Ferlosio contra la historia universal

"Traigo papeles", dice Rafael S¨¢nchez Ferlosio, sentado entre su editor y su nieta de tres a?os, en la presentaci¨®n de su ¨²ltimo libro. El t¨ªtulo, God & Gun. Apuntes de polemolog¨ªa (Destino), proviene de unas palabras de Barack Obama en las que el candidato dem¨®crata hablaba del culto de los estadounidenses a Dios y a las armas. Ferlosio trae papeles, en efecto. Un manojo de folios escritos a mano en los que el escritor, nacido en Roma hace 81 a?os, se limita, dice, a describir los dos rasgos principales de su escritura: "La frase larga y la superficialidad".

Lo primero, su famosa tendencia a la hipotaxis, la justifica por la necesidad de "tapar todos los agujeros" de la argumentaci¨®n "para que nada se escape". Acto seguido, ¨¦l mismo -que no tiene empacho en apuntar que se le ha colado un anacoluto "en la p¨¢gina 228"- se?ala el gran riesgo de su estilo: "La tentaci¨®n del virtuosismo".

A lo segundo, la superficialidad, le quita todo tinte peyorativo: "Siempre mantengo mi atenci¨®n sobre la superficie de las cosas, sobre lo que salta a la vista". Y sobre lo que no. De hecho, Ferlosio se ha convertido en un gran cazador de estereotipos y frases recurrentes "que ocultan concepciones ideol¨®gicas fosilizadas". En God & Gun, como en t¨ªtulos anteriores, el Premio Cervantes de 2004 se entretiene en desactivar sintagmas aparentemente anodinos como merecido descanso, sana alegr¨ªa y honesto esparcimiento. "Todo un programa pedag¨®gico de los patronos para sus obreros".

Cerca de 30 personas sentadas a la mesa de un restaurante madrile?o escuchan al autor de El Jarama, una novela que dice aborrecer. Agudo detector de "inercias intelectuales", el escritor no ahorra dardos contra s¨ª mismo. Nada extra?o en alguien que sabe que "lo m¨¢s sospechoso de las soluciones es que se las encuentra siempre que se quiere" y al que, de necesitar escudo, le gustar¨ªa tener este lema: "Ladro pero no muerdo".

El tiempo, dice, le ha hecho desconfiar de su gusto por las dicotom¨ªas: felicidad contra satisfacci¨®n, instrucci¨®n contra educaci¨®n, moral de perfecci¨®n frente a moral de identidad, conocimiento contra acatamiento, contingencia frente a consecuencia, hechos de la vida frente datos de la historia. Y, por supuesto, car¨¢cter frente a destino. No en vano God & Gun se cierra con una versi¨®n ampliada del discurso pronunciado por Ferlosio el d¨ªa en que recibi¨® el Cervantes. All¨ª defiende a los lib¨¦rrimos y c¨®micos personajes "de car¨¢cter" frente a los dram¨¢ticos personajes "de destino", orientados siempre a un fin cerrado que sirve de "ansiol¨ªtico" y da coherencia a un mundo que no la tiene.

El coloquio con los comensales tiene algo de partida de pimp¨®n sobre los temas m¨¢s diversos. Ferlosio, amable, devuelve todas las pelotas, ya se trate de las elecciones en Estados Unidos ("si gana Obama el cambio se notar¨¢ m¨¢s en la pol¨ªtica interna que en la exterior"), Afganist¨¢n ("el hecho de que en esa guerra haya m¨¢s pa¨ªses que en la de Irak no me har¨¢ decir que es justa") o el auge de la ultraderecha en Austria ("no lo he pensado", dice resisti¨¦ndose a opinar sobre cualquier cosa. Luego baja la voz, levanta la vista y a?ade: "Me preguntan cosas que no s¨¦").

Por supuesto, no tardan en aparecer dos de sus grandes fobias. La primera es el deporte, al que Ferlosio querr¨ªa dedicar un futuro libro, Anacarsis contra el deporte, partiendo del fil¨®sofo escita del siglo VI antes de Cristo que estableci¨® la relaci¨®n entre guerra y competici¨®n deportiva. La segunda, el patriotismo, esa suerte de "perversa" religi¨®n civil ("desde que odio Espa?a me he tenido que quitar incluso de los toros"). ?Odio? "Si viviera en Italia odiar¨ªa Italia. La patria me carga, es el m¨¢s venenoso de los conceptos".

De ese veneno trata God & Gun, un ensayo que naci¨® hace 10 a?os como art¨ªculo de respuesta a Fernando Savater y que ha crecido hasta las 300 p¨¢ginas. Consciente de que "la historia es siempre historia de la dominaci¨®n", Ferlosio recuerda -despu¨¦s de una larga excursi¨®n por Abraham, Polibio y Hegel- que la apelaci¨®n a Dios por parte de Bush, como representante del "pueblo elegido", pretende que los aviones que van cargados de bombas vayan tambi¨¦n "cargados de raz¨®n". Se explica as¨ª el desd¨¦n actual por la antigua ¨¦tica de la guerra y la deshumanizaci¨®n sistem¨¢tica del enemigo. De ah¨ª a Guant¨¢namo no hay m¨¢s que un paso.