Londres utiliza la ley antiterrorista para congelar los bienes islandeses
Represalia contra Reikiavik por no garantizar los dep¨®sitos de 300.000 ciudadanos y 108 ayuntamientos brit¨¢nicos en su territorio
En un mundo con finanzas globales, la quiebra de la banca de Islandia ha provocado p¨¦rdidas por m¨¢s de 5.000 millones de euros a 300.000 particulares y 108 ayuntamientos brit¨¢nicos. El conflicto econ¨®mico ha derivado en un conflicto diplom¨¢tico por la negativa de Reikiavik a cubrir los dep¨®sitos de sus bancos en el extranjero. La guerra de los dep¨®sitos rememora el enfrentamiento que protagonizaron los dos pa¨ªses a finales de los a?os 70, cuando el Reino Unido envi¨® a la Royal Navy a proteger a los pescadores brit¨¢nicos afectados por la decisi¨®n de Islandia de extender hasta las 200 millas sus fronteras mar¨ªtimas para preservar sus bancos de bacalao.
Algunos ten¨ªan cantidades modestas, otros m¨¢s de 50 millones
Una delegaci¨®n del Tesoro viaja a la capital islandesa para negociar
La crisis financiera ha llevado al colapso de la econom¨ªa del pa¨ªs. Las transacciones en Bolsa han sido suspendidas y los tres grandes bancos, Kaupthing, Landsbanki y Glitnit, nacionalizados, arruinando a sus accionistas, condenando al paro a gran parte de sus empleados y provocando el p¨¢nico entre los ahorradores atra¨ªdos en los ¨²ltimos a?os con la promesa de altas remuneraciones en sus dep¨®sitos.
Si en el pasado la isla viv¨ªa de la pesca, la liberalizaci¨®n de la circulaci¨®n de capitales provoc¨® un boom de la industria financiera, que ha crecido por encima de sus posibilidades gracias a sus filiales en el exterior y la banca por Internet. Mientras el plan de rescate de Wall Street ha obligado a EE UU a poner sobre la mesa el equivalente al 5% de su PIB, los activos de la banca islandesa equivalen a varias veces el producto nacional de Islandia.
El conflicto amenaza con tener consecuencias geopol¨ªticas. Occidente se ha lavado las manos y el Gobierno de Islandia se ha dirigido a Rusia para pedir un cr¨¦dito urgente de 5.500 millones de euros. "No hemos recibido la ayuda que esper¨¢bamos de nuestros amigos y en una situaci¨®n como esta hay que buscar nuevos amigos", ha explicado el primer ministro island¨¦s, Geir Haarde. Pero eso no significa que el pa¨ªs vaya a cambiar de bando y dar paso a una colaboraci¨®n militar, como ceder a Rusia el derecho a utilizar la base militar que en el pasado ocupaba EE UU. "Somos miembros fundadores de la OTAN", record¨® un portavoz del Gobierno al "negar categ¨®ricamente" esa posibilidad.
La reacci¨®n del Gobierno Brit¨¢nico al saber que Islandia no se hac¨ªa responsable de los dep¨®sitos por 4.200 millones suscritos por 300.000 particulares brit¨¢nicos ha sido contundente. El primer ministro, Gordon Brown, se ha comprometido a garantizar a sus ciudadanos que el Gobierno Brit¨¢nico responder¨¢ de esos dep¨®sitos, ha asegurado que llevar¨¢ a Islandia a los tribunales para que pague la factura y ha requisado todos los intereses islandeses en las islas brit¨¢nicas, que algunos eval¨²an en 9.600 millones de euros.
Los islandeses comprenden que el Reino Unido quiera defender los intereses de sus ciudadanos, pero el primer ministro Haarde se ha declarado ofendido por la decisi¨®n de Londres de utilizar la legislaci¨®n antiterrorista aprobada tras el 11-S para congelar los bienes islandeses en las islas brit¨¢nicas.
Lo que no ha garantizado Brown es que vaya a cubrir con dinero p¨²blico los cerca de 1.400 millones de libras (1.766 millones de euros) que se estima que ten¨ªan depositados en los bancos islandeses m¨¢s de un centenar de ayuntamientos. Algunos ten¨ªan depositadas cantidades modestas, pero otros hab¨ªan invertido m¨¢s de 50 millones de euros, una cantidad enorme para un ayuntamiento. El Gobierno no ha querido comprometerse a cubrir estas inversiones porque la reciente legislaci¨®n para proteger a los ahorradores est¨¢ pensada para dar confianza a los particulares y porque la ley obliga a los ayuntamientos a actuar con cautela en sus inversiones financieras y las altas remuneraciones de la banca islandesa eran el se?uelo para atraer a inversores amantes del riesgo.
Ayer, una delegaci¨®n brit¨¢nica, integrada por funcionarios del Tesoro, la Autoridad de Servicios Financieros y el Banco de Inglaterra, viaj¨® a Reikiavik para intentar encontrar una soluci¨®n al conflicto. Pero la guerra del bacalao, en la que no se lleg¨® a disparar ni un tiro pero se estuvo muy cerca, es un mal precedente.
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