Que se queden en Las Vegas
Mientras observaba c¨®mo desaparec¨ªan los activos financieros en estos ¨²ltimos meses, a menudo o¨ªa una voz en mi cabeza, y es la misma que la de uno de esos crupieres de Las Vegas que fr¨ªamente te dice mientras se lleva todas sus fichas despu¨¦s de que te arruines en el blackjack: "Gracias por jugar, damas y caballeros".
Eso es lo que ocurre cuando la burbuja estalla. Uno se siente barrido, y la frialdad con la que los crupieres -en este caso, los mercados- se llevan todas tus fichas es desesperante. Es f¨¢cil que nuestra reacci¨®n sea exagerada y es importante que no lo sea. Ahora es el momento de decidir con frialdad qu¨¦ pueden hacer mejor los mercados y qu¨¦ pueden hacer mejor los Gobiernos.
Los reguladores tienen que limitar los riesgos que pueden asumir bancos y aseguradoras ante la fuerte conexi¨®n de los mercados
Estamos ante el final de una ¨¦poca, la de que menos gobierno era mejor gobierno y la de dej¨¢rselo todo a los mercados
Tampoco necesitamos un 'brote' regulador en Wall Street, s¨®lo m¨¢s transparencia
Entendamos qu¨¦ ha ocurrido aqu¨ª. Wall Street -el sector financiero- se convert¨ªa en burbuja en a?os recientes gracias a un exceso de liquidez y al mayor fabricante de burbujas de la historia: la avaricia. Algunos de los m¨¢s inteligentes olvidaban una de las reglas de inversi¨®n m¨¢s antiguas: que no existe el beneficio sin riesgo. Cuando uno se excede en la busca de rendimientos, antes o despu¨¦s acaba escaldado.
En la d¨¦cada de 1990, se supon¨ªa que el beneficio sin p¨¦rdidas, sin riesgos, lo ofrec¨ªan las acciones de las empresas de Internet. La versi¨®n en esta d¨¦cada son las hipotecas subprime y los activos financieros. Al igual que las empresas de Internet en los a?os noventa, las acciones financieras se inflaron hasta alcanzar niveles rid¨ªculos y los salarios de los ejecutivos de Wall Street alcanzaron alturas rid¨ªculas. Ahora vemos estallar la burbuja en vivo y en directo: "Gracias por jugar, Lehman Brothers". Realmente triste para una empresa de 158 a?os.
El mercado est¨¢ ahora consolidando este sector y los fuertes se comen a los d¨¦biles, lo cual impondr¨¢ su propia disciplina fiscal. Bien. Quiz¨¢, despu¨¦s, m¨¢s de nuestros genios de las matem¨¢ticas de nueva generaci¨®n piensen en dise?ar la siguiente gran industria mundial -la tecnolog¨ªa energ¨¦tica- en lugar de dise?ar derivados.
Pero tambi¨¦n necesitamos entender lo que esta burbuja tiene de extraordinario para determinar cu¨¢ndo tiene un Gobierno inteligente que intervenir. Una raz¨®n de que esta burbuja financiera creciese tanto es bien conocida: usted y su vecino salieron y compraron hipotecas subprime, algo que permiti¨® a muchas m¨¢s personas convertirse en propietarias, una verdadera bendici¨®n. Su empresa financiera o su banco local, que extendieron estas hipotecas, las revendieron posteriormente a un agregador que las puso a la venta en grandes paquetes con miles de hipotecas subprime m¨¢s. Entonces esos paquetes de pr¨¦stamos se dividieron y vendieron en peque?os trozos, en forma de bonos empresariales a todo tipo de instituciones, que buscaban un beneficio extra. Los pagos que usted hac¨ªa de su hipoteca subprime serv¨ªan para pagar los intereses de esos bonos.
Pero cuando se hundi¨® el mercado de la vivienda, y los estadounidenses no pudieron pagar sus hipotecas ni vender su casa, los bonos perdieron valor y, por consiguiente, los bancos que los pose¨ªan perdieron capital, y toda la pir¨¢mide empez¨® a desplomarse. Esto infect¨® a todo el mercado de la vivienda, de modo que los bancos ya no sab¨ªan el valor de sus activos respaldados por hipotecas. ?La consecuencia? Dejaron de prestar. De ah¨ª la actual escasez de cr¨¦dito. Esta escasez de cr¨¦dito es lo que hace la crisis tan mortal. No podemos soportar una situaci¨®n prolongada en la que los bancos no presten a las empresas buenas.
Por eso el Congreso debe crear una nueva Resolution Trust Corporation, como la que usamos para salir de la crisis de las cajas de ahorro en la d¨¦cada de 1980. Como entonces, tambi¨¦n ahora necesitamos un organismo p¨²blico que retire las hipotecas t¨®xicas de los balances contables de los bancos, las guarde y las venda de manera ordenada m¨¢s adelante. Eso podr¨ªa impedir una venta desesperada de casas e hipotecas ahora y devolver¨ªa a los bancos la confianza para que empiecen a prestar de nuevo.
A largo plazo, sin embargo, los reguladores tienen que encontrar formas de limitar la cantidad de endeudamiento que los bancos de inversi¨®n o las compa?¨ªas aseguradoras pueden asumir en un momento determinado, porque, dado lo interrelacionados que est¨¢n todos ellos en la econom¨ªa mundial de hoy, la quiebra de un banco puede hundir a muchos.
"Estamos al final de una ¨¦poca, el final de la ¨¦poca de dej¨¢rselo todo a los mercados y de la gran actitud evasiva de que menos gobierno es siempre un mejor gobierno", sostiene David Roghkopf, ex funcionario del Departamento de Comercio durante el Gobierno de Clinton y autor de un libro sobre los l¨ªderes financieros del mundo que han producido esta crisis: 'Superclass: The Global Power Elite and the World They Are Making'. "Pienso, sin embargo, que es importante resaltar la diferencia entre un Gobierno inteligente y simplemente m¨¢s Gobierno".
"No necesitamos un brote regulador en Wall Street", a?ad¨ªa. "Necesitamos replantearnos c¨®mo hacer m¨¢s transparentes los mercados financieros y c¨®mo garantizar que los riesgos de esos mercados -muchos de los cuales son nuevos y no son bien comprendidos ni siquiera por los expertos- se gestionan y se vigilan adecuadamente".
En resumen, la tarea del Gobierno es vigilar que la estrecha l¨ªnea que separa la asunci¨®n de riesgos necesaria que impulsa una econom¨ªa de innovaci¨®n, y las apuestas enloquecidas con los ahorros de otros y de modos que nos amenazan a todos. Necesitamos asegurarnos de que lo que ocurre en Las Vegas se queda en Las Vegas y no se traslada a los distritos comerciales. Necesitamos volver a invertir en nuestro futuro y no limitarnos a apostar por ¨¦l.
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