El momento de la verdad
El mes pasado, cuando el Departamento del Tesoro [Ministerio de Hacienda] estadounidense permiti¨® que Lehman Brothers quebrase, escrib¨ª que Henry Paulson, el secretario del Tesoro, estaba jugando a la ruleta rusa financiera. Sin duda, hab¨ªa una bala en la rec¨¢mara: la quiebra de Lehman hizo que la crisis financiera mundial, ya grave de por s¨ª, empeorase, mucho, mucho m¨¢s.
Las consecuencias de la ca¨ªda de Lehman quedaron de manifiesto en cuesti¨®n de d¨ªas, pero los principales actores pol¨ªticos han desperdiciado en buena medida las pasadas cuatro semanas. Ahora han llegado al momento de la verdad: m¨¢s les vale hacer algo r¨¢pido -de hecho, m¨¢s les vale anunciar un plan coordinado de rescate este fin de semana- o la econom¨ªa mundial podr¨ªa sufrir su peor recesi¨®n desde la Gran Depresi¨®n.
Si EE UU y Europa no ponen en marcha ya un plan de rescate conjunto, la econom¨ªa sufrir¨¢ m¨¢s
Hablemos de d¨®nde nos encontramos en estos momentos. La crisis actual comenz¨® con el pinchazo de la burbuja inmobiliaria, que caus¨® una morosidad hipotecaria generalizada y, por lo tanto, grandes p¨¦rdidas en muchas instituciones financieras. La crisis inicial se ha visto agravada por los efectos secundarios al verse forzados los bancos a reducir su actividad por falta de capital, lo cual ha inducido una ca¨ªda a¨²n mayor del precio de los activos, y a su vez ha provocado p¨¦rdidas todav¨ªa mayores, y as¨ª sucesivamente, o sea, un c¨ªrculo vicioso de desapalancamiento. La p¨¦rdida generalizada de confianza en los bancos, incluso por parte de otros bancos, ha reforzado este c¨ªrculo vicioso.
La espiral descendente se aceler¨® despu¨¦s de la ca¨ªda de Lehman. Los mercados de capital, que ya lo estaban pasando mal, se cerraron a efectos pr¨¢cticos; uno de los chistes que circulan por ah¨ª es que ahora mismo lo ¨²nico que la gente quiere comprar son bonos del Tesoro y agua embotellada.
La respuesta a esta espiral descendente por parte de las dos grandes potencias monetarias mundiales, Estados Unidos y los 15 pa¨ªses que utilizan el euro, ha sido lamentablemente inadecuada.
Europa, que carece de un gobierno ¨²nico, ha sido incapaz de trabajar unida; cada pa¨ªs ha ido invent¨¢ndose su propia pol¨ªtica, con escasa coordinaci¨®n, y las propuestas para responder con una sola voz no han llevado a ninguna parte.
Estados Unidos deber¨ªa de haber estado en una posici¨®n mucho m¨¢s fuerte. Y cuando Paulson anunci¨® su enorme plan de rescate hubo una breve oleada de optimismo. Pero r¨¢pidamente qued¨® claro que el plan adolec¨ªa de una falta cr¨ªtica de claridad intelectual. El secretario del Tesoro propuso gastar 511.000 millones de euros en "activos problem¨¢ticos", valores hipotecarios t¨®xicos, de las entidades financieras, pero no logr¨® explicar de qu¨¦ manera resolver¨ªa esto la crisis.
Muchos economistas coinciden en que lo que deber¨ªa haber propuesto Paulson, en cambio, es una inyecci¨®n directa de capital en las empresas financieras: el Gobierno estadounidense proporcionar¨ªa as¨ª a las instituciones financieras el capital necesario para funcionar, para de este modo frenar la espiral descendente, a cambio de una participaci¨®n. Cuando el Congreso modific¨® el plan de Paulson, introdujo disposiciones que hac¨ªan posible, pero no obligatoria, una inyecci¨®n de capital de este tipo. Y hasta hace dos d¨ªas, el secretario del Tesoro segu¨ªa neg¨¢ndose en redondo a hacer lo correcto.
Pero el pasado mi¨¦rcoles el Gobierno brit¨¢nico, haciendo gala de la lucidez de pensamiento que se ha echado en falta a este lado del charco, anunci¨® un plan para proporcionar a los bancos un capital nuevo de 62.000 millones de euros. Es decir, el equivalente, si se tiene en cuenta el tama?o de la econom¨ªa del Reino Unido, a un plan de 368.000 millones de euros en Estados Unidos; adem¨¢s de numerosas garant¨ªas para las transacciones financieras interbancarias. Y ahora los responsables del Tesoro estadounidense dicen que piensan hacer algo parecido, utilizando la autoridad de que no quer¨ªan disponer, pero que el Congreso les ha otorgado de todas las maneras.
La cuesti¨®n ahora es si estos pasos son demasiado cortos y se han dado demasiado tarde. Creo que no, aunque ser¨¢ muy alarmante si pasa este fin de semana sin que se haya anunciado con credibilidad un nuevo plan de rescate en el que participe no s¨®lo Estados Unidos sino todos los actores importantes.
?Por qu¨¦ necesitamos la cooperaci¨®n internacional? Porque tenemos un sistema financiero globalizado en el que una crisis que empez¨® con una burbuja en los chal¨¦s de Florida y las McMansiones de California ha causado una cat¨¢strofe monetaria en Islandia. Estamos juntos en esto y necesitamos una soluci¨®n compartida.
?Por qu¨¦ es necesario que se lleve a cabo este fin de semana? Porque resulta que en Washington han tenido lugar dos reuniones importantes: una, el viernes, de altos cargos financieros de las principales naciones avanzadas, y tras ella la reuni¨®n anual del Fondo Monetario Internacional (FMI) y del Banco Mundial, el s¨¢bado y hoy domingo. Si estas reuniones acaban sin que se llegue por lo menos a un principio de acuerdo sobre un plan de rescate mundial -si todo el mundo se va a casa sin m¨¢s que vagas declaraciones de que piensan controlar la situaci¨®n-, se habr¨¢ dejado pasar una oportunidad de oro, y la espiral descendente podr¨ªa f¨¢cilmente empeorar todav¨ªa m¨¢s.
?Qu¨¦ se deber¨ªa hacer? Estados Unidos y Europa deber¨ªan limitarse a decir: "S¨ª, primer ministro". El plan brit¨¢nico no es perfecto, sin embargo, los economistas est¨¢n en su mayor¨ªa de acuerdo en que representa, con creces, el mejor modelo para un rescate m¨¢s amplio.
Y el momento de actuar es ahora. Puede que piensen que las cosas no pueden empeorar m¨¢s, pero s¨ª que pueden, y si no se hace nada en los pr¨®ximos d¨ªas, lo har¨¢n. -
New York Times Service, 2008
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