Respuesta acertada
El fondo con activos de calidad y la subida de la garant¨ªa de dep¨®sitos deben normalizar el cr¨¦dito
El presidente del Gobierno anunci¨® ayer dos medidas para recuperar la confianza financiera y facilitar la normalizaci¨®n del cr¨¦dito en Espa?a. Por una parte, la garant¨ªa m¨ªnima de los dep¨®sitos en caso de quiebra se eleva a 100.000 euros, una decisi¨®n anunciada inmediatamente despu¨¦s de que el Ecofin subiese la cantidad m¨ªnima garantizada hasta los 50.000 euros; por otra, inform¨® de la creaci¨®n de un fondo especial de financiaci¨®n, con un l¨ªmite de 30.000 millones de euros, pero ampliable hasta 50.000, que, a diferencia del fondo estadounidense, operar¨¢ con el respaldo de los activos de m¨¢s calidad de las instituciones financieras. La respuesta del Gobierno, esta vez, ha tenido la contundencia debida; y su puesta en pr¨¢ctica ha sido acertada, ya que el vicepresidente anunci¨® previamente que no se tomar¨ªa ninguna resoluci¨®n sin conocerse el acuerdo del Ecofin, por impreciso que fuera.
La econom¨ªa espa?ola necesitaba con urgencia un gesto de autoridad y de liderazgo, que comportara decisiones como las tomadas ayer, en particular la segunda. Ampliar la cantidad m¨ªnima garantizada en caso de quiebra bancaria tranquiliza a los depositantes, pero lo que importa es la condici¨®n previa, es decir, que la solvencia de los bancos y cajas quede fuera de toda duda. As¨ª lo enfatiz¨® ayer en el Congreso el gobernador del Banco de Espa?a, Miguel ?ngel Fern¨¢ndez Ord¨®?ez, y no hay razones para cuestionar su afirmaci¨®n. Pero un sistema financiero tan solvente y supervisado tambi¨¦n puede perecer por ausencia de liquidez. La desconfianza dominante en el mercado europeo ven¨ªa limitando el margen de maniobra de la banca espa?ola a las ventanillas de pr¨¦stamos del BCE. La situaci¨®n era insostenible y el Gobierno ha actuado con la diligencia debida, creando un fondo que los bancos y cajas hab¨ªan solicitado meses atr¨¢s para cambiar por liquidez activos que eran buenos pero innegociables por falta de confianza. Como el resto de los pa¨ªses est¨¢n tomando medidas todav¨ªa m¨¢s intervencionistas, la deuda espa?ola no perder¨¢ su buen nivel de calificaci¨®n en los mercados.
Lo m¨¢s probable es que las medidas anunciadas ayer faciliten la vuelta de una cierta normalidad en el flujo del cr¨¦dito, tranquilicen a los depositantes -el dep¨®sito medio en Espa?a est¨¢ lejos de los 20.000 euros- y contribuyan a calmar las convulsiones burs¨¢tiles. Son los requisitos m¨ªnimos para afrontar un an¨¢lisis m¨¢s realista de la p¨¦sima evoluci¨®n de la llamada "econom¨ªa real" en Espa?a.
Rodr¨ªguez Zapatero y Solbes prolongan con sus propuestas algunas de las recomendaciones del Ecofin. De las disposiciones de los ministros de Finanzas cabe decir que apenas ofrecen una coordinaci¨®n m¨ªnima en el ¨¢mbito de la garant¨ªa del ahorro -el m¨ªnimo de 50.000 euros citado- y dejan bastante que desear en lo que se refiere a pol¨ªtica unificada contra la crisis bancaria. El Ecofin se limit¨® a dar por buena la intervenci¨®n de los Gobiernos en los bancos quebrados, a levantar la obligaci¨®n de que los activos se contabilicen a precios de mercado y a reclamar que las intervenciones, si las hay, sean coordinadas. Si alguna moraleja cabe deducir de esta crisis, es que Europa carece de resortes para actuar de forma concertada. La esperp¨¦ntica e in¨²til reuni¨®n del G-4 promovida por Francia es una prueba de esa impotencia institucional. El Ecofin y el BCE tienen que contar en el futuro con una mayor capacidad de acci¨®n.
La inquietud es extensible al sistema financiero global. Las crisis persistentes no han convencido al G-8 de que inste la reordenaci¨®n de la arquitectura financiera mundial; todav¨ªa las resoluciones de las crisis se delegan en la coordinaci¨®n de los bancos centrales, que es un procedimiento insuficiente. Lo acaba de demostrar, precisamente, la actual convulsi¨®n financiera.
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