Neoproteccionismo
El sistema financiero de EE UU est¨¢ enfermo de endeudamiento crediticio
El Plan Paulson de rescate p¨²blico de activos t¨®xicos, que por su impacto sobre el sistema financiero estadounidense alcanza repercusi¨®n mundial, est¨¢ despertando reacciones encontradas. La mayor parte de los observadores lo considera necesario, en tanto que urgente intervenci¨®n quir¨²rgica destinada a extirpar un tumor maligno cuya met¨¢stasis amenaza con ir corroyendo la econom¨ªa real hasta el punto de destruir sus tejidos vitales. Pero si bien la cirug¨ªa se entiende como necesaria, no a todos les parece tambi¨¦n eficaz, ni mucho menos justa. Por el contrario, bastantes analistas la rechazan alertando contra sus posibles efectos perversos, entre los que destaca el c¨¦lebre riesgo moral.
Con este concepto se denuncia que garantizar la impunidad o la recompensa de quienes abusaron de la laxitud financiera implica crear incentivos para el exceso temerario como precedente para futuras situaciones an¨¢logas. Pero adicionalmente, este riesgo moral de nivel micro tambi¨¦n encuentra su paralelo a escala macro, para elevarse hasta lo que podemos llamar riesgo sist¨¦mico. En efecto, la inyecci¨®n masiva de liquidez en los mercados propiciar¨ªa una salida en falso de la crisis si quedaran sin corregir los excesos cometidos durante la espiral alcista anterior. As¨ª ocurri¨® en 2001 (seg¨²n acusa Krugman, entre otros), cuando con sus bajadas de tipos de inter¨¦s Greenspan abort¨® la limpieza de la crisis financiera derivada del estallido de la burbuja de las puntocom, dando lugar as¨ª a nuevos excesos de liquidez que inmediatamente cebaron las subsiguientes bombas inmobiliarias, hipotecaria y crediticia.
Y ahora podr¨ªa ocurrir otro tanto, si con sus masivas inyecciones de liquidez el Plan Paulson aborta la necesaria limpieza de los excesos cometidos por los hedge funds y la banca de inversi¨®n. Al fin y al cabo, el sistema financiero estadounidense est¨¢ enfermo de apalancamiento, es decir, de ingente endeudamiento crediticio sin suficiente contrapartida en dep¨®sitos reales. Y para sanearlo, lo que el Plan Paulson propone es comprar el endeudamiento privado sucio con endeudamiento p¨²blico limpio, avalado con Bonos del Tesoro estadounidense. Que es como salvar el apalancamiento privado con nuevo apalancamiento p¨²blico con cargo al contribuyente. Pero si llegase a tener ¨¦xito (lo que tampoco est¨¢ en absoluto garantizado), tama?a inyecci¨®n de liquidez terap¨¦utica pronto habr¨ªa de traducirse en nueva liquidez financiera, creando las bases para que se forme una nueva burbuja especulativa.
?Es esto intervencionismo keynesiano, o incluso socialismo financiero, como se teme el partido republicano? Parece claro que no. En realidad, es justo al rev¨¦s, pues todas estas medidas no implican ninguna traici¨®n al neoliberalismo estadounidense. Por el contrario, el Plan Paulson se inscribe de lleno dentro de la tradici¨®n proteccionista que, desde el siglo XIX, explica el imparable ascenso de EE UU hacia el liderazgo econ¨®mico del planeta. Tanto su potencial exportador como su iniciaci¨®n de la segunda revoluci¨®n industrial fueron protagonizados por los estadounidenses, gracias a un feroz proteccionismo arancelario sin sombra alguna de libre cambio. Un proteccionismo que se mantiene intacto al d¨ªa de hoy, y cuya naturaleza no es en absoluto socialista sino manifiestamente elitista, pues esa continua protecci¨®n p¨²blica con cargo al contribuyente s¨®lo se presta a las grandes corporaciones privadas del complejo militar-industrial y energ¨¦tico-financiero.
De modo que el Plan Paulson nos devuelve de retorno al liberal y proteccionista siglo XIX: la ¨¦poca del imperialismo financiero en que las grandes potencias se disputaban el control geoestrat¨¦gico del tablero mundial, enfrentadas en un Gran Juego cuyo teatro de operaciones tambi¨¦n se centraba en el tri¨¢ngulo definido por los v¨¦rtices del mar Negro, el mar Rojo y Afganist¨¢n. Y este neoproteccionismo actual tambi¨¦n se manifiesta en la crisis de la OMC tras el fracaso de la Ronda Doha, as¨ª como en la incapacidad de superar coordinadamente la crisis energ¨¦tica y el inminente cambio clim¨¢tico, siendo de temer que los ecos pol¨ªticos de la oleada neoproteccionista tambi¨¦n lleguen a Espa?a.
Nuestro proteccionismo financiero se manifiesta ante todo por la intensificaci¨®n de la competencia entre las comunidades aut¨®nomas, conflictivamente enfrentadas por la renegociaci¨®n del sistema de financiaci¨®n territorial. Pero este neoproteccionismo tambi¨¦n se traduce en la aparente divisi¨®n abierta en el Gobierno entre el sector social-liberal presidido por Solbes, partidario de la limpieza financiera de la burbuja inmobiliaria, y el sector proteccionista encabezado por el ministro de Industria, que ya propone ahora comprar productos espa?oles para salvarnos de la crisis. Esperemos que su ardor proteccionista no le lleve a proponer a Zapatero un plan de rescate p¨²blico para lavar el dinero negro succionado por la espiral alcista de la especulaci¨®n inmobiliaria.
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