La campa?a de McCain desata la furia conservadora contra Obama
Las bases republicanas creen asistir a la llegada del socialismo
"Estoy aterrorizado, estoy realmente asustado porque lo que est¨¢ en juego el 4 de noviembre es la libertad frente al socialismo". Esta frase, pronunciada ayer en una entrevista por el congresista republicano Tom Feeney, de Florida, por muy disparatada que pueda parecer, es un perfecto ejemplo del tono adquirido por la campa?a presidencial norteamericana, en la que los ataques a Barack Obama han alcanzado tal virulencia que empiezan a preocupar incluso a los propios estrategas republicanos.
En los m¨ªtines de los candidatos se oyen gritos de "terrorista" o "comunista"
Los gritos de "terrorista" o "comunista" proferidos contra Obama, as¨ª como las peticiones de "acabar con ¨¦l", "darle fuerte" o "impedir que sea presidente", se est¨¢n haciendo reiterados en los m¨ªtines del candidato republicano, John McCain, sin que ni ¨¦l ni su compa?era, Sarah Palin, hagan nada por impedirlo ni desautoricen claramente a quienes los pronuncian. Con frecuencia, ambos responden con sonrisas a las peticiones del p¨²blico de emplearse a¨²n con m¨¢s dureza contra el candidato dem¨®crata. "Se lo ruego, senador, desenmasc¨¢relo", le ped¨ªa un espectador de su mitin en Milwaukee. "Estamos rabiosos, s¨ª, estamos rabiosos, y no es por la econom¨ªa, sino porque este pa¨ªs est¨¢ a punto de caer en el socialismo", le dec¨ªa otro.
Dos d¨ªas antes, en Florida, el sheriff de un condado pronunci¨®, vestido de uniforme, el discurso de presentaci¨®n de McCain y se refiri¨® constantemente a Obama por su nombre completo, Barack Husein Obama, como hacen otros oradores en otros actos republicanos para destacar el apellido ¨¢rabe del posible pr¨®ximo presidente.
La cadena de televisi¨®n Fox y otros medios conservadores propagan cada d¨ªa nuevas dudas y sospechas sobre el pasado o las relaciones personales de Obama dentro de una estrategia que trata de dibujar al candidato dem¨®crata como un peligro intolerable. Ayer, el diario The Wall Street Journal informaba de que un asesor de Obama para las relaciones con la comunidad musulmana particip¨® el mes pasado en una reuni¨®n con varios grupos isl¨¢micos, entre los que estaba uno que la Administraci¨®n vincula con Ham¨¢s. The Washington Times contaba tambi¨¦n ayer que Obama hab¨ªa presionado al Gobierno iraqu¨ª para que no firmase un acuerdo con George Bush.
El goteo de este tipo de historias coincide con la elevaci¨®n del tono cr¨ªtico por parte del propio McCain y de su entorno. El candidato no s¨®lo no ha condenado el lenguaje injurioso contra Obama, sino que, en parte, lo ha estimulado. Tras escuchar algunos de los m¨¢s feroces insultos contra su rival en uno de los ¨²ltimos m¨ªtines, McCain contest¨®: "De acuerdo, con su ayuda y la de toda la gente en esta sala vamos a descubrir qui¨¦n es [Obama]".
En una entrevista, la esposa de McCain, Cindy McCain, que ten¨ªa hasta hace poco un hijo en Irak, ha responsabilizado indirectamente a Obama por la muerte de soldados norteamericanos en esa guerra: "El d¨ªa que el senador Obama decidi¨® emitir su voto en contra de los fondos para mi hijo sent¨ª c¨®mo un escalofr¨ªo recorr¨ªa mi cuerpo".
Esta estrategia de ataques personales se recrudece en la medida en que aumenta la ventaja de Obama en las encuestas y ha generado un estado de furia entre las bases republicanas desconocido hasta la fecha y superior a lo que suele ser habitual en las campa?as pol¨ªticas en EE UU, incluso de acuerdo con los est¨¢ndares de polarizaci¨®n de los ¨²ltimos a?os.
La campa?a dem¨®crata, especialmente el candidato a la vicepresidencia, Joe Biden, ha aludido a la actitud err¨¢tica de McCain sobre la crisis econ¨®mica y ha acusado al candidato republicano de no importarle los problemas de los norteamericanos. Pero ni Biden ni Obama han llegado al cuerpo a cuerpo con su oponente.
Obama sali¨® ayer, no obstante, a rebatir una de las principales acusaciones contra ¨¦l, la de su relaci¨®n con William Ayers, un profesor universitario de Chicago que en los a?os sesenta perteneci¨® a un grupo terrorista. Obama dijo en una entrevista en la radio que conoci¨® a Ayers en una conferencia en la que participaron tambi¨¦n varios pol¨ªticos republicanos, que cooper¨® con ¨¦l en varios proyectos sociales (uno era un trabajador comunitario y el otro un profesor especializado en pol¨ªtica educativa) y que s¨®lo tiempo despu¨¦s supo de los "condenables actos en los que estuvo envuelto en su juventud".
Es dif¨ªcil que esta aclaraci¨®n apague la c¨®lera de las bases republicanas. Esa excitaci¨®n, unida al nerviosismo entre los ciudadanos por la persistencia de la crisis financiera, ha creado un ambiente de enorme tensi¨®n en estas ¨²ltimas semanas de campa?a. Algunos analistas conservadores defienden el derecho de McCain de usar el arma de la descalificaci¨®n personal. Karl Rove, el que fuera el gran asesor de Bush, asegura que es una obligaci¨®n de McCain destapar al verdadero Obama. Pero otros republicanos citados ayer por The Wall Street Journal creen que esta estrategia se les est¨¢ yendo de la mano. La campa?a de McCain duda, por ejemplo, de la conveniencia de poner en circulaci¨®n una serie de ataques sobre el pastor Jeremiah Wright, a cuya iglesia acud¨ªa Obama, que podr¨ªan estimular el odio racista.
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