresista.
Tenemos la derecha del PP que se perpet¨²a en el gobierno de la Generalitat valenciana, de las tres Diputaciones y de la mayor¨ªa de los grandes Ayuntamientos. A lo largo de sucesivas convocatorias electorales, dicho partido mantiene o acrecienta abultadas mayor¨ªas electorales, sin que la laminaci¨®n aplicada a servicios p¨²blicos esenciales, el despilfarro econ¨®mico practicado, el talante antidemocr¨¢tico exhibido en la gesti¨®n de la informaci¨®n p¨²blica, el desprecio por la lengua propia, o su implicaci¨®n en la devastaci¨®n del territorio de los ¨²ltimos a?os, conduzcan a una clara erosi¨®n de sus resultados electorales.
Nada exime a un partido de izquierdas de elaborar una l¨ªnea que recoja los deseos de los ciudadanos
En estas condiciones es normal que los partidos de izquierda del Pa¨ªs Valenciano se interroguen sobre las claves de semejante ¨¦xito electoral, sobre los posibles errores propios cometidos y sobre los cambios que deber¨ªan protagonizar a fin de dar el vuelco a una situaci¨®n pol¨ªtica tan frustrante como negativa desde una perspectiva de izquierdas. Apremiados por la necesidad de no reeditar nuevos fracasos en futuras contiendas electorales, en sus filas se multiplican las recetas, los an¨¢lisis m¨¢s o menos apresurados y los nombres que, conjuntamente, nos permitir¨ªan vislumbrar la ansiada luz del t¨²nel. Es ¨¦sta una coyuntura propicia a naufragar, con la mejor voluntad del mundo, en el consabido "dar palos de ciego", all¨¢ donde procede evaluar con realismo el posible tempo propio de la ola social de conservadurismo que se ha apropiado del pa¨ªs, aplicar an¨¢lisis serenos y documentados, superar cualquier sectarismo y no renunciar precipitadamente a s¨ªmbolos y principios democr¨¢ticos y de solidaridad dif¨ªcilmente prescindibles desde una perspectiva de izquierdas y de pa¨ªs.
Acabamos de hablar de principios: un partido con voluntad de cambio social en un sentido democr¨¢tico y solidario no puede limitarse a tomar nota de lo que la mayor¨ªa de la gente pueda creer o desear en un momento dado, con sus vaivenes, sin duda, explicables. Sin ignorar todo ello, y siendo la pol¨ªtica la gesti¨®n del conflicto social inevitable, ese partido ha de optar por los intereses de la mayor¨ªa de la poblaci¨®n presente y futura, lo que significa que debe tener su propio programa de transformaci¨®n y gesti¨®n sociales. Un programa que, partiendo de lo que hay y de las tendencias profundas de cambio que se constatan o se avecinan, renuncia a practicar el mero seguidismo a lo que dicta la ¨²ltima encuesta y se esfuerza por explicar y aplicar su programa de actuaci¨®n a fin de no acabar, de la mano de dicho seguidismo, all¨¢ donde nadie, ni la sociedad, ni el partido, ni los propios encuestados, ten¨ªa previsto acudir. Renunciar a actuar a medio y largo plazo desde un partido pol¨ªtico es en el mejor de los casos superfluo y en el peor, catastr¨®fico.
La capacidad de liderazgo pol¨ªtico que aqu¨ª se reivindica siempre ha formado parte del acerbo de cualquier partido pol¨ªtico a la altura de las responsabilidades de su tiempo, pero hoy, con la globalidad, rapidez e intensidad, de los cambios f¨ªsicos y sociales que protagoniza la humanidad, desatender esa necesidad de trascender lo m¨¢s inmediato en pol¨ªtica (una trascendencia que no deja de incorporar esa inmediatez como dato para un proyecto de futuro), es una dimisi¨®n pol¨ªtica cargada de posibles consecuencias onerosas para la sociedad toda.
Porque, continuando con el mismo tema en otra direcci¨®n, ?qu¨¦ sentido tendr¨ªa hoy que un partido de izquierdas, en el Pa¨ªs Valenciano, intentara emular la falta de complejos del PP en su pol¨ªtica territorial, urban¨ªstica y ambiental, con la vana esperanza de sustraer a ese PP los votos que pueda estar recibiendo por ello? Dejando de lado por un momento los principios, ?qui¨¦n asegura que se ganar¨ªan as¨ª m¨¢s votos de los que se perder¨ªan en sentido contrario, a cargo de ciudadanos escandalizados que podr¨ªan bien quedarse en casa el d¨ªa de autos o transferir su voto a otro destinatario? Imaginemos que un n¨²mero apreciable de votos haya reca¨ªdo ¨²ltimamente en el PP valenciano de la mano de ciudadanos que, aun intuyendo de alguna manera que ese tipo de pol¨ªtica territorial es totalmente insostenible, econ¨®mica y ambientalmente, deciden apostar por esa v¨ªa, asumiendo si cabe aquello de despu¨¦s, el diluvio. Puestos a gestionar ese tipo de pol¨ªtica de cara al futuro, ?qu¨¦ mejor garante que un partido, el PP, que ha acumulado tantos m¨¦ritos en la senda de no retroceder delante de la ley y la desmesura en la cuesti¨®n, frente a unos advenedizos en esas lides, cuyos or¨ªgenes no pueden garantizar la falta de escr¨²pulos que cabe exigir en estos casos?
Esperpentos aparte, si un partido pol¨ªtico cree realmente que una determinada pol¨ªtica es econ¨®mica, social y ambientalmente insostenible, nada le exime de explicar una y otra vez al ciudadano la cuesti¨®n en los t¨¦rminos m¨¢s claros y did¨¢cticos posibles, exponiendo al mismo tiempo las propuestas alternativas con las que se pretende conjugar la sostenibilidad con el deseo atendible de acrecentar o mantener la calidad de vida. La interiorizaci¨®n de ese mensaje honesto por los propios miembros del partido, cargos p¨²blicos y militantes de base, y la consiguiente implicaci¨®n de los mismos en la plasmaci¨®n del correspondiente mensaje pol¨ªtico, es seguramente una de las bazas para su posible materializaci¨®n pol¨ªtica. Como lo ser¨¢ igualmente el car¨¢cter del mismo: el de un mensaje que ha de ser did¨¢ctico en sus variados registros y persistente, que no renuncia a aplicar las t¨¦cnicas de la moderna comunicaci¨®n de masas, que ser¨¢ seguramente gradual en su calendario de aplicaci¨®n, pero que nunca se reducir¨¢ al mero marketing, ni dejar¨¢ nunca de orientarse por sus objetivos estrat¨¦gicos.
En definitiva, nada exime a un partido de izquierdas de elaborar una l¨ªnea pol¨ªtica y un programa que pretendan recoger los deseos de los ciudadanos desde una perspectiva atenta a las lecciones del pasado, basada en la certeza del cambio global en que estamos inmersos, armada de an¨¢lisis certeros y con la finalidad ¨²ltima de construir una sociedad m¨¢s libre y m¨¢s acogedora para todos.
Em¨¨rit Bono y Ramon Lapiedra son catedr¨¢dicos de Pol¨ªtica Econ¨®mica y de F¨ªsica, respectivamente, de la Universitat de Val¨¨ncia.
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