"Yo quiero tocar hasta que me muera"
En el restaurante frente a su casa, al que Bebo Vald¨¦s acude a comer muchos d¨ªas, cuelgan tres fotos suyas junto a varias de Camar¨®n. Antonio, el propietario, le recibe como a un amigo. Hoy no tiene gazpacho -a Bebo le encanta- y le convence para probar el ajoblanco -Bebo admite que est¨¢ bueno, pero a?ade bajando la voz que prefiere el gazpacho-. Y aunque el m¨¦dico se lo tiene prohibido, pide un caf¨¦; eso s¨ª, descafeinado. En noviembre de 2005, ¨¦l y su mujer, Rose Marie, se instalaron en Arroyo de la Miel, Benalm¨¢dena. "Fue por 44 a?os de casados. Le dije 'pide una cosa'. Quiso esto y, bueno, ya est¨¢", cuenta ¨¦l. Que nadie se imagine una gran mansi¨®n: es un sencillo piso en la planta baja con un patio al lado de la piscina comunitaria.
Vive tranquilo. Quiz¨¢ demasiado tranquilo. Porque a Bebo le sube la adrenalina cuando hay trabajo o cuando est¨¢ rodeado de amigos. Por la ma?ana muy temprano, sobre las seis o las siete, sale al patio y se sienta a mirar la pe?a que se eleva sobre los edificios. "?Qu¨¦ voy a hacer yo? Mi mujer no se levanta antes de las diez", dice. Bebo parece echar de menos Suecia, adonde lleg¨® en 1963 con los Lecuona Cuban Boys y donde pas¨® casi treinta a?os en el anonimato como pianista de hotel. "Me toc¨® los primeros a?os all¨¢ trabajar en el C¨ªrculo Polar ?rtico. No sabes si es de d¨ªa o de noche", cuenta. ?Se siente un poco sueco? "Demasiado", apunta Rose Marie. "No es que me guste tanto el fr¨ªo, pero conozco a los hijos, voy donde est¨¢n las nietas", explica. Saca orgulloso sus fotograf¨ªas de la cartera. Cuenta que Felicia va a cumplir 15 a?os, y Miranda, 13, y que son ya dos mujeres m¨¢s altas que Rose Marie. Tambi¨¦n lleva encima un retrato de su mujer con 18 a?os.
Dionisio Ram¨®n Emilio Vald¨¦s Amaro es un personaje popular y querido. Cinco chicos que est¨¢n en otra mesa se acercan para hacerse una foto con ¨¦l. Les atiende encantado. "El hombre tiene que ser agradecido. Y esto que t¨² ves aqu¨ª [se?ala la casa] es una cosa que me pagaron por el disco de L¨¢grimas negras", dice. Tiene car¨¢cter: alg¨²n promotor lo ha comprobado cuando Bebo, airado ante sus exigencias e imposiciones, le ha colgado el tel¨¦fono. Y le otorga m¨¢s valor a la palabra dada que a un contrato.
Le preocupa estar perdiendo la memoria. "Aunque haya visto una noticia en televisi¨®n, se me olvida", dice riendo. A veces le cuesta encontrar un vocablo o se queda en blanco. Bebo de Cuba (RBA), la biograf¨ªa escrita por Mats Lundahl, se publica este jueves, el d¨ªa de su 90? cumplea?os (naci¨® un 9 de octubre en Quivic¨¢n), y se sumar¨¢ al premiado documental de Carlos Carcas Old man Bebo. Tambi¨¦n sale Juntos para siempre, el disco grabado a dos pianos -"en dos ma?anas, sin ensayar apenas"- con su hijo Chucho (nacido tambi¨¦n un 9 de octubre en Quivic¨¢n). Fernando Trueba escribe en la presentaci¨®n de la biograf¨ªa que, cuando fue a buscarle a Estocolmo para la pel¨ªcula Calle 54, el extraordinario pianista, compositor y arreglista cubano viv¨ªa con una modesta pensi¨®n del Estado sueco, sin lamentarse de nada, sin nostalgia alguna y sin ning¨²n rencor.
En 1994, reci¨¦n jubilado, le llama Paquito D'Rivera desde Alemania para ir a grabar un disco. ?Comienza entonces una nueva vida? Paquito ten¨ªa que grabar a finales de marzo. Me llama y me dice: "T¨² y mi padre eran como hermanos". Le digo que s¨ª. Y me dice: "Tengo un problema. Yo ten¨ªa que estar aqu¨ª con dos o tres arreglos, pero me pas¨¦ de tiempo y no tengo ni una nota escrita. ?Qu¨¦ tienes t¨²?". "Mira, Paco, yo no tengo arreglos, lo que tengo son ideas escritas, y eso no se puede montar ni en un d¨ªa, ni en dos". Estaba tan desesperado que le dije: "Voy a ir y voy a hacer lo que yo pueda". Llegu¨¦ por la tarde y me met¨ª con ¨¦l y la orquesta a ver qu¨¦ hab¨ªa, ?y no hab¨ªa nada! Por la noche y la ma?ana hice tres o cuatro arreglos, y as¨ª empezamos.
Paquito D'Rivera reclama que fue ¨¦l quien le rescat¨® del olvido... Bueno no hay que hacerle mucho caso. Paquito es muy celoso. Pero es buena gente, muy inteligente, y toca con cojones. Para m¨ª el mejor clarinete que hay en el mundo hoy d¨ªa es ¨¦l. Benny Goodman tendr¨ªa que fajarse con ¨¦l. Adem¨¢s toca cualquier tipo de m¨²sica. Y su madre, una cocinera del carajo, preparaba el mejor arroz con pollo que yo he comido nunca. Al final el director de la compa?¨ªa le puso mi nombre al disco, Bebo rides again. Aunque a m¨ª me daba igual.
Ocho discos y tres pel¨ªculas con Fernando Trueba. Y acaba de grabar m¨²sica para 'Chico y Rita', su largometraje de animaci¨®n con Mariscal. El n¨²mero es m¨ªo. Un bolero que yo ya ni sab¨ªa que lo hab¨ªa escrito... Y cuando Fernando me lo ense?a, me gust¨®. Le digo: "Co?o, Fernando, es bonito". "?C¨®mo que bonito?, si eso es tuyo". Tengo unos l¨ªos del carajo [se r¨ªe]. Hay muchas cosas que las hice y no s¨¦ que las hice.
Con 'L¨¢grimas negras', cerca del mill¨®n de discos vendidos, ha ganado mucho dinero... A m¨ª el dinero no me importa ni cojones. Nunca me ha importado. Yo quiero hacer mi trabajo, que me d¨¦ para comer y para ir aqu¨ª al lado, y ponerme un traje cuando yo quiera. Y aqu¨ª una casita o lo que sea. Pero ser esclavo, no. Yo tuve dos t¨ªos, Rufino y Agust¨ªn, que fueron a la guerra con Maceo y cuando volvieron en 1898 nunca se hab¨ªan puesto un par de zapatos ni se hab¨ªan acostado en una cama. Dorm¨ªan en el suelo. Eran esclavos y se fueron como cimarrones con un machete porque les echaban a los perros. Cuando vi que tumbaban ca?a todo el d¨ªa, que no sab¨ªan ni leer ni escribir, y que los explotaban en la hacienda, yo le ped¨ª a Dios una cosa: "Dame para dar y no me dejes pedir nunca jam¨¢s". Y todos los a?os mando dinero a Cuba. Lo he hecho toda mi vida. Yo no puedo dejar de ayudar a mi gente.
Dice que cuando triunf¨® la revoluci¨®n le amenazaron con veinte a?os de c¨¢rcel. ?Qu¨¦ hizo? ?Asesinar a alguien? Compr¨¦ el terreno para la casa, lo marqu¨¦ todo y puse los cimientos. Un d¨ªa fui y me encontr¨¦ all¨ª a un tipo poniendo piedras y cosas, y le dije: "?Eh!, ?qu¨¦ t¨² haces aqu¨ª?". "A m¨ª me mand¨® fulano del Gobierno". Le digo que no puede ser porque eso es m¨ªo. Viene un polic¨ªa y me dice: "Aqu¨ª nadie tiene nada, se?or. Todo esto, y toda Cuba, es del Gobierno". Y cualquiera te lo dec¨ªa. Luis Y¨¢?ez, que trabaj¨® conmigo y era amigo m¨ªo, me apunt¨® con una ametralladora para que yo abriera una bolsa en la que llevaba un poco de pollo para mi hija Miriam. Todo era "patria o muerte, venceremos", y al que no le guste, que se vaya. Y cuando te ibas a ir, porque yo ya me quise ir en julio del a?o anterior, que ¨¦l entr¨® en enero, te ped¨ªan el pasaporte para ponerle la visa y no te lo devolv¨ªan. Me pude ir de milagro con un falso contrato de trabajo en M¨¦xico.
Se fue de Cuba el 26 de octubre de 1960 y no ha vuelto. Cuando Rolando Laserie y yo nos bajamos del avi¨®n en M¨¦xico, besamos la tierra y juramos que nunca ¨ªbamos a pisar nuestra tierra mientras existiera ese sistema. Un d¨ªa llam¨¦ a mi mam¨¢ y me dice: "Quiero pedirte un favor y quiero que me digas que lo vas a cumplir. Yo te he cumplido siempre a ti, ahora c¨²mpleme t¨² a m¨ª". Yo le dije: "P¨ªdeme lo que quieras". Y dice: "Mientras este sistema est¨¦ en Cuba manejando el pa¨ªs no pongas un pie aqu¨ª. Si yo me muero, si se mueren tus hijos, tus nietos... ponte los pantalones como los ten¨ªa puestos tu padre".
Y le cumpli¨®. Su madre, que le vio jugando con unas piedras con las que simulaba tocar el piano, fue la que m¨¢s le apoy¨® para poder aprender. Eso es lo m¨¢s grande del mundo, mam¨¢, lo que m¨¢s he querido yo en mi vida [se le humedecen los ojos]. Posiblemente sin ella no hubiera sido pianista. Era una costurera buen¨ªsima, y nosotros vend¨ªamos churros y cualquier cosa por la calle para ayudar en casa. Cuando no hab¨ªa para comer me dec¨ªa: "A ti que te gusta la calle...", y me daba un cuchillo sin punta para que fuese a coger ca?a o mangos. Y a veces ¨ªbamos a cazar pajaritos y com¨ªamos con eso. Pero yo era feliz, y eso no me lo quita nadie, porque yo fui feliz del carajo. Por eso el dinero lo llevo mal. Yo creo que es la desgracia de la gente.
El hecho de trabajar en la Mil Diez, la emisora del Partido Socialista Popular, le vali¨® ser tachado de comunista, ?no? [Se r¨ªe]. A todos los que trabaj¨¢bamos all¨ª. Hab¨ªa una plaza de arreglista y nos presentamos Ren¨¦ Hern¨¢ndez, P¨¦rez Prado y yo, que era el menos conocido. Pidieron que traj¨¦ramos un arreglo, y yo le hab¨ªa escrito uno a Celia [Cruz] que se llamaba Negra triste. El jurado me eligi¨® a m¨ª. Ten¨ªa que hacer tres arreglos a la semana y eran 60 pesos al mes. Para m¨ª, un dineral.
?Es cierto que por estar en la Mil Diez no pudo viajar en 1948 a Nueva York a tocar con Mario Bauz¨¢ y Chano Pozo? Verdad, no me daban el visado de trabajo...
Y parad¨®jicamente abandon¨® Cuba por no gustarle lo que estaba ocurriendo... Es que yo nunca fui comunista.
Luego, ya en Suecia, desech¨® la idea de ir a Estados Unidos. Mi hermana me dijo: "Mira, Bebo, aqu¨ª estamos en guerra. Los negros tienen muchos problemas. En Nueva York y hasta en Boston el racismo es pasable, pero aqu¨ª en el Estado de Florida es terrible. Si t¨² te casas con esa mujer, de una manera u otra te van a joder. No quieren que Martin Luther King pueda subir". Obama, ese negrito que se postula en Am¨¦rica, tiene derecho porque todos los hombres tienen derecho. Pero hubiese preferido a la mujer de Clinton, porque si a Kennedy lo mataron, ?qu¨¦ le van a hacer a ¨¦ste? Los racistas son como los nazis.
?En Cuba hab¨ªa racismo? En todos los lados hay racismo. De ni?o no sab¨ªa que exist¨ªa porque, adem¨¢s, mis mejores amigos eran blancos. Me di cuenta cuando empec¨¦ a tocar de profesional. Me contrat¨® para su orquesta Curbelo, que era blanco, y el representante le dijo que, habiendo tantos muchachos blancos y mulatos, para qu¨¦ ten¨ªa que andar con el negro de mierda ¨¦se. Y Curbelo le dijo: "Ven ac¨¢, cons¨ªgueme un pianista que toque como ¨¦se, que lea como ¨¦se y que haga arreglos como ¨¦se. Y que no fume, no tome y siempre est¨¦ a su hora. ?yelo bien, yo a ¨¦se no lo boto. Ahora bien, si quieres traerme un individuo de tu raza que sea la mitad que ¨¦l, entonces lo voy a botar". Por poquito le cuesta el puesto.
Antes, en 1938, hab¨ªa estado en su primera orquesta profesional, la Happy Happy de Ulacia. Y tocaba en las academias de baile por un peso. Bueno, si ganabas eso te pod¨ªas dar con la mano en el pecho [se r¨ªe]. Tocabas toda la noche. Las mujeres, en un 90%, eran prostitutas, y hab¨ªa un tique para bailar dos piezas. El sindicato hizo una cosa bien hecha, ah¨ª s¨ª no se le puede negar, que fue que hubiera un m¨ªnimo de 3,60 al mes m¨¢s un porcentaje. Porque si tocabas en un cabar¨¦ y hoy no ibas porque estabas enfermo, no te pagaban.
Con la orquesta del trompetista Julio Cueva tuvo su primer ¨¦xito, 'Rareza del siglo', que ha vuelto a grabar ahora con Chucho... Ese hombre estuvo en Espa?a peleando contra Franco. Acab¨® preso en Francia y lo mandaron para Cuba. Y al llegar al puerto, ?sabes lo que hizo? En vez de tocar el himno cubano, toc¨® La Internacional. Y ah¨ª se call¨® mucha gente en La Habana porque estaban los americanos.
Antes de recalar en Suecia pas¨® un tiempo en Espa?a. ?C¨®mo le fue? Estuve aqu¨ª dos a?os con Lucho Gatica y con la cantante Monna Bell. Gan¨¦ dinero y me trataron muy bien. Me trajo el gerente de Hispavox, no recuerdo el nombre, que era un hombre muy bueno. Laserie y yo debutamos con ¨¦l en M¨¦xico. Hizo lo que nadie en el mundo ha hecho por m¨ª: en el cuarto de hotel donde yo viv¨ªa me puso un piano [se emociona].
Al final no se qued¨® en Espa?a... Regres¨¦ para grabar un disco, pero hubo una huelga de m¨²sicos. Con Franco en el poder. En Madrid hab¨ªa lugares abiertos hasta las once o las doce. Y el de la Gran V¨ªa, que era el mejor, hasta la una. A la una se acababa, y entonces, por donde est¨¢ el aeropuerto, hab¨ªa uno abierto toda la noche. Yo fui un mill¨®n de veces. Y ah¨ª hab¨ªa de todo. Y en la Gran V¨ªa tambi¨¦n hab¨ªa de todo [recalca la palabra]. Lo que pasa es que hab¨ªa que saber d¨®nde estaba [se r¨ªe].
En 1948 entr¨® a trabajar en el cabar¨¦ Tropicana. ?Qui¨¦n le llam¨®? Rita Montaner. Rita y yo ¨¦ramos u?a y carne, igual que Bola de Nieve y Lecuona. Era una pianista del co?o de su madre, adem¨¢s de cantante, bailarina y una mujer superculta. Una blanca grande de sociedad y una negra mala de solar, porque cog¨ªa un cuchillo y te ca¨ªas atr¨¢s...
En Tropicana estuvo diez a?os. ?Los mejores profesionalmente? Fue el verdadero camino de la vida m¨ªa. Entraba a las nueve todas las noches y empez¨¢bamos a tocar a las nueve y media o las diez. Luego descans¨¢bamos media hora, hab¨ªa otra orquesta, y volv¨ªamos a tocar otra media hora. As¨ª hasta las cuatro de la madrugada.
All¨ª conoci¨® a Nat King Cole. Y toc¨® el piano en seis de los siete temas que el 'crooner' grab¨® en 1958 para su disco en espa?ol. Era una gran persona. Beb¨ªa vodka con jugo de naranja por la ma?ana. Me dec¨ªa que me tomase un trago con ¨¦l y nos met¨ªamos una hora tocando. ?Qu¨¦ iba yo a hacer si ten¨ªa que tocar con ¨¦l? Nunca necesit¨® una nota para cantar. A todos los cantantes ten¨ªa que darles la introducci¨®n para ellos coger el tono. A ¨¦l, no, ten¨ªa o¨ªdo absoluto. Hab¨ªa dos palabras que no pod¨ªa decirlas [se r¨ªe]. Una era cachito, que dec¨ªa cachirou..., y de la otra ya no me acuerdo porque hace mucho tiempo.
Sus pianistas de jazz preferidos son Art Tatum y Bill Evans. Pero el pianista que m¨¢s admira ?sigue siendo Ernesto Lecuona? ?se es mi ¨ªdolo. Un pianista y un compositor divino. Ernesto Lecuona tiene una mano izquierda que ning¨²n otro pianista en el mundo la tiene. Iba a¨²n con pantal¨®n corto y ya tocaba en el cine, porque entonces las pel¨ªculas eran mudas. Yo le conoc¨ª a ¨¦l de verlo en la radio y de hacerle arreglos. Yo le dec¨ªa siempre "maestro". Era maric¨®n, pero no afeminado. Para m¨ª, el mayor m¨²sico de Cuba.
Y Cachao estar¨¢ ahora tocando el contrabajo y haciendo sus cuentos en el cielo... ?Co?o! Cachao era m¨¢s que un hermano. Naci¨® el 14 de septiembre de 1918 y yo el 9 de octubre. No llega al mes. ?T¨² sabes que era un bailar¨ªn de primera? Gan¨® en La Habana el premio Fred Astaire, pero se cay¨® un d¨ªa jugando a la pelota y se le rompi¨® la cadera. Y ya no pod¨ªa bailar. Yo siempre me re¨ªa con ¨¦l.
?Alguna an¨¦cdota suya que recuerde? Hay millones, pero se me olvidan [se r¨ªe]. Siempre estaba haciendo cuentos, ?cu¨¢ndo no? La ¨²ltima vez est¨¢bamos hablando de que a fulano hac¨ªa mucho tiempo que yo no le ve¨ªa. "Yo lo vi", me dice, "sali¨® para Honduras". Le pregunto en qu¨¦ ciudad estaba y me dice: "Bebo, no comas mierda; est¨¢ en Honduras, est¨¢ bajo tierra". [se r¨ªe]. Cuando Cachao estaba en Los ?ngeles, todo el dinero que ganaba lo perd¨ªa en las m¨¢quinas. Ese vicio del juego ya le ven¨ªa de La Habana. Era uno de los genios m¨¢s grandes que conozco, aunque no se daba cuenta o no quer¨ªa. ?l lo que quer¨ªa era tocar danzones y montunos. No m¨²sica cl¨¢sica, porque eso no le divert¨ªa.
Curioso que hasta 'Calle 54' nunca hubieran grabado juntos. Ni hab¨ªamos trabajado juntos en Cuba. Porque ¨¦l se dedic¨® a la charanga y yo al jazz. ?l cre¨® el mambo y trabajaba en la Sinf¨®nica. Y la dej¨® para estar con la orquesta de Arca?o, que tocaba lo que a ¨¦l le gustaba.
Su gran creaci¨®n, el ritmo batanga, en el a?o 1952, no trascendi¨®. Dice que dur¨® lo que un merengue a la puerta de un colegio. ?Qu¨¦ pas¨®? El problema es que el mambo estaba entonces en lo m¨¢s alto, con P¨¦rez Prado, y que el batanga no tuvo coreograf¨ªa, no ten¨ªa baile. La orquesta era para decir "?ay!" [estaban Benny Mor¨¦, Chocolate Armenteros, El Negro Vivar, Generoso Jim¨¦nez, Guillermo Barreto...].
La presentaci¨®n del batanga el 8 de junio de 1952 en la Cadena Azul se grab¨®, y Chucho asegura que es una de las cosas m¨¢s fant¨¢sticas que haya escuchado. La grabaci¨®n la ten¨ªa guardada Guillermo Barreto, pero tras su muerte y la de su mujer, Merceditas Vald¨¦s, ha desaparecido... Yo no s¨¦ qui¨¦n la tiene, pero ni me la prestan, ni me la dan. Ni los arreglos m¨ªos. All¨ª siempre tienen castigo para m¨ª.
Cuando usted y Rose Marie Pehrson se casaron, usted ten¨ªa 44 a?os y ella 18. Pese a quejarse de la memoria, no olvida la fecha en que la conoci¨® en Estocolmo... S¨ª, el 7 de abril de 1963. Yo tocaba con los Lecuona Cuban Boys en un restaurante del parque de atracciones. Era un concurso de belleza, y cuando pas¨® a mi lado le dije: "Yo creo que t¨² eres m¨¢s linda que la que gan¨®" [se r¨ªe]. Despu¨¦s ella me dijo que tocaba muy bonito y la invit¨¦ a un refresco. Yo no era tan mujeriego como la gente cree; aunque de gira por el norte de Europa con los Lecuona, cualquier mujer a la que yo invitara se iba a la cama conmigo. Y ¨®yelo bien, con las otras dos mujeres con las que tuve hijos, Pilar y Noem¨ª, los hijos m¨ªos est¨¢n reconocidos. Todos tienen mi nombre. Y nunca, estando yo ya fuera de Cuba, ellas dejaron de recibir dinero. Cuando no ten¨ªa, les mandaba una carta para decirles que se iba a demorar.
?Piensa seguir tocando? Yo quiero tocar hasta que me muera. ?Qu¨¦ voy a hacer metido en mi casa? Me meto en casa por mi mujer; si no, me voy para la calle a caminar, a hacer lo que me d¨¦ la gana, pero la quiero cuidar porque no se siente bien. En los tiempos malos se port¨® muy bien. A veces yo estaba un d¨ªa o dos sin comer. Le daba lo poquito que entraba y le dec¨ªa que ya hab¨ªa comido con fulano. Ella estaba esperando un ni?o y yo no quer¨ªa... ?Quieres que te diga algo? A m¨ª ella todav¨ªa me gusta.
El libro 'Bebo de Cuba', de Mats Lundahl, editado por RBA Libros, sale a la venta el 9 de octubre. El disco de Bebo y Chucho 'Juntos para siempre' lo publica Calle 54/Sony-BMG. Bebo y Chucho Vald¨¦s act¨²an el 23 de octubre en Barcelona (L' Auditori); el 25 en Palma de Mallorca (Auditori), el 30 en Zaragoza (Auditorio), el 1 de noviembre en Ordino (Auditori Nacional d'Andorra), el 2 en San Sebasti¨¢n (Kursaal), el 4 en Valladolid (Auditorio Miguel Delibes) el 7 en Madrid (Teatro Real) y el 15 en Alcoy (Teatro Calder¨®n).
El ojo de Trueba
Bebo Vald¨¦s, conocido en Cuba como El Caball¨®n -que trabaj¨® en Tropicana en los a?os gloriosos del cabar¨¦, tuvo al legendario Benny Mor¨¦ en su orquesta y particip¨® en la hist¨®rica grabaci¨®n de una descarga (improvisaci¨®n) por encargo de Norman Granz-,
era un pianista de hotel ya jubilado cuando, en 1999, el realizador espa?ol Fernando Trueba viaj¨® a Suecia para filmarle por primera vez. Nadie all¨ª sab¨ªa entonces de la importancia de aquel vecino de Estocolmo.
"Le fui a buscar al aeropuerto para acompa?arlo al hotel", recuerda el pianista de aquel encuentro. "Fue del carajo porque hab¨ªa hielo y el coche que ¨¦l conduc¨ªa iba patinando.
Lo primero que le dije es que aqu¨ª no se frena, se pone el punto muerto y el coche se detiene solo. Al otro d¨ªa ya andaba manejando perfectamente. El mar estaba helado, y yo le dije que iba a caminar por el hielo para que me cogiera. Y ¨¦l todo preocupado por si se hund¨ªa aquello. 'Pero, Fernando, si yo llevo aqu¨ª...".
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