El proyecto BNG
El nacionalismo gallego renacido en el franquismo siendo joven carga una memoria de herej¨ªas y guerrillas agotadora, pero la generaci¨®n que dirige el BNG parece ajena a ello. El nacionalismo los adoctrin¨® en las reticencias a la democracia formal, la autonom¨ªa como traici¨®n de la autodeterminaci¨®n, Europa como sede de los monopolios, en idealizar una sociedad tutelada. Pero en la pr¨¢ctica les form¨® lo que vivieron y lo vivido fue cuestionando todas esas ideas.
Hemos aprendido todos el valor absoluto de las libertades, de la democracia y el valor de la autonom¨ªa como autogobierno, y aunque repitan las viejas consignas, no se las creen. ?Pero en qu¨¦ creen, cu¨¢l es su ideolog¨ªa?
Hasta ahora hemos visto que el BNG dec¨ªa una cosa y hac¨ªa otra. Su ret¨®rica era anticapitalista y anticolonialista, pero en los ayuntamientos primero y luego en el Parlamento y la Xunta gobernaron con gran pragmatismo. Deducimos que la ideolog¨ªa oficial les impide analizar y gestionar la realidad y simplemente pasan de ella, la obvian en la pr¨¢ctica. Que la estrella roja sobre la banda azul se encoja y brille menos cada a?o en los carteles indica que sus dirigentes intuyen que la vieja cultura pol¨ªtica ya no les alumbra, pero pesa (nuestra hipocres¨ªa social nos permite decir una cosa y hacer otra, el nacionalismo gallego adem¨¢s se siente justificado moralmente como para dar por sentada nuestra comprensi¨®n). Podr¨ªamos pensar que el nacionalismo abandona toda perspectiva a medio y largo plazo y se contenta con ir tirando, pedaleando para no caerse. Que ante la imposibilidad de solucionar su dilema ideol¨®gico opta por ser un partido sin ideolog¨ªa, s¨®lo con intereses. Sin embargo, en los ¨²ltimos tres a?os Anxo Quintana ha ido adelantando rasgos de un nueva v¨ªa pol¨ªtica.
La estrella roja se encoge y brilla menos cada a?o en los carteles
Nos adelant¨® que al BNG no se le debe ver a la luz de la confrontaci¨®n entre izquierda y derecha y que debe situarse de modo que pueda pactar con unos o con otros, PSdeG o PP, aunque matizando que en estos momentos el PP no permite considerar esa posibilidad. De ese modo se zafar¨ªa de estar acorralado en una esquina, obligado a pactar con los socialistas y, en la pr¨¢ctica, ser su reh¨¦n. Nadie quiere ser reh¨¦n de nadie, aunque puede que para evitarlo no sea preciso salirse del campo de la izquierda, al que la gran mayor¨ªa del nacionalismo gallego perteneci¨® y pertenece. Ser¨ªa asumir que el BNG nunca podr¨¢ ser una fuerza mayoritaria o superar en apoyo social al PSdeG y que el ¨²nico modo de tocar poder es ser bisagra y salirse de su campo ideol¨®gico. En ese sentido las alusiones de Quintana a "los progres" parece indicar que se siente de un mundo distinto. La militancia antifranquista fue ridiculizada como gente fr¨ªvola e inconsecuente.
Es verdad que en los a?os 80 la etiqueta de progre visti¨® a mucho arribista, pero fueron los progres los que se enfrentaron al franquismo con verdaderos sacrificios personales. Hablar con displicencia de los progres implica una distancia humana y pol¨ªtica con el antifranquismo que uno no puede compartir en absoluto. Fueron progres quienes fundaron CC OO y tambi¨¦n la INTG, la Junta Democr¨¢tica y el Consello de Forzas Pol¨ªticas Galegas, la AN-PG y las Comisi¨®ns Labregas, el feminismo y la defensa de la ecolog¨ªa.
Por otro lado, tanto las actuaciones desde la Xunta como sus palabras quieren alentar el nacimiento de una "burgues¨ªa gallega". ?Son todav¨ªa hoy d¨ªa las clases sociales quienes dirigen los pa¨ªses y, en caso de serlo, ser¨ªa la burgues¨ªa quien puede asumir ese liderazgo? Uno ya no sabe qu¨¦ pensar de casi nada, pero los pol¨ªticos en cambio s¨ª tienen que saber qu¨¦ pensar y adem¨¢s tomar decisiones. El BNG, con el prop¨®sito de construir un pa¨ªs, se toma en serio la tarea que carg¨® en parte antes Cu¨ª?a: ser interlocutor y representar los intereses del empresariado gallego. Pensamos en las burgues¨ªas vasca y catalana y ello nos conduce a los modelos del PNV y CiU. Pero tienen ideolog¨ªas de referencia: el PNV en la democracia cristiana y la econom¨ªa social; Uni¨®, en la democracia cristiana m¨¢s integrista, y Convergencia, en cierto paternalismo proteccionista.
Est¨¢n en crisis las certezas, las etiquetas se nos quedan vac¨ªas, pero todo proyecto pol¨ªtico sigue necesitando alguna referencia ideol¨®gica. El BNG proseguir¨¢ su maduraci¨®n si adem¨¢s de ocupar poder sintetiza una cultura pol¨ªtica algo clara, para que tanto ellos como los dem¨¢s sepan hacia d¨®nde van.
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