Los mercados a¨²n conf¨ªan en el rescate

Los mercados y los responsables pol¨ªticos parecieron recuperar ayer cierta serenidad para salir del pozo de incertidumbre en el que todo el mundo qued¨® tras el rechazo por la C¨¢mara de Representantes de EE UU del plan de rescate financiero presentado por el Gobierno de George Bush.

Se trata de una serenidad m¨¢s voluntarista que realista. No existen, ciertamente, iniciativas o gestiones nuevas que permitan augurar soluciones inmediatas. Pero ese voluntarismo ha sido suficiente para que la Bolsa de Nueva York reaccionara ayer claramente al alza (casi 500 puntos) despu¨¦s de una jornada en la que tanto las Bolsas asi¨¢ticas como europeas expresaron s¨ªntomas de cierto optimismo o, al menos, no consumaron la cat¨¢strofe temida.

El Dow Jones sube un 4,68%, el mayor alza desde julio de 2002

El optimismo no descansa realmente en ning¨²n avance en la negociaci¨®n

Sobre el terreno, es decir, en los pasillos del Congreso norteamericano, las cosas, en realidad, no han avanzado desde el descalabro del lunes, cuando 228 representantes frente a 205 dijeron no al plan para inyectar 700.000 millones de d¨®lares (cerca de medio bill¨®n de euros) en el sistema monetario para limpiar los balances de aseguradoras, bancos e instituciones financieras afectadas por la crisis de las hipotecas basura.

El Capitolio estaba ayer oficialmente de descanso por la fiesta del a?o nuevo jud¨ªo. Para hoy, de momento, tampoco est¨¢ prevista ninguna convocatoria formal del pleno de la C¨¢mara de Representantes. Pero s¨ª habr¨¢ pleno del Senado. Anoche, pasadas las 2.30 de la ma?ana (hora peninsular espa?ola), la CNN confirm¨® que hoy el Senado someter¨¢ a votaci¨®n el plan de rescate propuesto por George W. Bush. La decisi¨®n fue tomada por Harry Reid, l¨ªder de la mayor¨ªa dem¨®crata, y por Mitch McConell, l¨ªder de la minor¨ªa republicana. El programa que se someter¨¢ a votaci¨®n incluir¨¢ una cl¨¢usula sobre reducciones tributarias rechazada el lunes por la C¨¢mara de Representantes. Tambi¨¦n aumentar¨ªa los seguros federales aplicados a los dep¨®sitos de un m¨¢ximo de 100.000 d¨®lares a 250.000 d¨®lares.

Seg¨²n Reid y McConell, la reducci¨®n tributaria podr¨ªa ayudar a conseguir el voto de los republicanos.

En todo caso, el voto afirmativo del Senado -cuyo comportamiento es siempre mucho m¨¢s previsible y ortodoxo que el de la C¨¢mara- tendr¨ªa un mero valor pol¨ªtico, puesto que se requiere la aprobaci¨®n de ambas ramas legislativas.

El presidente Bush compareci¨® ayer, casi de oficio, para recordar que "el proceso legislativo contin¨²a" y para insistir en que "la situaci¨®n es de m¨¢xima urgencia" y el "Congreso debe de actuar ya". "Comprendo la dificultad de este voto, pero son peores las consecuencias de no hacer nada", dijo Bush.

El presidente explic¨® que, por muy duro que les resulte a los legisladores poner 700.000 millones de d¨®lares de los contribuyentes en empresas quebradas por la mala gesti¨®n de sus administradores, esta operaci¨®n puede acabar resultando beneficiosa para el Estado cuando ¨¦ste venda los activos de las compa?¨ªas reflotadas al precio que entonces tengan en el mercado.

De momento eso es el cuento de la lechera, y la clase pol¨ªtica prefiere tomar distancias respecto a este plan de rescate porque todo el mundo sabe que aqu¨ª est¨¢ en juego la suerte de las elecciones presidenciales y legislativas del 4 de noviembre.

Los candidatos presidenciales hablaron ayer por tel¨¦fono con Bush para mostrar una voluntad de acci¨®n com¨²n, pero prefieren seguir la situaci¨®n desde lejos. Barack Obama, en Nevada, y John McCain, en Iowa, pidieron a los congresistas de los dos partidos que act¨²en de inmediato para evitar que la situaci¨®n contin¨²e deterior¨¢ndose.

McCain es quien m¨¢s se juega en este asunto. Ha sido la rebeli¨®n republicana contra la Casa Blanca -un 60% de los representantes dem¨®cratas votaron a favor de la propuesta de Bush- la que ha generado el caos actual. Y es dif¨ªcil no vincular esa rebeli¨®n y ese caos al gesto teatral de McCain de interrumpir su campa?a para sumarse a la negociaci¨®n de un acuerdo en Washington. Como m¨ªnimo, se le puede atribuir la responsabilidad de no haber sido capaz de disciplinar a sus fuerzas en torno a lo que la dram¨¢tica situaci¨®n requer¨ªa.

Ahora McCain, consciente de que aqu¨ª puede enterrar todas sus esperanzas presidenciales, intenta mostrar una imagen m¨¢s prudente, y ayer se ofreci¨® a "hacer todo lo que sea necesario" para encontrar una soluci¨®n.

El problema es, precisamente, saber cu¨¢l es esa soluci¨®n, c¨®mo se convence a una decena de congresistas republicanos -no va a ser f¨¢cil que los dem¨®cratas asuman toda la responsabilidad pol¨ªtica en la aprobaci¨®n del plan- para que se pongan del lado del voto afirmativo. Se trata de un grupo de republicanos extraordinariamente ideologizados y fanatizados que, adem¨¢s, tienen que ganarse su esca?o dentro de poco m¨¢s de un mes; un grupo que ha hecho de la doctrina del no intervencio