Pintura, fotograf¨ªa y piedad desde los m¨¢rgenes
Dar¨ªo Villalba expone su obra m¨¢s reciente en Madrid
"En mi obra, la pintura es fotograf¨ªa y la fotograf¨ªa es pintura". Dar¨ªo Villalba (San Sebasti¨¢n, 1939), resume en esta frase la esencia de una obra que, desde los sesenta, ha hecho de ¨¦l un artista inclasificable. ?l mismo define su identidad por negaci¨®n. En primer lugar, no es un fot¨®grafo -"No s¨¦ nada de fotograf¨ªa. Es un medio. Una t¨¦cnica"-. No se considera expresionista -"No modifico las im¨¢genes"-. Tampoco es un artista pop. Ni siquiera pop soul, como le defini¨® Andy Warhol -"Mi obra es una contestaci¨®n al pop, que masifica las im¨¢genes de consumo; yo, al contrario, las individualizo para darles su m¨¢xima trascendencia, incluso religiosa"-. Y mucho menos un artista conceptual -"Soy un artista directo del alma, de la poes¨ªa"-.
"Uso la c¨¢mara como un bistur¨ª para entrar en el alma"
"Elijo im¨¢genes en las que encuentro al ser humano en situaciones l¨ªmite"
Con esas premisas es m¨¢s f¨¢cil acercarse a sus ¨²ltimas obras, que se muestran hasta el 11 de octubre en la galer¨ªa Marlborough de Madrid. Es la primera exposici¨®n del artista desde la gran retrospectiva organizada el a?o pasado por el Museo Reina Sof¨ªa. "Quer¨ªa sacar al Dar¨ªo Villalba m¨¢s oculto, que sale a flor con una fuerza y una ternura tan fuertes o m¨¢s de lo que se vio en el Reina Sof¨ªa", afirmaba mientras supervisaba el montaje de las obras. Asegura que se encuentra en un "momento creativo fuerte" y que ha conseguido una exposici¨®n cargada de "po¨¦tica" y de "rotundidad del lenguaje".
La pieza central de la exposici¨®n, un tr¨ªptico formado por una fotograf¨ªa de un ni?o gitano, flanqueada por pinturas de materia espesa, como grava de color gris, resume las claves de ese momento creativo del artista: "La imagen fr¨¢gil del ni?o contrasta con dureza de las pinturas". La ternura frente a la aridez.
Como siempre en su obra, Villalba da otra vuelta de tuerca a ese vaiv¨¦n constante entre pintura y fotograf¨ªa en el que siempre se ha movido: "Una u otra, no importa, uso lo que me sirva para transmitir a vuestros ojos, menos contaminados que los m¨ªos seguramente, y poder proyectar mi alma al exterior", dice como hablando a una audiencia.
Pionero de la utilizaci¨®n de la fotograf¨ªa en Espa?a en los a?os sesenta, Villalba mira hoy con recelo la "sobredosis" de este medio: "Mucha gente lo usa s¨®lo por estar a la moda, sin darse cuenta de que no es m¨¢s que un veh¨ªculo para las emociones o actitudes. Y a medida que avanza la tecnolog¨ªa, es peor". No le interesa la perfecci¨®n de las im¨¢genes, sino su honesta realidad. Una vez captadas, se limita a ampliarlas sin manipularlas. "Es mi bistur¨ª para entrar a bocajarro en el alma sacramental de los seres humanos que yo elijo de mi imaginario", explica.
Un imaginario poblado de seres marginados, mendigos, locos y enfermos, que vuelven a ser los protagonistas de la obra de Villalba. Son personajes que salen de los Documentos b¨¢sicos que el artista lleva recopilando desde 1957, m¨¢s de 3.000 fotograf¨ªas que son su diario ¨ªntimo est¨¦tico. Puede ser la nuca de una chica adolescente, o unas manos, o los pies del artista. Pero no es un trabajo documental: "Son im¨¢genes que pertenecen a mi esp¨ªritu, a esos n¨¢ufragos de mi interior que reclaman protagonismo", dice.
Niega, sin embargo, que la marginalidad sea el eje de su obra: "Elijo estas im¨¢genes por su enorme significado, porque me encuentro ante situaciones l¨ªmite del ser humano. Pero en esta exposici¨®n hay tambi¨¦n ternura, hay piedad". Piedad es, precisamente, el t¨ªtulo que Villalba ha elegido para esta exposici¨®n.
No cita a otros artistas ni literatos como referentes o inspiraci¨®n: "S¨®lo mi esp¨ªritu religioso, y todo lo que veo durante el d¨ªa y hasta lo que sue?o de noche". Se reconoce una persona espiritual y asegura que le emociona la idea de la encarnaci¨®n que, para ¨¦l, llena la religi¨®n -la cat¨®lica, la suya- de humanidad. "Yo tambi¨¦n me inmolo, modestamente, en carne en mis obras", afirma.
Esa espiritualidad es la que Villalba se empe?a en transmitir, dice, a trav¨¦s de una obra hecha, de "interminables momentos de silencio, pero tambi¨¦n de amor y esperanza".
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