Un congreso de reconciliaci¨®n

El amistoso saludo que la presidenta regional, Esperanza Aguirre, y el vicealcalde, Manuel Cobo, se ofrecieron el pasado martes en la Asamblea de Madrid, durante el debate del estado de la regi¨®n, era impensable hace cuatro a?os, cuando se enfrentaron por la presidencia del PP.

Entonces, al c¨®nclave del partido le precedieron semanas de enfrentamiento interno, que culminaron con una dura reuni¨®n de la Junta Directiva Regional, en la que s¨®lo una decena de dirigentes defendieron la candidatura de Cobo, lo que propici¨® el encumbramiento de Aguirre a la presidencia y, desde entonces, su f¨¦rreo control del PP regional.

Gallard¨®n no ha pedido puestos en la direcci¨®n para sus fieles

La entrada de Lamela es s¨ªntoma de que hay buena sinton¨ªa con Rajoy

Nada que ver lo que ocurr¨ªa en aquellos d¨ªas con la paz, muy pr¨®xima a la desidia, que ha rodeado al c¨®nclave que hoy comienza en el Palacio Municipal de Congresos y Exposiciones, en el parque Juan Carlos I, y que se cerrar¨¢ ma?ana.

Esta vez s¨®lo hay una candidatura, la de la propia Aguirre, que llega con soltura a la reelecci¨®n, sobre todo despu¨¦s de que su adversario pol¨ªtico, Alberto Ruiz-Gallard¨®n, proclamara en pleno verano que la apoyar¨ªa y que bajo su mando al PP le hab¨ªa ido muy bien. La prueba, los resultados electorales de las auton¨®micas y municipales de 2007, en las que el partido arras¨® en el Ayuntamiento y la Comunidad de Madrid.

Por eso, el inter¨¦s de este encuentro pol¨ªtico no est¨¢ por una vez en qui¨¦nes ser¨¢n los nuevos dirigentes. Est¨¢ claro que Aguirre har¨¢ y deshar¨¢, sobre todo porque Alberto Ruiz-Gallard¨®n ha conseguido ya superar el escal¨®n regional. El objetivo del alcalde era formar parte de la direcci¨®n nacional, al lado de Mariano Rajoy, y all¨ª est¨¢ desde el congreso de junio. Por eso, su rival bien puede quedarse en su corralito. Fuentes del PP se?alan que Gallard¨®n ni siquiera habr¨ªa pedido a la presidenta alg¨²n puesto en la direcci¨®n para sus fieles. Le da igual.

Eso no impedir¨¢ que haya concejales de su Ayuntamiento en la direcci¨®n y muy destacadamente Ana Botella, teniente de alcalde y edil de Medio Ambiente, que en estos tiempos ha tendido lazos entre el Consistorio y la Comunidad.

Tampoco significa que ¨¦ste vaya a ser el congreso de la reconciliaci¨®n entre Gallard¨®n y Aguirre, cuya rivalidad tiene altibajos, y que ayer subi¨® a un pico con el anuncio del alcalde de que romper¨¢ el convenio con el Canal de Isabel II, lo que ataca directamente al proyecto de privatizaci¨®n de la empresa p¨²blica. Pero s¨ª servir¨¢ para escenificar c¨®mo han mejorado las relaciones entre el PP de Madrid y G¨¦nova, la sede nacional.

Un s¨ªntoma de esa mejor¨ªa es la entrada de Manuel Lamela en el comit¨¦ ejecutivo, que anunci¨® la propia Aguirre el mi¨¦rcoles en el debate en la Asamblea. "Sigue teniendo toda mi confianza", recalc¨®. Apenas dos meses antes lo hab¨ªa echado de su Consejo de Gobierno por haber cometido el pecado de formar parte de la direcci¨®n nacional de Rajoy sin haberle pedido permiso antes. Pero Lamela se port¨® como un caballero y tom¨® el camino de la discreci¨®n. Lo que no quiso hacer Alfredo Prada, que cometi¨® la misma falta y tuvo el mismo castigo.

Otra muestra de la mejor¨ªa de las relaciones es la amplia presencia de representantes de otras regiones invitados al congreso. "La gente pondr¨ªa excusas si piensa que pueden recibir etiquetas o represalias por venir a Madrid", explican desde el PP.

Por si hab¨ªa poco inter¨¦s en este c¨®nclave, Aguirre ya ha revelado los nombres de quienes la acompa?ar¨¢n en la candidatura en los tres primeros puestos. Mantiene a Francisco Granados como secretario general y suma a G¨¢dor Ongil, amiga personal la presidenta y veterana en la direcci¨®n regional, y, como secretario de Organizaci¨®n Territorial a Borja Sarasola, muy cercano al vicepresidente regional, Ignacio Gonz¨¢lez. Este ¨²ltimo sustituye a Cristina Cifuentes, vicepresidenta de la Asamblea, que ir¨¢ al Comit¨¦ de Derechos y Garant¨ªas y que, seg¨²n varias fuentes, ha ca¨ªdo en desgracia.

Pero la clave no son los nombres, sino que estar¨¢ en lo que diga Rajoy en su intervenci¨®n del s¨¢bado. ?sa ser¨¢ la medida justa de la supuesta paz.