Lancemos un grito: Trabajo decente
La Jornada Mundial por el Trabajo Decente, que celebraremos el pr¨®ximo 7 de octubre, es una iniciativa de la Confederaci¨®n Sindical Internacional, de la que forma parte UGT Andaluc¨ªa y CCOO-A. La organizaci¨®n de esta jornada internacional responde a la necesidad de alzar la voz contra la p¨¦rdida de los derechos de los trabajadores que se est¨¢ produciendo en la mayor parte del planeta, un proceso de deterioro de las condiciones laborales que pone en peligro los avances logrados durante d¨¦cadas de lucha y reivindicaci¨®n obrera, haciendo peligrar la dignidad de los trabajadores.
Al observar la realidad que nos rodea podemos afirmar que en los ¨²ltimos a?os ha habido un avance sin cortapisas de los m¨¢s radicales postulados neoliberales. La no intervenci¨®n del Estado en la Econom¨ªa, la m¨ªnima interferencia del poder p¨²blico en el mercado financiero, el retraimiento de las pol¨ªticas sociales... ha sido una constante en los ¨²ltimos lustros. Todo ello ha conducido, inexorablemente, a un debilitamiento de la capacidad de influencia de los gobiernos en el sistema financiero, ante la falsa ilusi¨®n de que el sistema capitalista era capaz de autorregularse a s¨ª mismo, sin perjudicar a los trabajadores y en una infinita espiral de crecimiento y beneficios.
Esta ola neoliberal, que comenzara en EE UU y que, en este mundo globalizado, ha alcanzado ya todos los rincones del planeta, ha establecido unas reglas del juego muy beneficiosas para los grandes capitales y las multinacionales, y muy perjudiciales para los trabajadores de todo el mundo, que est¨¢n sufriendo un importante retroceso en sus niveles de calidad de vida.
El deterioro de los derechos de los trabajadores es una realidad constatable y no una amenaza abstracta. Evidentemente, los problemas de ¨¦stos no son los mismos en todos los pa¨ªses y, por tanto, la reivindicaci¨®n de un "trabajo decente" no se traduce de igual manera en las distintas zonas del mundo.
La cruda realidad demuestra que no podemos confiar en una autorregulaci¨®n del sistema capitalista, ya que los poderes f¨¢cticos de la econom¨ªa mundial siempre tender¨¢n a favorecer a los grandes capitales y a castigar al trabajador. Es un modelo de sistema que, si no media una intervenci¨®n de los agentes sociales y los gobiernos, tiende a generar un desequilibrio extremo.
Ci?¨¦ndonos a nuestro entorno inmediato, podemos observar que la econom¨ªa andaluza arrastra, desde siempre, los mismos problemas: precariedad laboral, abuso de la contrataci¨®n temporal, extrema dependencia de sectores concretos como el de la construcci¨®n, elevado paro femenino... En definitiva, una serie de debilidades de un sistema que durante a?os ha penalizado a los trabajadores andaluces, y que desde los sindicatos hemos denunciado reiteradamente, exigiendo la necesidad de un cambio en nuestro modelo productivo que permita generar en Andaluc¨ªa trabajo de m¨¢s calidad y una econom¨ªa m¨¢s s¨®lida, que diversifique los pilares en los que ¨¦sta se sustenta.
Sin embargo, la actual crisis internacional ha tenido un efecto colateral en nuestro pa¨ªs, del que se ha aquejado especialmente la econom¨ªa andaluza: ha sido un duro golpe que ha noqueado al sector de la construcci¨®n, castigando al modelo econ¨®mico de nuestra regi¨®n por su falta de previsi¨®n. ?Cu¨¢l es la respuesta del empresariado? Intentar cargar sobre los hombros de los trabajadores las consecuencias de la crisis.
De igual manera que en los a?os de lucro desmesurado no se repartieron las ganancias con los trabajadores, ahora no se puede pretender socializar las p¨¦rdidas. Sin embargo, ¨¦ste es el primer movimiento que intentan hacer los principales actores del mercado financiero: hace unos d¨ªas, tuvimos que escuchar al gobernador del Banco de Espa?a en Sevilla abogar por la supresi¨®n de las cl¨¢usulas de revisi¨®n salarial en los convenios laborales. En la misma l¨ªnea, el presidente de la CEOE ha pedido p¨²blicamente al Gobierno que abarate el coste de los despidos.
Estas reacciones, pidiendo que sean los trabajadores los que asuman las principales consecuencias de la crisis, se suceden sin ning¨²n rubor, a pesar de que la actual situaci¨®n sobreviene del fracaso del actual modelo econ¨®mico impuesto por los mercados internacionales.
Ante unos estados debilitados en su capacidad de influencia econ¨®mica, mermados por las constantes privatizaciones de empresas p¨²blicas, ha llegado la hora de que los trabajadores pongan pies en pared. Los sindicatos debemos alzar la voz ante este tsunami que amenaza con engullir los avances sociales conquistados durante d¨¦cadas de trabajo. Y ¨¦se es, precisamente, el objetivo del pr¨®ximo 7 de octubre: lanzar un grito fuerte y claro por la dignidad de los trabajadores, por el trabajo decente.
Manuel Pastrana Casado, Secretario general de UGT Andaluc¨ªa
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