La improductividad del sufrimiento
Tener empleados insatisfechos es insostenible y deja sin valor a?adido a la empresa
"Me siento liberado, como si hubiera vuelto a nacer". Son palabras de Enrique O., de 29 a?os, que hace seis meses tom¨® una importante decisi¨®n en su vida: le comunic¨® a su jefe que dejaba definitivamente su trabajo como ejecutivo de cuentas en una agencia de publicidad, en Barcelona. "Despu¨¦s de darlo todo por la empresa durante tres a?os, llegu¨¦ al punto en que sent¨ªa que estaba atentando contra mi propia salud", afirma este joven.
No en vano, a pesar de que en su contrato se dec¨ªa que su horario era de 9.00 a 14.30 y de 15.30 a 18.30 -con un salario de unos 1.700 euros al mes-, durante los dos primeros a?os no sali¨® casi ning¨²n d¨ªa antes de las nueve de la noche. "Trabajaba una media de 15 horas m¨¢s a la semana", cuenta Enrique, que dispon¨ªa de "cero flexibilidad", llegando a "pringar alg¨²n que otro fin de semana" sin recibir ninguna compensaci¨®n extra.
Cada vez m¨¢s personas fingen estar enfermas para no ir a trabajar
Con el tiempo, la agencia fue creciendo y Enrique fue absorbiendo m¨¢s clientes, llegando a asumir las obligaciones de dos ejecutivos. Enseguida le pidi¨® a su jefe que contratara a otra persona, pero ¨¦ste no s¨®lo se neg¨® a escucharlo, sino que le "exigi¨®" que se mostrara "contento y agradecido" de la oportunidad que se le brindaba. "Mi jefe era una persona muy egoc¨¦ntrica, que apenas ten¨ªa en cuenta el bienestar de sus colaboradores", recuerda.
A partir de ah¨ª el trabajo de este ejecutivo consisti¨® en "ir apagando fuegos constantemente", lo que le generaba "muchos nervios y ansiedad", explica. Acompa?ado todo el d¨ªa por el estr¨¦s, sin tiempo casi para comer y con tantos frentes abiertos por resolver, lleg¨® un d¨ªa en que, fruto de un despiste, cometi¨® un error que da?¨® la imagen de la agencia.
Aquel incidente fue su punto de inflexi¨®n. Llegaron las noches de insomnio en las que Enrique apenas pod¨ªa alejar su pensamiento de sus responsabilidades laborales. "El trabajo me estaba desquiciando f¨ªsica y mentalmente", recuerda. "Estaba tan susceptible que cualquier peque?a tonter¨ªa me molestaba profundamente". Enrique se hab¨ªa convertido en "esclavo de una profesi¨®n" que le gustaba, pero cuyas "penosas condiciones laborales" terminaron por "destruir cualquier atisbo de motivaci¨®n y entusiasmo".
Durante un tiempo se aisl¨® "de todo y de todos", hasta que una tarde sufri¨® "un colapso f¨ªsico y an¨ªmico" que le oblig¨® a acudir a su m¨¦dico y m¨¢s tarde a un psic¨®logo. Despu¨¦s de pedir la baja laboral, Enrique definitivamente puso punto final a su relaci¨®n con la agencia. Y reconoce que no fue una decisi¨®n f¨¢cil. "Ten¨ªa mucho miedo a enfrentarme a la incertidumbre de volver a empezar un proceso de b¨²squeda y selecci¨®n de trabajo", confiesa.
En estos momentos Enrique est¨¢ trabajando para una empresa donde el bienestar de los trabajadores es una de las prioridades organizacionales. "Estoy muy contento porque, m¨¢s all¨¢ del salario, para m¨ª lo primero es disfrutar de un horario flexible y de un jefe cercano y emp¨¢tico, de manera que pueda preservar mi paz interior", concluye.
La historia de Enrique no es un caso aislado. Al formar parte de una empresa t¨®xica sufri¨® el s¨ªndrome del trabajador quemado, m¨¢s conocido como burnout, que en Espa?a ya afecta al 15% de la poblaci¨®n activa. Adem¨¢s, seg¨²n un reciente estudio realizado por la firma internacional Mercer, el 72% del total de tiempo de trabajo perdido se debe a ausencias cortas y frecuentes (inferiores a siete d¨ªas) y el 28% se debe a bajas de larga duraci¨®n, cuya causa suele relacionarse con el estr¨¦s y problemas de salud mental.
Sea como fuere, los expertos coinciden en se?alar que este sufrimiento tan s¨®lo pone de manifiesto que algo no est¨¢ funcionando en la gesti¨®n de las personas por parte de las organizaciones. Lotfi EL-Ghandouri, fundador de la consultora Creative Society y autor de El despido interior (Alienta), afirma que "el sufrimiento y la insatisfacci¨®n de los profesionales no s¨®lo atenta contra la salud de la sociedad, sino que adem¨¢s genera una notable p¨¦rdida de competitividad y de valor a?adido para las empresas". Seg¨²n ¨¦l, "en las organizaciones t¨®xicas, que no cuidan ni potencian el bienestar de sus empleados, predomina el despido interior, una actitud de desconexi¨®n personal y resignaci¨®n profesional, caracterizada por el pasotismo hacia el trabajo, lo que atenta contra la innovaci¨®n, la productividad, contra los resultados de las compa?¨ªas".
Aunque es cierto que en ¨²ltima instancia cada profesional es responsable de la actitud que adopta frente a sus circunstancias, cabe decir que "esta falta de compromiso" es una consecuencia de "ver frustradas ciertas expectativas profesionales y de sentir el trabajo como un proceso mec¨¢nico, en el que la posibilidad de creatividad y de aportaci¨®n personal brilla por su ausencia".
En opini¨®n de EL-Ghandouri, "muchas personas fingen estar enfermas para no ir a trabajar, lo que pone de manifiesto un cinismo muy dif¨ªcil de detectar, pero que envenena la calidad del ambiente laboral y del servicio a los clientes". Y dado que "la empresa es un ente vivo, cuya salud, productividad y sostenibilidad es un reflejo del estado interno de la mayor¨ªa de las personas que la componen, si ¨¦stas padecen malestar e insatisfacci¨®n, la organizaci¨®n inevitablemente terminar¨¢ sufriendo las consecuencias", sostiene la coach Carmen Yates, directora del centro de formaci¨®n La Rueda y autora de La empresa sabia (D¨ªaz de Santos).
Lo parad¨®jico de esta situaci¨®n es que, seg¨²n un informe realizado por la consultora de recursos humanos Towers Perrin-IRS, s¨®lo el 13% de los trabajadores espa?oles "piensa seriamente cambiar de trabajo". Es decir, "este malestar individual todav¨ªa puede aguantar un poco m¨¢s antes de que se vuelva insostenible", afirma Yates, "produci¨¦ndose una saturaci¨®n colectiva que obligue a introducir a la fuerza cambios en la cultura organizacional". -
Fuente: equipo de psic¨®logos laborales del Instituto de Innovaci¨®n Educativa y Desarrollo Directivo (IIEDDI).
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S¨ªntomas del malestar
- Estr¨¦s o sensaci¨®n permanente de no poder trabajar con calma.
- Desmotivaci¨®n, falta de ilusi¨®n por el trabajo.
- Cansancio, agotamiento cr¨®nico.
- Dolores de cabeza o de espalda, sobre todo en las personas que trabajan sentadas frente a un ordenador.
- Baja autoestima, el afectado se infravalora.
- Negatividad, que deriva en victimismo.
- Dispersi¨®n, dificultad de concentraci¨®n.
- Inconsciencia (el afectado no se da cuenta de que trabaja por inercia, de que piensa y act¨²a de forma mec¨¢nica).
- Irritabilidad (susceptibilidad, que genera enfado, mal humor y otras reacciones negativas cada vez que ocurre algo que va en contra de las expectativas o deseos del afectado).
- Nervios y ansiedad (sensaci¨®n permanente de angustia e incomodidad, que puede derivar en consumo de alcohol y drogas).
- Insatisfacci¨®n, vac¨ªo interior.
- Tristeza que puede derivar en depresi¨®n.
- Impaciencia.
- Insomnio ante la imposibilidad de desconectar la mente al acostarse.
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