Buen debate, mala semana
A McCain le ha salido bien el debate pero mal, muy mal, esta semana crucial. S¨®lo le quedan cinco para remontar y dos debates m¨¢s, los d¨ªas 7 y 15 de octubre. Si le salen tan bien como el primero, pero las semanas siguen siendo tan malas, ser¨¢ dif¨ªcil que gane. No tiene en contra el viento, sino un ventarr¨®n de tormenta: la econom¨ªa maltrecha, la pegajosa herencia republicana y un clamor por el cambio que devuelva a su pa¨ªs la prestancia que le corresponde. Podr¨¢ llegar a empatar los debates, e incluso ganarlos a los puntos como pudo ser ayer el caso, aunque las encuestas dicen lo contrario; pero no ganar¨¢ las elecciones. Para que los debates sean decisivos su resultado debe ser decisivo: hay que dejar al adversario tendido y humillado en la lona. No ha sido el caso: lo que queda al final es esa escena de un se?or mayor, pugnaz y tozudo, que se niega a conceder la presidencia a un joven afroamericano, educado y sonriente, persuasivo y elegante. Esa estampa, sin desenlace indiscutible, es el pasado frente al futuro, el siglo XX frente al XXI y conduce a la victoria de Obama.
Lo que sorprende de estos combates dial¨¦cticos no es McCain sino Obama. El joven senador lo tiene todo a su favor y parece que nunca se decide a rematar la faena. Como si prefiriera prolongar la agon¨ªa, aun a riesgo de que un tropiezo en la recta final regale el triunfo al adversario. Los percances sufridos por el Partido Republicano, la Casa Blanca y el propio McCain durante esta semana son irrepetibles. Veremos si las pr¨®ximas encuestas revelan gracias a ellos un s¨²bito despegue del candidato dem¨®crata. El capitalismo desregulado responsable del terremoto financiero es patrimonio entero del adversario pol¨ªtico. La gesti¨®n de la crisis, con d¨¦ficits de liderazgo pat¨¦ticos, pertenece tambi¨¦n al campo de McCain, por m¨¢s que intente soltar a ese Bush que lleva pegado de la suela del zapato. Y queda finalmente el penoso espect¨¢culo de oportunismo politiquero desplegado por el republicano para sacar provecho del se¨ªsmo, que le ha conducido a rectificar y desmentirse a s¨ª mismo, primero con el anuncio de la suspensi¨®n patri¨®tica de la campa?a, luego demostrando que los candidatos ten¨ªan poco o nada que hacer en Washington y finalmente asistiendo al debate para no perjudicarse a s¨ª mismo.
Esta semana trepidante deja colgando ese plan de rescate de la econom¨ªa financiera que no pudo cerrarse por una rebeli¨®n de ¨²ltima hora republicana. Los candidatos no entraron en su meollo, entre otras razones porque deben confiar en la sabidur¨ªa de otros. No es un tema en el que puedan lucirse, como McCain con la seguridad nacional. Se sabe que el candidato republicano estuvo callado en la Casa Blanca en las reuniones con Bush y los l¨ªderes de ambos partidos para discutir sobre el paquete de salvaci¨®n financiera. Y que Obama, en cambio, pregunt¨® mucho. Si hoy se cierra el acuerdo, antes de que empiece en Asia de nuevo el carrusel burs¨¢til de la semana, tanto Obama como McCain intentar¨¢n que los 700.000 millones de d¨®lares a extraer del bolsillo de los contribuyentes no perturben excesivamente su campa?a. Pero si persiste la rebeli¨®n republicana y Bush y Paulson siguen de rodillas y desairados, arreciar¨¢ la tormenta sobre Wall Street y empezar¨¢ otra semana de pavor en las monta?as rusas de la campa?a electoral.
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