Franco en el banquillo
La previsible corta vida del procedimiento de Garz¨®n no empa?a su gran valor simb¨®lico
Setenta a?os despu¨¦s del fin de la Guerra Civil espa?ola, y transcurridos 32 a?os del restablecimiento de la democracia, un juez espa?ol ha abierto una causa contra los cr¨ªmenes del dictador Francisco Franco y sus secuaces por ordenar y ejecutar la eliminaci¨®n sistem¨¢tica de sus enemigos pol¨ªticos entre 1936 y 1952. El juez de la Audiencia Nacional Baltasar Garz¨®n dict¨® ayer un auto en el que se declara competente para juzgar los hechos denunciados por varias asociaciones de familiares de v¨ªctimas del franquismo. Apoya su decisi¨®n en que constituyen delitos contra la humanidad, y elabora, partiendo de esta calificaci¨®n, una doctrina en la que reclama para la Audiencia Nacional la competencia sobre aquellos hechos.
La decisi¨®n de Garz¨®n supone, como ¨¦l mismo recoge en su auto, "una forma de rehabilitaci¨®n institucional ante el silencio desplegado hasta la fecha". Aqu¨ª radica el valor fundamental de la iniciativa para las v¨ªctimas del franquismo y sus familiares, m¨¢s all¨¢ del recorrido que en los tribunales tenga el procedimiento iniciado por Garz¨®n, amenazado por el recurso de la fiscal¨ªa. Frente a los que arguyen la falta de encaje de esta iniciativa en el marco jur¨ªdico espa?ol y de quienes, como el PP, acusan a Garz¨®n de montar un espect¨¢culo a costa de reabrir viejas heridas, s¨®lo cabe recordar un principio de cualquier democracia: ning¨²n Estado puede borrar sus propios cr¨ªmenes.
El m¨¦rito de Garz¨®n, de consecuencias previsiblemente m¨¢s simb¨®licas que jur¨ªdicas, es el de afirmar que habr¨ªa sentado en el banquillo a Franco y sus lugartenientes si hubieran estado vivos. El auto ordena, adem¨¢s, la exhumaci¨®n de las fosas comunes se?aladas por los denunciantes, reiterando y preservando el papel que corresponde al Estado en el levantamiento y la identificaci¨®n de los cad¨¢veres. Es dif¨ªcil disentir desde el compromiso democr¨¢tico de unas iniciativas que para muchos descendientes de tantos asesinados suponen, por fin, un acto de reparaci¨®n.
Realizar, 70 a?os despu¨¦s, un juicio virtual a Franco es imprescindible para el futuro de un pa¨ªs que no ha sido capaz de enfrentarse a las miserias de su pasado, lo que s¨ª han hecho otros que tambi¨¦n han sufrido experiencias traum¨¢ticas. El linchamiento p¨²blico de que ya est¨¢ siendo objeto Garz¨®n da idea del d¨¦ficit democr¨¢tico que sufre Espa?a, derivado en gran medida de no haber afrontado sus fantasmas cuando le hubiera correspondido.
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