Por el inter¨¦s com¨²n
Europa ha decidido apuntalar el sistema financiero. La inacci¨®n habr¨ªa llevado al desastre
Hac¨ªa muchos a?os que no exist¨ªa una convergencia tan expl¨ªcita en las orientaciones de pol¨ªtica econ¨®mica de la pr¨¢ctica totalidad de los Gobiernos de las econom¨ªas avanzadas. Desde el comunicado del G-7 del viernes hasta los acuerdos de la reuni¨®n dominical de los jefes de Gobierno del Eurogrupo ayer en Par¨ªs, pasando por las sugerencias del FMI, hay consenso en favor de la intervenci¨®n de los Gobiernos con fondos p¨²blicos para evitar el hundimiento de sus sistemas financieros. Parece obvio, pero hasta hace poco la ortodoxia dominante recetaba la abstenci¨®n de los poderes p¨²blicos. Lo ha dicho el director gerente del FMI: a partir de ahora, los sistemas financieros, desde luego aquellos que han puesto a la econom¨ªa mundial al borde del desastre, deber¨¢n someterse a una m¨¢s estricta regulaci¨®n y un estrecho escrutinio supervisor.
Los contribuyentes de todos los pa¨ªses afectados tienen razones poderosas para ser esc¨¦pticos acerca de esa suerte de socialismo de los ricos en que est¨¢n derivando las terapias de apuntalamiento del sistema financiero global. Pero no hay m¨¢s remedio que apuntalar, porque la alternativa, la inacci¨®n, ser¨ªa mucho m¨¢s costosa para todos. Lo importante ahora es fortalecer la coordinaci¨®n refrendada ayer en Par¨ªs, y que se lleven bien las cuentas de los costes del salvamento, para que paguen los que han contribuido al hundimiento. En el inter¨¦s de todos est¨¢ esa coordinaci¨®n que a ¨²ltima hora ha procurado el Eurogrupo con el fin de restaurar ya sea m¨ªnimamente la confianza quebrada. Ni las econom¨ªas y sistemas financieros m¨¢s s¨®lidos del mundo pueden permitirse sufrir otra semana como la pasada. Restauraci¨®n de la confianza hoy es sin¨®nimo de avances en la gobernaci¨®n global, de intervenciones conjuntas en los mercados, aun cuando ello signifique en algunos pa¨ªses la nacionalizaci¨®n de algunos bancos importantes para impedir su quiebra. Esa posibilidad, as¨ª como la de garantizar tambi¨¦n con fondos p¨²blicos hasta fin de 2009 los pr¨¦stamos interbancarios, es la principal conclusi¨®n de la reuni¨®n de Par¨ªs. A cambio, los bancos deber¨¢n comprometerse a conceder cr¨¦ditos a las familias y las empresas, acabando con la par¨¢lisis actual motivada por la desconfianza. Es evidente que en este contexto, el BCE deber¨¢ seguir flexibilizando su pol¨ªtica monetaria.
Aunque en Espa?a la situaci¨®n bancaria no es tan grave, es conveniente que el Gobierno y el Banco de Espa?a contemplen escenarios de contaminaci¨®n del sistema financiero. Tambi¨¦n ser¨ªa bueno que la oposici¨®n diera muestras de que entiende lo que est¨¢ ocurriendo en el mundo y facilitara la adopci¨®n de esas decisiones excepcionales que es posible haya que seguir adoptando. Entre ellas puede estar el compromiso de fondos p¨²blicos adicionales; y no puede descartarse la revisi¨®n, como ya se ha planteado en algunos pa¨ªses estos d¨ªas, de los Presupuestos Generales del Estado, de acuerdo con las nuevas realidades y expectativas.
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