?frica ya ve luz al final del t¨²nel
El regreso de cerebros, el fin de algunas guerras y cierta democratizaci¨®n empiezan a dar frutos.?Puede la regi¨®n seguir el ejemplo de Asia?
Ser¨ªa algo prematuro recomendar a los perjudicados por la crisis que azota a EE UU y a Europa que se muden a ?frica, pero s¨ª hay razones para so?ar que el continente m¨¢s pobre de la tierra prospere en el siglo XXI; que deje de exportar gente, y que los que han emigrado a los pa¨ªses del norte se propongan un d¨ªa volver. Algunos ya lo han hecho. Uno de los muchos motivos por lo cuales la econom¨ªa del ?frica subsahariana est¨¢ viviendo su "etapa de mayor crecimiento econ¨®mico desde la independencia", seg¨²n el Fondo Monetario Internacional, es que la fuga de los mejores cerebros africanos se est¨¢ deteniendo, y muchos est¨¢n volviendo a sus pa¨ªses de origen.
Grandes cantidades de nigerianos educados en las mejores universidades brit¨¢nicas y estadounidenses han estado abandonando trabajos bien pagados en Londres y Nueva York para jug¨¢rsela en lo que ahora ellos consideran la nueva tierra de oportunidad africana. Cocktail bars y sushi bars est¨¢n brotando por todo Lagos, la Manhattan de Nigeria, para satisfacer las necesidades de la regresada ¨¦lite pr¨®diga. Y, cosa impensable en las precarias circunstancias econ¨®micas de hoy en EE UU o Europa, antes de final de a?o se lanzar¨¢ en Nigeria un nuevo peri¨®dico nacional, a cargo de un periodista nigeriano que emigr¨® a EE UU hace 20 a?os, gan¨® un Premio Pulitzer y ahora ha vuelto a casa tras convencer a inversores dentro y fuera de su pa¨ªs de que tiene en manos un proyecto triunfador.
Los inversores se entusiasman con los recursos naturales del continente
En Nigeria se esperan resultados positivos para este a?o, pese a la crisis
China es el principal impulsor extranjero de la econom¨ªa africana
A ?frica le falt¨® el capital humano para traducir en bienestar la abundancia
No existen estad¨ªsticas definitivas sobre el n¨²mero de inmigrantes que ha vuelto, pero empresas nigerianas que se dedican a reclutar gente para puestos ejecutivos en su pa¨ªs dicen que cientos de personas se presentan para cada trabajo, y que el 85% vive en Occidente.
Nigeria es uno de los pa¨ªses en m¨¢s plena ebullici¨®n de ?frica, con indicadores de crecimiento anual que superan el 6%. Pero no es un caso ¨²nico. La media de crecimiento del continente en su totalidad en el a?o 2007 fue del 5,7%, lo cual se ha traducido en un incremento en ingresos reales per c¨¢pita de un 3,7%, seg¨²n un informe de la Organizaci¨®n para la Cooperaci¨®n y el Desarrollo Econ¨®mico (OCDE). Pese a la crisis de Wall Street, se esperan cifras iguales, o mejores, para este a?o. La cuesti¨®n es si el per c¨¢pita realmente afectar¨¢ al total de la poblaci¨®n, o recompensar¨¢ de manera desproporcionada a las ¨¦lites; o si las zonas urbanas avanzar¨¢n, y las rurales seguir¨¢n hundidas en la miseria de siempre.
Pero aqu¨ª tambi¨¦n existen motivos para ser cautelosamente optimistas. La transformaci¨®n de las ciudades africanas en los ¨²ltimos 20 a?os ha sido espectacular pero, gracias a mejoras en los sistemas de comunicaci¨®n, se han visto cambios en el campo tambi¨¦n. No es extra?o encontrarse hoy en un remoto pueblo africano un Internet caf¨¦ en el que j¨®venes locales chatean con amigos virtuales en Minnesota o Marsella. Como tampoco sorprende ver a una anciana en el interior de Tanzania hablando por tel¨¦fono m¨®vil con sus hijos en la capital comercial, Dar es Salaam. Otro s¨ªntoma visible de la occidentalizaci¨®n (para bien y para mal) del continente es que en las zonas urbanas las enfermedades normalmente asociadas con ?frica, como la malaria y el sida, compiten por la atenci¨®n de los m¨¦dicos con enfermedades m¨¢s t¨ªpicas de los pa¨ªses desarrollados, como las del coraz¨®n, obesidad o diabetes.
?C¨®mo se explica que ?frica haya logrado salir del estancamiento econ¨®mico que asol¨® al continente durante la segunda mitad del siglo XX?
El retorno de algunos de los mejores cerebros africanos es un factor, como tambi¨¦n lo es el poder transformador de la tecnolog¨ªa: se ha detectado una conexi¨®n matem¨¢tica entre el enorme incremento del n¨²mero de tel¨¦fonos m¨®viles y el crecimiento del producto interior bruto (PIB). Igual o m¨¢s importante ha sido el final de la mayor¨ªa de las guerras del continente. Otro factor es que muchos Gobiernos africanos han pasado de manos de d¨¦spotas a reg¨ªmenes m¨¢s benignos y eficientes, obligados a serlo por la tendencia creciente a celebrarse elecciones regulares y democr¨¢ticas. Otro m¨¢s es que el mundo est¨¢ m¨¢s necesitado que nunca de recursos naturales, en los que ?frica abunda, e inversores tanto de Occidente como de Oriente se han estado entusiasmando con las posibilidades que ofrece el continente.
Por elegir un ejemplo entre muchos, la empresa estadounidense asesora en inversiones Rogers Casey public¨® un informe el a?o pasado en el que aconsej¨® a sus clientes explorar la opci¨®n africana. "Se puede argumentar", dec¨ªa el informe, "que ?frica es el ¨²ltimo mercado subvalorado. Con su evidente riqueza en recursos naturales y en agricultura, una ?frica sin derramamiento de sangre y sin enfermedades cr¨®nicas podr¨ªa ser una fuente superior de comodidades durante muchos a?os".
El pa¨ªs que se ha tomado m¨¢s en serio este consejo no es EE UU sino es el m¨¢s urgentemente necesitado de recursos minerales: China. El gigante asi¨¢tico es hoy el principal impulsor extranjero de la econom¨ªa africana. En 1994 la inversi¨®n china en ?frica era de 25 millones de d¨®lares (18 millones de euros). Hoy 800 empresas chinas operan en el continente y, seg¨²n la prensa oficial china, la cifra total de inversiones supera los 6.000 millones de d¨®lares. M¨¢s all¨¢ del petr¨®leo, China extrae madera de Gab¨®n y Camer¨²n, platino de Zimbabue, aluminio de Mozambique, cobre de Zambia.
Tambi¨¦n es cierto que la responsabilidad social o ecol¨®gica no ocupa un lugar primordial en los proyectos chinos, casi todos ellos relacionados con el Gobierno. Ni tampoco se exige que los Gobiernos de los pa¨ªses donde invierten su dinero demuestren mucho inter¨¦s en respetar los derechos humanos. El caso por excelencia es el de Sud¨¢n, donde el hecho de que el Gobierno sea el responsable directo de una cat¨¢strofe militar y humanitaria en Darfur no ha impedido que China, principal pilar de Sud¨¢n en la ONU, importe el 63% de la producci¨®n petrolera del pa¨ªs. Pero, a cambio, el pa¨ªs africano, como los dem¨¢s Estados en los que China ha penetrado comercialmente, recibe paquetes de ayuda que incluyen cr¨¦dito barato y el desarrollo de infraestructuras. Como en tiempos del Imperio Brit¨¢nico, los chinos (muchas veces con mano de obra importada de su pa¨ªs) est¨¢n construyendo carreteras, puentes, aeropuertos y ferrocarriles por todo el continente. Sus fines inmediatos son claramente comerciales, pero pocos africanos se quejan, ya que ven en esa hiperactividad china beneficios de largo alcance.
Uno de los beneficiados es Angola -que sali¨® hace seis a?os de una guerra civil que dur¨® 30- que vende la mitad de su petr¨®leo a China y que se ha convertido en lo que muchos llaman hoy el tigre africano. Seg¨²n el Banco Mundial, Angola, pa¨ªs riqu¨ªsimo en minerales (sin excluir oro y diamantes), crecer¨¢ un 20% este a?o. Luanda, donde la industria de la construcci¨®n vive tiempos de euforia, ser¨ªa irreconocible para una persona que visit¨® la ciudad hace 10 a?os.
La Rep¨²blica Democr¨¢tica del Congo, otro pa¨ªs con una enorme abundancia mineral, sigue en guerra. Pero los enfrentamientos se limitan hoy a una regi¨®n remota en el este del pa¨ªs. Visto desde la capital, Kinshasa, este enorme pa¨ªs tambi¨¦n disfruta de un periodo de boom. En el a?o 2000 ten¨ªa un crecimiento de -6% y una inflaci¨®n de 554%; hoy el crecimiento asciende a un 12% anual, con una inflaci¨®n de 16%. El n¨²mero de tel¨¦fonos m¨®viles se increment¨® en un 50% el a?o pasado, y se esperan cifras similares este a?o y el que viene. En Kinshasa, acaban de edificar una torre de apartamentos de lujo llamado Future Tower y se proyecta un gigantesco centro hotelero y comercial que se completar¨¢, con dinero ¨¢rabe, en 2010.
Pero la riqueza natural no es siempre el sine qua non del progreso. Ruanda, un pa¨ªs sobrepoblado, de recursos naturales casi inexistentes, tambi¨¦n ha logrado crecer a un ritmo por encima del 5% desde la llegada al poder del presidente Paul Kagame tras el genocidio de 1994, en el que murieron casi un mill¨®n de personas en cien d¨ªas. Ruanda depende en gran medida de la ayuda exterior, pero Kagame, un hombre serio y severo, ha impulsado un programa basado en la reconciliaci¨®n nacional y en el rigor gubernamental (Ruanda es uno de los pa¨ªses menos corruptos del mundo en desarrollo) cuyo objetivo estrat¨¦gico es la autosuficiencia. La revista New York Review of Books public¨® un art¨ªculo este a?o en el que cit¨® a un ex profesor de Harvard, Josh Ruxin, recientemente instalado en Ruanda. "He trabajado en 50 pa¨ªses", dijo Ruxin, "y creo que ¨¦ste es el ¨²nico en el planeta que tiene la posibilidad de migrar de la pobreza extrema a un nivel medio de ingresos en los pr¨®ximos 15 a?os". Ruxin cree que el desarrollo en Ruanda es sostenible.
Lo que le ha faltado a ?frica, continente que lo tiene todo, ha sido material humano capaz de traducir la abundancia en bienestar general. Quiz¨¢ el principio del siglo XXI se recuerde como el momento en el que el tigre africano despert¨® de su larga somnolencia y peg¨® el salto definitivo.
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