Mesa y mantel, charla y champ¨¢n
Los cuellos de la camisa blanca y antigua volando como mariposas lejos del jersey gris de pico. Un trozo de prospecto m¨¦dico del rev¨¦s, cogido con unas pinzas al bolsillo de su chaqueta de pana verde, por fuera. Los ojos como globos inquisitoriales bailando de un lado a otro de la mesa y clavando dardos. "?Quiero una copa de champ¨¢n, que no me han puesto!". Una melena a?eja, unos gemelos morados, unas gafas ca¨ªdas y un camarero que, al ofrecerle la botellita mineral, escucha: "?Agua del grifo, una jarra de agua del grifo con hielo!". Un echarse para adelante mientras el brazo izquierdo se queda enrocado en el respaldo y mientras Ferlosio habla, mantra invariable, de Friedman o de Keynes, o de Charlton Heston o de Barack Obama, o de Savater o de Bush, o de c¨®mo odia el deporte o de c¨®mo odia Espa?a, gastroenteritis verbal, queda claro que no le es posible dar rienda suelta a la ingente argumentaci¨®n que sobre toda suerte de materias y gentes se le agolpa en la mollera.
Ferlosio meti¨¦ndose la mano en la chaqueta, y Ferlosio sacando unos folios doblados y cuadriculados, manchados por garabatos que son renglones, el discurso le¨ªdo sobre sus 10 a?os -10- de disquisiciones sobre la pol¨ªtica, la guerra, la religi¨®n, el dinero, el aqu¨ª, el all¨¢, el esto y el aquello, mientras su nietecita Laura, un amor, le tira de la manga y le pregunta con los ojos qu¨¦ demonios hace hoy el abuelo rodeado de tanta gente y hablando de cosas tan raras. "Ahora se acaba esto, coraz¨®n". Ferlosio sacudiendo a lo que se mueve, Ferlosio cachonde¨¢ndose -mientras mira de reojo a su editor- de la portada elegida para este God & Gun, "porque es desaforadamente kitsch, inspirada en Ben-Hur, esa pel¨ªcula que suelen poner en las fiestas de Navidad". ?nico, siempre Ferlosio.
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