Recompensados por hundir Wall Street
Los ejecutivos de los bancos afectados por la crisis ganaron 236 millones
La crisis de Wall Street ha avivado la pol¨¦mica sobre las retribuciones de los ejecutivos del sector financiero. Las cr¨ªticas se centran en tres flancos. En primer lugar, se cuestiona si los sueldos de los ¨²ltimos a?os se justifican por la creaci¨®n de valor aportada (teniendo en cuenta el actual desplome burs¨¢til). En segundo lugar, se denuncia que quiz¨¢ la forma elegida para establecer las retribuciones, con gran peso del bonus, habr¨ªa podido incentivar a los directivos a tomar m¨¢s riesgos de los convenientes para lograr objetivos a corto plazo, aumentando as¨ª el agujero de las subprime. La ¨²ltima de las cr¨ªticas se plantea tras desvelarse los blindajes millonarios que gozan estos gestores en caso de despido, con independencia de la herencia que dejen a sus accionistas.
Los salarios ahora traspasan el ¨¢mbito privado al usarse fondos p¨²blico
En 2007, los m¨¢ximos ejecutivos de las 16 entidades m¨¢s afectadas por la crisis de cr¨¦dito ganaron en total 334 millones de d¨®lares (236 millones de euros), un 30% m¨¢s que en 2005. La bola de nieve de las hipotecas basura ha costado a esas compa?¨ªas p¨¦rdidas de 320.543 millones, se ha cobrado el empleo de 80.236 personas y ha jibarizado su valor burs¨¢til desde septiembre de 2007.
"La obsesi¨®n de las empresas cotizadas por lograr beneficios a corto plazo, combinada con unos sistemas de retribuci¨®n que no est¨¢n ajustados por el riesgo que asumen los gestores, supone una mezcla letal", explica John M. Berry, columnista de la agencia Bloomberg. A finales de 2007, recuerda este experto, cuando casi todos los grandes bancos de inversi¨®n empezaban a encarar enormes p¨¦rdidas, pagaron bonus comparables a aquellos repartidos en 2006, "un a?o en el que los beneficios eran mucho mayores y el horizonte parec¨ªa despejado".
Tras el estallido de la burbuja tecnol¨®gica tambi¨¦n se cuestion¨® el salario de algunos directivos, principalmente el abuso de opciones sobre acciones. Entonces se reforzaron los controles de buen gobierno corporativo. Sin embargo, el revuelo no pas¨® de ah¨ª al considerarse los salarios un asunto privado a resolver entre los consejeros y los accionistas.
La diferencia con la crisis actual es que se est¨¢ utilizando mucho dinero p¨²blico para intentar mantener con vida entidades donde sus directivos, que han aplicado pr¨¢cticas de gesti¨®n cuando menos cuestionables, cuentan con cl¨¢usulas de despido muy ventajosas. ?ste es el caso del rescate de Fannie Mae y Freddie Mac, que poseen o aseguran la mitad de las hipotecas estadounidenses y que han sido intervenidas por el Gobierno. Los contratos de sus principales ejecutivos, Daniel Mudd (Fannie) y Richard Syron (Freddie), les aseguraban indemnizaciones por valor de 8 y 15 millones, respectivamente. Gracias al car¨¢cter semip¨²blico de las entidades, el Gobierno ha logrado que estos ejecutivos no ejecuten sus paraca¨ªdas de oro, aunque s¨ª se embolsar¨¢n pensiones cercanas a los cuatro millones. "Nos gustar¨ªa que Mudd y Syron se fuesen s¨®lo con un apret¨®n de manos, pero la intervenci¨®n estatal no debe justificar el incumplimiento de los contratos", editorializaba Los Angeles Times. "Esta controversia s¨ª deber¨ªa servir para que los consejos se replanteen su pol¨ªtica de pagar por los fracasos. Si los ¨®rganos de direcci¨®n no lo hacen corren el riesgo de que el Gobierno sea m¨¢s intervencionista o conceda m¨¢s poder a los accionistas".
La pol¨¦mica acerca de los despidos millonarios no se queda en Fannie Mac y Freddie. Esta semana se ha conocido que el consejero delegado de Merrill Lynch, John Thain, y dos de los ejecutivos que fich¨® cuando entr¨® en el banco hace menos de un a?o, podr¨ªa llevarse un total de 200 millones de d¨®lares por menos de un a?o de trabajo si el nuevo due?o de la entidad, Bank of America, les despide o les relega a unas funciones de menor rango.
Un caso similar ocurre en AIG, intervenida por la Reserva Federal para evitar su quiebra. Robert Willumstad se convirti¨® en el primer ejecutivo de la aseguradora hace tan s¨®lo tres meses y en caso de despido tiene asegurada una indemnizaci¨®n de siete millones.
La pol¨¦mica de los salarios de los directivos ha llegado incluso a la campa?a electoral. Tanto John McCain y Barack Obama han criticado el sistema actual y prometen reformas si llegan a la Casa Blanca. Mientras Obama siempre se ha mostrado partidario de un mayor control, McCain se opuso en 2007 a una propuesta que ped¨ªa conceder a los accionistas votos no vinculantes acerca de los salarios de los ejecutivos. Carly Fiorina, consejera econ¨®mica del candidato republicano, ha manifestado en m¨¢s de una ocasi¨®n su oposici¨®n a cualquier tipo de regulaci¨®n. Cuando Fiorina tuvo que abandonar la presidencia de Hewlett-Packard en 2005 la empresa le pag¨® m¨¢s de 21 millones de d¨®lares. -
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