Los l¨ªderes pol¨ªticos, al rescate de Wall Street
Congresistas republicanos dan su respaldo, pero critican el "socialismo financiero"
Tras otro domingo maldito de reuniones, los l¨ªderes dem¨®cratas y los republicanos apoyaron el plan de salvamento de Wall Street. Ahora todo queda en manos del Congreso que hoy vota la propuesta de inyectar 700.000 millones en la econom¨ªa financiera de EE UU. "Se le ha dado la autoridad, los recuros y la flexibilidad necesaria al secretario del Tesoro, Henry Paulson, para que lleve a la pr¨¢ctica el programa y compre los activos sin liquidez y los revenda cuando el mercado se estabilice. Espero que todos mis colegas lo acepten. No hay opci¨®n al rechazo", sentenci¨® Judd Gregg, m¨¢ximo l¨ªder republicano en la negaci¨®n del plan.
Los candidatos a la presidencia de Estados Unidos, John McCain y Barack Obama, retomaron ayer su campa?a, muy pendientes de las politizadas negociaciones del Congreso sobre el plan de salvamento reclamado por la Casa Blanca para remontar la crisis financiera m¨¢s grave desde la Gran Depresi¨®n.
Los republicanos aceptaron la compra de activos da?ados con dinero p¨²blico
El senador Barack Obama ya hab¨ªa respaldado las posiciones de los l¨ªderes dem¨®cratas en el Congreso y ayer reafirm¨® que est¨¢ inclinado a respaldar el pacto, en una entrevista con la cadena de televisi¨®n CBS. M¨¢s ambiguo hab¨ªa sido su rival republicano, John McCain, quien ayer finalmente se?al¨® que en principio apoya el acuerdo. "Esto es algo que todos tendremos que engullir y con lo que tendremos que seguir adelante", dijo McCain en la cadena de televisi¨®n ABC.
Independientemente de la compleja conciliaci¨®n de los aspectos t¨¦cnicos del plan, la clave est¨¢ en la campa?a electoral. McCain y Obama no quieren aparecer con compromisos impopulares, susceptibles de castigar fiscalmente a los contribuyentes y enemistarlos como electores el 4 de noviembre. El objetivo es impedir que el descalabro de Wall Street precipite a Estados Unidos hacia la recesi¨®n y el empobrecimiento de sus habitantes.
Los candidatos cruzaron acusaciones sobre la politizaci¨®n de la millonada del plan, cuya aprobaci¨®n y gesti¨®n es complicada al haber coincidido con la campa?a electoral, que todo lo contamina y atrapa. Tras debate de Misisipi, que concluy¨® en virtual empate, sin que los contendientes lograr ventajas capaces convencer a los indecisos, el republicano McCain regres¨® a Washington para vigilar las negociaciones con los dem¨®cratas. Nadie quiere sorpresas, ni un acuerdo que emita el mensaje de que el ciudadano paga por la especulaci¨®n, la avaricia y masiva corrupci¨®n de Wall Street.
El senador por Arizona atac¨® a Obama: "Qued¨® claro que el senador Obama a¨²n considera la crisis financiera estadounidense como un problema nacional que debe ser primero explotado y despu¨¦s resuelto". El dem¨®crata no perdi¨® el tiempo en un mitin de Carolina del Norte, ante m¨¢s de 15.000 personas. "George Bush nos ha metido en un agujero profundo y John McCain llevaba la pala. Va a llevar tiempo lograr desenterrarnos".
Am¨¦n del marketing electoral, las diferencias entre dem¨®cratas y republicanos abundaron sobre estos puntos: procedencia de los fondos, ritmo de entrega, protecci¨®n del contribuyente con seguros hipotecarios, incentivos fiscales a las empresas, monto de las indemnizaciones a los ejecutivos de los bancos y aseguradores quebradas, porcentaje a reclamar a los bancos si entran en beneficios, asistencia a los propietarios de viviendas con problemas y formato y titularidad del organismo que deber¨¢ supervisar la operaci¨®n en su conjunto.
Pero no todos los republicanos, escasamente proclives a la intervenci¨®n oficial, aplauden la soluci¨®n arbitrada por el Tesoro. "Este masivo paquete de dinero p¨²blico no es la soluci¨®n. Esto es socialismo financiero. Es antiamericano", protest¨® el republicano Jim Bunning, ferviente valedor del libre mercado. No obstante, los principios o la pol¨ªtica econ¨®mica no explican del todo la sublevaci¨®n republicana. Muchas de las divergencias de los republicanos de la C¨¢mara de Representantes y del Senado con la operaci¨®n de rescate la Casa Blanca, responden a conveniencias electorales: la popularidad de la administraci¨®n de George W. Bush es muy baja y la candidatura de McCain, con su alejamiento del plan concebido por los funcionarios de ese Gobierno impopular, proclama ante el electorado su "independencia" y compromiso con un cambio de rumbo.
Pero el ruido ha sido tan intenso y los movimientos tan sospechosos, que los ciudadanos empiezan a preguntarse c¨®mo funcionan sus instituciones, y si realmente lo hacen adecuadamente. "Ya nadie da nada por garantizado", seg¨²n Robert J. Shille, analista del diario The Washington Post. "Deber¨ªamos aprender mucho de esta crisis. Es una gran oportunidad para reflexionar sobre la seguridad y permanencia de nuestra instituciones financieras".
Las alternativas al masivo chorro de dinero sobre el agonizante Wall Street no era muchas, a juzgar por las declaraciones de destacados legisladores. La alternativa era el caos y la traum¨¢tica distorsi¨®n de la vida de todos los americanos.
Una crisis que marca la agenda
La actual situaci¨®n econ¨®mica de Estados Unidos es el "veredicto final de ocho a?os de fracaso econ¨®mico respaldado por McCain", seg¨²n el resumen del candidato dem¨®crata a la Casa Blanca, que ha encontrado en el descalabro financiero una excelente baza electoral. "No es una causa de celebraci¨®n pedir a los contribuyentes que tomen este paso extraordinario por la irresponsabilidad de unos pocos, pero este paso es necesario". El candidato republicano respald¨® un acuerdo que no castigue a los m¨¢s desfavorecidos porque "la opci¨®n de no hacer nada era inaceptable". La mayor¨ªa de los norteamericanos consultados por las casas encuestadoras atribuye a Obama una mayor solvencia en los temas econ¨®micos, que McCain trat¨® de acortar con su inmersi¨®n en las negociaciones del hist¨®rico salvavidas negociado en el Congreso.
El desembarco del electoralismo de los dos aspirantes en el Congreso malogr¨® la pasada semana el principio de acuerdo suscrito por notables de los dos partidos y funcionarios del Gobierno: un sector de los republicanos rechaz¨® secundar el acuerdo tentativo alcanzado con la Casa Blanca argumentando que perjudicaba al contribuyente. No todo acabar¨¢ con la formal aprobaci¨®n legislativa de la operaci¨®n de rescate. La crisis es de tan grande que McCain y Obama saben que su servidumbre condicionar¨¢ la agenda presidencial de uno de ellos.
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