Intereses distintos ante Rusia
Cuando la atenci¨®n mundial estaba fija en los Juegos Ol¨ªmpicos, el joven presidente de Georgia, Mija¨ªl Saakashvili, mand¨® que el Ej¨¦rcito georgiano tomase por sorpresa Tsjinvali, la capital de Osetia del Sur, que en 1991 hab¨ªa proclamado unilateralmente la independencia y que, seg¨²n lo acordado en 1992, de hecho gozaba de autonom¨ªa. Eduard Shevardnadze, el primer presidente de Georgia que, despu¨¦s de 11 a?os en el poder, a finales de 2003 perdi¨® las elecciones con el 95% de los votos a favor de su contrincante, en una entrevista en EL PA?S manifestaba: "No es el momento de cr¨ªticas, pero cuando las tropas rusas se hayan ido, [Saakashvili] tendr¨¢ que dar explicaciones. Quien haya cometido errores tendr¨¢ que pagarlos".
A la Uni¨®n Europea le conviene la estabilidad y el r¨¢pido crecimiento de la Federaci¨®n Rusa
En efecto, fue un dislate no prever la fulminante respuesta de Rusia, que s¨®lo esperaba la ocasi¨®n para decir basta. Importa recordar que la exigencia estadounidense de que la Alemania unida tendr¨ªa que pertenecer a la OTAN fue el mayor obst¨¢culo que hubo que superar para la unificaci¨®n. El canciller Kohl pudo convencer a Gorbachov, pagando en met¨¢lico el precio correspondiente, que aceptara excepcionalmente la ampliaci¨®n de la Alianza Atl¨¢ntica. Despu¨¦s del desplome de la Uni¨®n Sovi¨¦tica, la Federaci¨®n Rusa ha asistido en su impotencia a la integraci¨®n en la OTAN de los antiguos Estados sat¨¦lites, estrech¨¢ndose cada vez m¨¢s el cerco con los planes para la adhesi¨®n de pa¨ªses como Ucrania o Georgia, que incluso pertenecieron a la Comunidad de Estados Independientes.
Desde el derecho internacional podr¨ªa justificarse la intervenci¨®n militar georgiana en Osetia del Sur, ya que forma parte de su territorio, aunque se opusiera a los tratados firmados de no emplear la fuerza para resolver el problema de que una poblaci¨®n que en su mayor parte pertenece a otra etnia aspire a la independencia. Si sobre una base ¨¦tnica se pudo unilateralmente escindir Kosovo de Serbia, ?por qu¨¦ no cabe hacer lo mismo en el C¨¢ucaso? Queda bien patente que el caso de Kosovo, tal como se trat¨® de justificar, no va a ser el ¨²nico. Tendremos otros muchos, seg¨²n las presiones internas y los intereses cambiantes de las grandes potencias. Lo m¨¢s sorprendente es que con el conflicto checheno abierto en la regi¨®n, Rusia juegue con fuego en este tema.
La respuesta norteamericana no ha sido menos contundente. No es que Estados Unidos, por el reconocimiento ruso de la independencia de Osetia del Sur y de Abjazia, vaya a desencadenar un conflicto b¨¦lico en el C¨¢ucaso -la perdedora inmediata es Georgia, que en su af¨¢n de integrarse en el mundo occidental bajo protecci¨®n norteamericana, tendr¨¢ que aprender a mantener buenas relaciones con Rusia, la geopol¨ªtica impone sus condiciones-, sino que haya aprovechado la ocasi¨®n, tras 18 meses de dif¨ªciles negociaciones, para firmar con Polonia un tratado que permite instalar un escudo antimisiles en su territorio. Parece inconcebible el que con su silencio la UE haya aceptado las protestas americanas de que no va dirigido contra Rusia, pa¨ªs amigo pero el ¨²nico que dispone de cohetes de largo alcance, sino contra las nuevas amenazas del siglo XXI, Ir¨¢n o Corea del Norte, como si en una fecha previsible Ir¨¢n vaya a disponer de cohetes de tan largu¨ªsimo alcance, o que la trayectoria m¨¢s corta de los norcoreanos pase por Polonia.
Si un Estado pudiese atacar en todas las direcciones, pero estuviera totalmente protegido de posibles ataques exteriores, Hobbes dixit, ejercer¨ªa un dominio tir¨¢nico universal del que esperemos que la humanidad se libre por la imposibilidad de que a la larga tan hondo desequilibrio funcione t¨¦cnicamente.
En esta pretensi¨®n de dominio total Estados Unidos puede enterrar cantidades ingentes para conseguir muy poco -el provecho principal proviene del progreso t¨¦cnico que estos grandes proyectos conllevan-, pero al precio de haber reanudado la competici¨®n armament¨ªstica con Rusia con todas sus fatales consecuencias.
Lo esencial es ser consciente de que en las relaciones con Rusia se transparentan intereses distintos de Estados Unidos y de la Uni¨®n Europea. La vecindad con Rusia, la dependencia energ¨¦tica y sobre todo las inversiones europeas en este ingente pa¨ªs, con enormes posibilidades para el desarrollo del comercio, hacen que Europa est¨¦ interesada en la estabilidad y r¨¢pido crecimiento de la Federaci¨®n Rusa. En cambio, al tratar de impedir que recupere su status de gran potencia regional, Estados Unidos pretende reemplazarla en el C¨¢ucaso y en Asia Central, regiones en las que se disputa la hegemon¨ªa mundial. La UE tiene todav¨ªa que aprender que sus intereses vitales no coinciden siempre con los de Estados Unidos.
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