'Scouts', los sabuesos de los libros
La Feria de Francfort refleja la competencia feroz entre los llamados 'esp¨ªas literarios'
Como en tantos otros aspectos de la vida, en el mundo editorial hay un factor que marca la diferencia entre triunfar y fracasar: la informaci¨®n. Los principales sellos del mundo han creado sus propios servicios de inteligencia para sobrevivir en un sector en el que, con las nuevas tecnolog¨ªas, las cosas van cada vez m¨¢s r¨¢pido: los scouts (ojeadores). "Somos los esp¨ªas del mundo de los libros", afirma la veterana Bettina B. Schrewe, que trabaja desde Nueva York como scout para 17 pa¨ªses (en Espa?a su cliente es Planeta).
Aunque existen desde hace 20 a?os, los scouts han cobrado mayor importancia y los editores coinciden en que ahora, en la jungla en la que se ha convertido el sector, es dif¨ªcil sobrevivir sin ellos. En Espa?a ya existen dos scouts. "Somos esp¨ªas", asegura repitiendo las palabras de su colega el espa?ol Aurelio Major. "Debemos enterarnos antes que nadie".
"Tratas informaci¨®n privilegiada y debes leer r¨¢pido", dice Aurelio Major
Alg¨²n buscador estadounidense cobra hasta 200.000 d¨®lares anuales
Los scouts trabajan desde las grandes capitales de la letra impresa -sobre todo Londres, Nueva York y Par¨ªs- y su labor consiste en detectar cuanto antes un libro o una tendencia. Cuanto antes quiere decir cuando el manuscrito llega a un agente o a un sello editorial, y muchas veces se enteran a pesar de los receptores del texto. A veces incluso, como ocurri¨® con Las cenizas de ?ngela, dan el queo con s¨®lo 100 p¨¢ginas escritas.
Prueba de la importancia que han adquirido es que en la Feria de Francfort est¨¢n ubicados en el lugar donde se corta el bacalao del principal mercado de libros del mundo: la sala de los agentes. Es un espacio enorme, lleno de mesas blancas, que parece sacado de El apartamento. All¨ª entran y salen los editores a negociar los derechos, a cerrar pactos. Y all¨ª est¨¢n los scouts, que durante toda la feria elaboran las listas calientes: los libros que se disputan m¨¢s editores en m¨¢s pa¨ªses. Y no hay agentes dobles: s¨®lo trabajan para un grupo por territorio.
"Un scout tiene que captar todas las informaciones que salen de un pa¨ªs, no s¨®lo los manuscritos importantes, sino tambi¨¦n los cambios de tendencia o de direcci¨®n en una editorial", explica Cristina de Stefano, italiana afincada en Par¨ªs, antigua periodista y escritora (en 2009 publicar¨¢ en Circe Aventureras americanas: 20 mujeres excepcionales del siglo XX). "Es un trabajo un poco secreto, en el que hay mucha competencia. Y ¨¦sa es la raz¨®n por la que se est¨¢n multiplicando: cada vez hay m¨¢s informaci¨®n y menos tiempo para procesarla", agrega De Stefano, que trabaja desde Francia para cinco pa¨ªses (en Espa?a para el grupo Santillana).
Con casi 20 clientes (entre los que se encuentran Anagrama, Gallimard y Einaudi), Koukla MacLehose es toda una instituci¨®n en Francfort y es la primera scout que, desde este a?o, cuenta con un cliente en China. Su olfato le llev¨® a El dios de las peque?as cosas, de Arundhati Roy, antes de que tuviese editor, y su oficio le ha llevado a enterarse el mi¨¦rcoles de un libro caliente en Francfort cuando s¨®lo era un manuscrito, enviarlo a su lectora (que vive en Sur¨¢frica) esa noche (todo el mundo del sector ya tiene lectores electr¨®nicos) y tener un informe para sus clientes ayer por la ma?ana, a la vez que la primera editorial anglosajona lo compraba.
"Las dos grandes diferencias con un agente es que no recibimos porcentaje por libro y no representamos a autores", explica Schrewe. "No somos una parte p¨²blica de la industria, pero nuestra labor es muy importante, como los que se dedican a buscar futbolistas", se?ala Lauri del Commune, scout de Penguin o de la espa?ola Salamandra en Estados Unidos. "Todo el mundo anda buscando al nuevo John Grisham y nosotros tenemos que ser los primeros en detectarlo", agrega. "Como los reporteros, buscamos informaciones que la gente no quiere dar, protegemos a nuestros clientes y necesitamos exclusivas", se?ala por su parte Aram Fox, scout neoyorquino que ojea para RBA.
Los esp¨ªas literarios tambi¨¦n ten¨ªan que llegar a Espa?a. "El mercado lo estaba pidiendo a gritos: la lengua espa?ola crece y esta figura es cada vez m¨¢s imprescindible para un mercado de autores ya atractivo para los extranjeros", reflexionan al alim¨®n Carmen Pinilla y Daniel Arag¨®, que hace apenas cinco meses, en la Feria de Londres, abandonaron la agencia literaria Carmen Balcells y se pasaron a la labor que Arag¨® califica con humor entre "cool-hunter [cazador de tendencias] y corre-ve-y-dile".
El momento no pod¨ªa ser otro para la eclosi¨®n: "Escritores como Carlos Ruiz Zaf¨®n y Javier Sierra venden hoy mucho; la lengua castellana hac¨ªa a?os que no daba un fen¨®meno parecido, descontando Arturo P¨¦rez-Reverte, Isabel Allende y Laura Esquivel y el anterior cap¨ªtulo del boom latinoamericano", relata Major, el primer scout en la Pen¨ªnsula, ahora hace tres a?os. "El negocio editorial es b¨¢sicamente europeo, por lo que es l¨®gico que se busquen autores del mismo mercado que vendan", sigue contando quien coloc¨® Ildefonso Falcones en Italia (m¨¢s de medio mill¨®n de ejemplares).
Los editores espa?oles les han recibido bien, o as¨ª lo ve Major, cazador para Francia, Italia y Holanda. "Los contratos son en exclusividad y cobras un fijo que equivale al salario de un directivo de una editorial medio-alta", dice, mientras admite que sabe de colegas estadounidenses que cobran 200.000 d¨®lares anuales (149.000 euros). "Les hacemos ganar bastante tanto al proponerles inversiones en libros como dici¨¦ndoles cu¨¢les no son id¨®neos para sus sellos", defiende Pinilla.
Si la informaci¨®n es poder, la inmediata no tiene precio. Por eso Major ha afilado su nuevo oficio acudiendo a la madre de todo el negocio, el autor. "Hay que trabajar con informaci¨®n privilegiada y leer muy r¨¢pido y discriminar a¨²n m¨¢s y mejor". "Nuestra labor es ser un filtro con criterio ante una avalancha de informaci¨®n; luego est¨¢ tener una buena agenda y fuentes de informaci¨®n y despu¨¦s buscar aquello que no es obvio", dicen Pinilla y Arag¨®.
Un Bola?o in¨¦dito
"Uno de los m¨¢s grandes e influyentes escritores modernos", salud¨® The New York Times la aparici¨®n de la versi¨®n inglesa de la novela Los detectives salvajes, de Roberto Bola?o. Dentro de tres semanas, la exquisita Farrar, Straus and Giroux repite con la voluminosa 2666. Andy Wylie, el temible agente literario anglosaj¨®n, no necesitaba mucho m¨¢s para intentar hacerse con los derechos del escritor chileno (1953-2003). As¨ª ser¨¢ dentro de escasamente tres semanas, cuando venzan los contratos que vinculaban la obra del autor con la agencia de Carmen Balcells. Pero para hacer boca, el ambicioso agente ha lanzado ya en su cat¨¢logo de la Feria de Francfort una novela in¨¦dita del escritor: El Tercer Reich. Una carpeta con un texto mecanografiado y correcciones a mano del autor avalar¨ªan la tesis de que se tratara de un trabajo bastante acabado.
Como en buena parte de su obra, hay trasunto autobiogr¨¢fico: el protagonista es un tal Udo Berger, alem¨¢n aspirante a escritor y campe¨®n de juegos de guerra que decide llevarse a su nueva novia, Ingeborg, de vacaciones a un hotel de la Costa Brava (Bola?o viv¨ªa en Blanes) y practicar con su nuevo juego de mesa, El Tercer Reich.
Jorge Herralde, editor de Anagrama y que hasta la fecha ha publicado la mayor parte de la creaci¨®n de Bola?o, asegur¨® ayer que no sab¨ªa si publicar¨¢ esta obra. El enigma, tan de Bola?o, podr¨ªa resolverse a finales de noviembre.
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