Uno contra todos
Arroyo gana en Segovia tras un recital de Kiryienka y del Caisse d'?pargne
Hay muchas formas de ganar, pero una mejor que todas las dem¨¢s: jugar a todos los palos, teniendo en cada uno un punto de referencia, una soluci¨®n para cada problema, una decisi¨®n para cada situaci¨®n. As¨ª lo interpret¨® ayer el Caisse d'?pargne, que lo intent¨® todo, lo pasional y lo estrat¨¦gico, el coraz¨®n y la cabeza, lo bello y lo sucio. Se merec¨ªa el equipo de Unzue el triunfo de etapa, aunque ello supusiera lamentar el trabajo bald¨ªo de un hombre, Vasili Kiryienka, del Tinkoff ruso, condenado al fracaso pero que pase¨® su grandeza durante 20 kil¨®metros en algo parecido a un paseo egregio hacia el cadalso. Era el hombre contra el grupo y gan¨® el grupo, el Caisse d'?pargne en el nombre de David Arroyo.
Fue hermoso lo del equipo balear, metiendo a tres corredores en una escapada con 19 ciclistas empe?ados en llegar antes que nadie a Segovia. Y fue hermoso cuando lanz¨® a sus dos lebreles mejor colocados en la clasificaci¨®n, Dani Moreno, primero, y Joaquim Rodr¨ªguez, despu¨¦s, en un ¨²ltimo intento de alcanzar el podio en Madrid. Tan hermoso fue que oblig¨® a los grandes a levantar el culo del sill¨ªn y ponerse a trabajar. Contador lo entendi¨® pronto y arropado por sus hombres lanz¨® el ataque en el pelot¨®n para evitar que prosperase aquella fuga, con Rodr¨ªguez al frente. Dice Contador que dud¨® en salir a por el catal¨¢n. As¨ª ser¨¢, pero sali¨® para evitar situaciones inesperadas.
Lo uno y lo otro, la ambici¨®n del Caisse d'?pargne y la precauci¨®n del Astana (de Contador, principalmente), brindaron media carrera magn¨ªfica aprovechando la orograf¨ªa del terreno (las ascensiones a Navacerrada y Navafr¨ªa) y la actitud de corredores y directores de equipo. Unzue quer¨ªa jugar todas y cada una de sus cartas. Jugar la carta del podio con Rodr¨ªguez, por si sonaba la flauta, y la carta de la etapa con Alejandro Valverde en la meta de Segovia. Un repecho anterior le pon¨ªa casi una alfombra para lograr un nuevo triunfo. Por ambas cosas controlaba la carrera con mucha gente en cabeza del pelot¨®n, una vez que se reagrup¨® al t¨¦rmino de la ascensi¨®n a Navafr¨ªa.
Pero en todo juego hay cartas inesperadas. Un hombre desafi¨® la estrategia, el bielorruso Kiryienka, que en el descenso meti¨® el ment¨®n en el manillar y se tir¨® cuesta abajo como un poseso. El franc¨¦s Loubet y Arroyo le siguieron. Parec¨ªa un ataque desesperado m¨¢s, uno de los muchos que animar¨ªan la carrera hasta su final. Pero el tr¨ªo lleg¨® a superar el minuto de diferencia. La exhibici¨®n de Kiryienka fue monumental, con Loubet agotado (y finalmente descolgado) y Arroyo de paquete, jugando con dos barajas, la suya, y la de Valverde, por si hubiera caza. Y Unzue decidi¨® asumir los dos riesgos. Arroyo no dio ni un relevo, lo que imped¨ªa aumentar la diferencia, y el Caisse d'?pargne manten¨ªa una distancia prudencial que agotara al corredor ruso facilitando el triunfo de Arroyo. En el pelot¨®n nadie quiso responsabilizarse de arruinar la escapada porque el ganador casi fijo ser¨ªa Valverde. Y gan¨® David Arroyo, fresco como una lechuga. Y perdi¨® Kiryienka, suicidado en su aventura quijotesca, pero engrandecido por su derroche de generosidad ciclista. Y todos contentos a la espera de la cronoescalada de hoy en Navacerrada, con la ¨²nica lucha entre Sastre y Mosquera, separados en la general por 1m 6s. Contador aventaja a Leipheimer en 1m 17s pero nadie duda de un nuevo triunfo del espa?ol. Ayer gan¨® el grupo al hombre solo. Es lo habitual. El quijotismo es bello, pero in¨²til.
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